La Ribera del Marco ha estado vinculada a la ciudad desde sus orígenes. El arroyo ha servido de suministro a todos los habitantes, desde los moradores de las cuevas del Conejar o Maltravieso hasta los colonos romanos y el pueblo almohade. Su entorno es una sucesión de acequias, fuentes, puentes, lavaderos, pesqueras, molinos, almazaras y huertas muy antiguas, que han dado incluso productos con sabor propio de Cáceres como los repollos para buche, las ciruelas claudias o las lechuguitas de mayo.

La ruta parte de la iglesia de San Francisco Javier (1), hacia el aljibe árabe del Museo de Cáceres (2), el Baluarte de los Pozos (3), La Cisterna de San Roque (4), Fuente Concejo (5), Fuente Rocha o de los Curtidores (6), huertas en la Ribera del Marco (7), Ribera de Curtidores (8) y por último la calle Caleros (9).