"Si esto va a seguir, yo me voy debajo de un puente o donde sea. Bastante tengo ahora con traer comida cada día, como para continuar viviendo así, amargado, sin luz en la escalera, sin ascensor. Está todo roto y sucio. Además, lo peor, hay enfrentamientos continuos con la gente que no respeta". Es el relato de un inquilino del bloque 5 de Ródano, afectado por el anuncio de la Junta de que no se realizarán más arreglos de momento --salvo reparar la inundación del sótano--, después de haber invertido 300.000 euros en seis años. "Seguimos igual o peor, por eso pedimos a la Junta que nos facilite una vivienda donde podamos estar como personas normales, por supuesto pagando lo que haga falta", señala este vecino, que lleva años soportando la situación del bloque.

Otro residente retrata la realidad de quienes no tienen más alternativa que vivir allí: "Al principio los pisos estaban muy bien, pero la cosa se fue deteriorando y no me conceden otra vivienda". Algunos afirman que han seguido pagando sus mensualidades y la comunidad incluso cuando ésta ya no funcionaba, pero han desistido al ver que los demás se desentendía y que ya no hay luz, ni cristales, ni ventanas. "Aquí hay poco futuro, ¿quién paga por esto?", se preguntan.

Más de un vecino también coincide en cuestionar la política de asignación de viviendas de los servicios sociales, al no ser siempre la más acertada para el mantenimiento de una convivencia racional. "El problema viene muchas veces por las ocupaciones ilegales de los pisos, pero también por las legales. Aquí, por ejemplo, han realojado a uno de los indigentes que se pasan el día en el parque de Calvo Sotelo, y al final se han metido varios y el piso está destrozado. Algunas personas no pueden mantener una vida normal en un edificio sin estar controladas, luego la convivencia es difícil, lo pagamos todos", lamentan. Por ello, insisten en solicitar un traslado a otra comunidad con las condiciones que se exijan para poder habitarla.