TSti me hubiesen preguntado en mi infancia qué era para mí la tecnología, con toda seguridad me habría encogido de hombros sin saber qué contestar, ya que por aquellos entonces era algo desconocido para la mayoría y se encontraba solo al alcance de unos pocos.

Si la misma pregunta la formularan hoy al azar a la salida de cualquier colegio de nuestra ciudad, podríamos quedarnos boquiabiertos por el conocimiento al respecto de nuestros jóvenes en la materia, podrían darnos auténticas lecciones sobre su uso y aplicación.

Con el transcurso del tiempo y de una manera rápida a la par que económica, la tecnología se ha impuesto en nuestra forma de vida, se ha convertido en algo indispensable, creando elementos necesarios e imprescindibles para la vida cotidiana, haciéndonos todo algo más fácil. Sin embargo, el mal uso ha propiciado que la mayoría de nuestros jóvenes (y no tan jóvenes) pasen los días encerrados en sus hogares, pegados a sus teléfonos móviles, tablet, ordenadores, etcétera, generando cierta dependencia, lo que ha provocado un aislamiento algo alarmante.

Esta generación cada vez utiliza menos el recurso de salir a la calle para relacionarse con amigos o compañeros de clase, cada vez son más frecuentes las quedadas a través de las redes sociales donde, aparte de hablar, también pueden jugar online o compartir sus gustos o estado de ánimo.

Cuando yo era pequeño mi mundo estaba fuera de casa, no teníamos Wasahp, Facebook ni vídeoconsolas, nuestra felicidad no dependía de estos elementos, nuestro punto de encuentro era la calle donde pasábamos largas horas hasta que se hacía de noche y regresábamos de nuevo al hogar.

No cambiaría mi infancia ni cedería ni un solo recuerdo de aquellos días por vivir en esta generación tecnológica, es como un arma que si no se sabe usar puede llegar a destruir, cada día tengo más claro que cuanto más avance la tecnología más complicada hará nuestra existencia.