La oposición en bloque, excepto el concejal no adscrito Teófilo Amores, ha afeado al alcalde, Luis Salaya, que ayer comunicara "cinco minutos antes" de decirlo a la prensa y publicarlo en las redes sociales, que la finca Arropé será finalmente el terreno elegido para construir el mayor centro budista del planeta.

Lo ha hecho en el pleno extraordinario celebrado este lunes en el que se ha firmado por unanimidad el hermanamiento con la ciudad nepalí, que culmina así el trámite administrativo que da luz verde a una cooperación futura entre ambos países y que derivará en la ejecución de este templo de grandes dimensiones que por primera vez el ayuntamiento cifró en 40 millones de euros (hasta el momento se había hablado de 25). Es una inversión privada de capital birmano, que lidera la Fundación Lumbini Garden, con sede en Madrid y presidida por José Manuel Vilanova.

Las conversaciones para que este proyecto fructificara las inició la empresaria cacereña Pilar Acosta, luego el ayuntamiento y la Junta se sumaron a la idea, que vio sus primeros frutos en un viaje oficial que una embajada presidida por el alcalde y la consejera de Cultura realizó a Nepal en el mes de enero. En la comitiva también viajó el concejal de Turismo, Jorge Villar, que posteriormente y por decisión de Salaya ha dejado de ser el portavoz municipal de esta cuestión puesto que las competencias se las trasladó al edil de Patrimonio y Urbanismo, José Ramón Bello.

En el pleno, el portavoz del PP, Rafa Mateos, ha aprovechado para recordar este extremo insinuando abiertamente una fricción en el equipo de gobierno, aunque al finalizar la sesión, el alcalde ha insistido en que la elección de Bello fue una decisión meramente operativa ya que los gestiones urbanísticas son ahora fundamentales. Eso sí, agradeció a Villar la labor realizada regalando a sus oídos que es el concejal que más idiomas habla y el que tiene más experiencia internacional que "todos los miembros de la corporación juntos".

Sin embargo, a la vista de lo ocurrido, de poco le ha servido la experiencia al edil de Turismo, puesto que su compañero Bello es quien asume el protagonismo. Hoy ha quedado claro en el pleno, que ha abierto el responsable de Urbanismo defendiendo el hermanamiento con Lumbini, "porque es una gran oportunidad que implica a los ciudadanos y a los empresarios" y porque será, dijo, "enriquecedor por los acuerdos, proyectos comunes y financiación" que llevará consigo.

El de Lumbini es el hermanamiento número 12 que Cáceres firma. Ha sido en este momento de la intervención cuando José Ramón Bello ha insistido en la necesidad de aprovechar estos acuerdos y ha lamentado que no se hayan aprovechado debidamente. Los hermanamiento son una buena forma de hacer amigos, ha recordado Bello, quien extrañamente ha hecho mención a un medio de comunicación que en un artículo citó todos los acuerdos a los que ha llegado la capital cacereña en esta materia, olvidando de forma incomprensible el artículo que el pasado 27 de enero escribió la periodista Lola Luceño en este mismo diario. Seguramente ese día el edil no se leyó este periódico.

Tras este resbalón, el responsable municipal citó el viaje a Nepal, la negociación, los diferentes acuerdos (eso sí, también se le olvidó nombrar a Pilar Acosta) y seguidamente elogió de forma reiterada a los nepalís porque nos regalarán una estatua de mármol de jade de 2 metros y porque durante la pandemia quisieron entregarnos 5.000 mascarillas que finalmente se quedaron en la India por problemas con la aduana.

El edil recordó las declaraciones realizadas por los cronistas oficiales de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal y Santos Benítez Floriano, ambos colaboradores de El Periódico Extremadura, que en sus informes han hablado del "filón turístico que el centro budista supondrá para la ciudad". Además, y a juicio del concejal, será una oportunidad de ofrecer "acciones culturales transversales" y "un puente entre Oriente y Occidente". También será positivo en materia de juventud, acogerá a jóvenes estudiantes y se realizarán acciones conjuntas.

Bello ha defendido, por otro lado, la idoneidad de la Finca Arropé, aunque de momento, solo se trata de una intención. Es decir, a los nepalís les ha gustado este terreno situado entre el Cefot y Valdesalor, pero el trámite de cesión aún debe superar todos los permisos y fructificar.

No obstante, el concejal ha dicho que se trata de un lugar "cercano y alejado, de nulo impacto visual" y que la construcción del templo no afectará en este sentido ni a la Torre del Trabajo, ni al Santuario de la Montaña ni a La Sierrilla. Eso sí, ha dicho que "es mejorable" por la plantación "indiscriminada de eucaliptos" que se llevó a cabo, por lo que se intuye que habrá intervenciones ambientales.