Cuando el reloj del ayuntamiento marcó las doce en punto, en las escalinatas de acceso al Palacio Consistorial los miembros de la corporación municipal, con el alcalde a la cabeza, Luis Salaya, presidían el acto de homenaje en recuerdo a las víctimas de la pandemia, que ha azotado con especial virulencia al Área de Salud de Cáceres, donde han fallecido 269 personas de los 506 muertos que a día de ayer tenía registrados Extremadura.

Junto a los concejales no faltaron los voluntarios de DYA, ARA, RedCor y Cruz Roja, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, el Colegio de Médicos, el de Veterinarios, el de Enfermería, la diputación, los bomberos, la judicatura, los empresarios, representantes de las cofradías, de todas las religiones, el Banco de Alimentos, los sindicatos... una representación de la sociedad civil, política y social de la capital cacereña, vestidos de negro, con mascarillas (el concejal David Holguín también la portaba negra) y guardando el distanciamiento exigido.

El alcalde pronunció unas breves palabras. Valoró que coincidiendo con el último día de luto oficial decretado por el gobierno central, Cáceres se sumara al dolor que la sociedad española ha sentido. Salaya destacó la labor del voluntariado, del asociacionismo, de los sanitarios y de la policía en esta dura travesía. «De esto -añadió el regidor- saldremos más pronto que nunca».

Luego se guardó un minuto de silencio, la profesora de violonchelo del conservatorio, Sara Monea, interpretó, a petición de la Concejalía de Cultura, ‘El canto de los pájaros’, de Pau Casals, uno de los violonchelistas más importantes de todos los tiempos y que popularizó la antigua canción catalana ‘El cant dels ocells’ tocándola en la sede la ONU. Esta melodía terminó erigiéndose como un verdadero Himno de la Paz y ayer, en la plaza Mayor, impactaba. Abajo, una niña con vestido rosa jugueteaba al lado de su madre, que grababa un video para inmortalizar el momento. La pequeña daba saltitos y alzaba los brazos en el aplauso final: era el símbolo de la esperanza.

Las cosas sanitariamente van mejor, pero no hay que bajar la guardia. RedCor, la red de voluntarios creada en Cáceres a propósito del coronavirus, va a poner en marcha la próxima semana, «unos bonos de alimentos para consumir en el comercio local, que se están adjudicando con los criterios que marca el Instituto Municipal de Asuntos Sociales, para garantizar que no se produzcan injusticias o duplicidades», anunció Salaya antes del acto en la ciudadela.

Será una más de las cientos de actuaciones de una red que ya está en modo desescalada. De hecho, el colectivo, de más de mil voluntarios, ha comenzado a inhabilitar servicios coincidiendo con la puesta en marcha de las nuevas fases del Estado de Alarma, como la eliminación de las clases de refuerzo, ya que el curso escolar toca a su fin.

Treinta voluntarios

Treinta voluntariosLa red estará activa hasta la cuarta y última fase, aunque a partir de entonces se mantendrá con 30 personas, por si volvieran los rebrotes y hubiera que reactivarla. Salaya reconoció que «es menos épico desmontar una red que montarla» y que ha sido un ejemplo «buenísimo» de la coordinación de la sociedad civil con los servicios sociales, que ahora serán los que lleven a cabo en solitario todas las medidas para que nadie se quede atrás.

Charcutería Ángel. / FRANCIS VILLEGAS

Y aunque el regidor explicó que durante el Estado de Alarma «Cáceres apenas ha destruido empleo porque los ERTES nos ha hecho resistir», solo se han generado 17 puestos de trabajo. «Vamos aguantando razonablemente, los negocios de la ciudad aguantan», apuntó el dirigente socialista. Ahí están ya al pie del cañón los de la churrería Manolo de la calle Badajoz, o Ángel con su charcutería en Arturo Aranguren.

Mientras, el consistorio traza un plan de ayuda a las empresas. De momento, desde el pasado lunes y hasta ayer se han concedido 158 permisos de terrazas, unas de nueva creación, otras son ampliaciones. Además, el miércoles vuelve el mercado franco con 55 puestos (ninguno textil), se programan campamentos urbanos para el verano y los conciertos del Baluarte de los Pozos se trasladarán a otro lugar por las obras.

A ello se une el apoyo conjunto de las ciudades patrimonio de la humanidad para que Cáceres siga siendo un referente para el turismo. Eso sí, desde enero se han concedido 820 ayudas sociales, cifradas en casi 400.000 euros. Cuentan que muy pronto en el mar Mediterráneo habrá mas medusas que mascarillas. Ojalá que no se nos olviden los muertos.

Churrería Manuel. / FRANCIS VILLEGAS