Gredos sigue conmocionado tras el crimen del empresario Manuel Barra y su mujer Consuelo Quintanilla. En el residencial de la zona norte de la Mejostilla donde fueron hallados los cadáveres el pasado lunes, vecinos y comerciantes se preguntaban ayer dónde está Carlos Barra, un hijo que vivía con ellos, de quien la subdelegación del Gobierno informó el martes que estaba "en paradero desconocido". La Delegación del Gobierno indicó ayer que no había novedades en el caso, mientras la policía mantiene abierta la investigación para localizar al autor o autores del crimen. El caso continúa bajo secreto expreso de sumario, indicaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.

En la vivienda unifamiliar del número 63 de la calle Peñalara donde ocurrieron los hechos, las puertas seguían ayer precintadas por orden judicial. "No nos lo creemos", apuntó el vecino que reside puerta con puerta con el matrimonio muertos a tiros de escopeta, sin poder precisar si había escuchado disparos el pasado fin de semana.

Un amigo del empresario que regenta un negocio en la misma zona aseguró que Manuel Barra fue visto por última vez el pasado sábado por la noche en uno de los bares del residencial Gredos. A la mañana siguiente ya no acudió a primera hora, como solía ser habitual, a comprar el periódico a la multitienda de Adolfo, situada en una calle perpendicular a la suya. "Le gustaba bromear y no faltaba ningún fin de semana. Me quedé de piedra cuando me lo dijeron", afirmó el comerciante a este diario.

EN EL MISMO BARRIO "¿Se sabe algo?", preguntaba una de las clientas en este establecimiento, que también frecuentaba el hijo del matrimonio a quien ayer se seguía buscando. En la misma zona de viviendas de la Mejostilla también residen otros dos hijos de la pareja, uno de ellos en la misma calle donde residían sus padres. "Ha sido un mazazo. Manolo nos servía las bolsas y las bandejas. Le conocía hace mucho tiempo. No me podía imaginar algo así", explicaba Raúl, el carnicero del barrio y cliente de la fábrica de plásticos y papel que regenta la familia Barra en ronda puente Vadillo. El pasado lunes notó que algo extraño pasaba cuando vio pasar una ambulancia y coches de policía por delante de su puerta. Este trabajador tampoco encontraba explicación a lo ocurrido y recordaba que cada semana madre o hijo acudían a comprar carne a su tienda. A Consuelo Quintanilla, de 64 años, todos la recuerdan como una mujer amable y de magnífica presencia, también conocida en el barrio igual que su marido, a quien le gustaba conversar con los vecinos y al que siempre caracterizó su buen humor y generosidad.

Dos días después de que fueran hallados los cadáveres en el domicilio familiar y recibieran sepultura en la tarde del pasado martes, las circunstancias que rodearon el doble crimen continúan siendo una incógnita. Uno de los hermanos del empresario pidió ayer tiempo hasta que la familia se recupere de la tragedia para hacer cualquier manifestación pública.

El matrimonio Barra tenía seis hijos: José Manuel, Domingo, Carlos, Jorge, Elena y Gema. El único que no asistió al funeral celebrado en la parroquia de Santiago el pasado martes fue Carlos, también el único de todos los hermanos que estaba viviendo con sus padres en el domicilio de la calle Peñalara. El varón ronda los 40 años y vecinos del barrio afirmaron que fue visto en uno de los bares del residencial el pasado sábado.