Juana Mayordomo se está apoyando fundamentalmente en sus hijos para no volver a probar un cigarro. "Mi marido es fumador empedernido y dice que no está preparado", afirma. Pero sus hijos son deportistas, siempre les han insistido en que no fumen y ahora, con 47 años, ha decidido hacerles caso, aunque tenga la tentación al otro lado de la cama. "Los peores momentos son cuando le veo fumar a él o me llega el olor del tabaco" reconoce.

Aún así, el jueves fumó el que asegura que será su último medio cigarrillo. Un mes antes, fumaba 20 al día, solo por las tardes, porque en las mañanas trabaja con niños. Dejó de fumar con los embarazos de sus hijos, durante 7 años, pero luego volvió. "Esta vez lo dejo para siempre, estoy convencida", asevera.