Desde hace 66.700 años han ido llegando restos de los primeros hitos artísticos del hombre en Europa. Cuevas, refugios de piedra natural, rocas al aire libre y algunas construcciones megalíticas albergan estos primeros trazos en los que la humanidad comenzó a hacer algo más que sobrevivir: trascender a sí misma, proyectar imágenes, representar ideas..., y ese sí que fue un gran paso. Existen más de 200 sitios de arte rupestre abiertos al público en Europa: pinturas, grabados y relieves a veces figurativos, otras esquemáticos e incluso abstractos. Un patrimonio excepcional que escapa a cualquier calificativo.

Y precisamente Cáceres tiene datada en Maltravieso la primera huella de este arte prehistórico, en realidad la pintura más antigua del mundo. Se trata de una mano en negativo que el método del Uranio-Torio ha fijado en 66.700 años atrás. Ahora se está reconfirmando en destacados laboratorios internacionales y a través del ADN. Por ello, pero también por el resto de los enclaves de arte rupestre de la provincia, tan importantes como la Ruta de los Petroglifos Hurdanos, los numerosos vestigios de la zona de Monfragüe (con el Centro de Interpretación de Torrejón el Rubio), el abrigo de Puerto Roque y los itinerarios por diferentes espacios rupestres del Geoparque Mundial UNESCO Villuercas-Ibores-Jara, por todo ello, la provincia acaba de sumarse a la Asociación Internacional CARP, gestora del Itinerario Cultural del Consejo de Europa ‘Caminos de Arte Rupestre Prehistórico’.

Se trata de una asociación cultural sin ánimo de lucro cuyo objetivo es conservar, dar a conocer, difundir y facilitar la visita al legado que se conserva de los primeros pobladores prehistóricos del continente europeo. Y ojo, porque ese patrimonio mueve cada año a 3,1 millones de visitantes que acuden a los lugares que albergan manifestaciones artísticas milenarias, un arte lleno de simbolismo motivado por las creencias religiosas, pero también repleto de referencias a la naturaleza. De hecho, al principio fue un arte naturalista, pero más tarde pasó a ser esquemático y mostró una capacidad de abstracción que no se repetiría hasta el siglo XX.

Con la adhesión a la Asociación Internacional CARP, gestora de estos caminos europeos, la Diputación Provincial, promotora de la iniciativa, pretende que los cinco emplazamientos cacereños de arte rupestre se divulguen y se beneficien de dichos flujos de visitantes, «abriendo una puerta al turismo sostenible que incentive el desarrollo social y económico del territorio», explica la institución provincial. Desde el reconocimiento científico de Altamira en 1902, lo cierto es que este tipo de espacios funcionan como un imán de visitantes en Europa.

El valor del territorio

«La provincia de Cáceres es una potencia en arte rupestre. Tenemos numerosos enclaves, aunque obviamente no todos pueden visitarse por su propia preservación o porque sencillamente no son accesibles (fincas privadas, lugares intrincados...)», explica Hipólito Collado, arqueólogo, investigador y jefe de sección de Arqueología de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura.

Además, el arte rupestre tiene la peculiaridad de ofrecer al visitante un conocimiento de primer orden, pero a la vez un disfrute especial. «Son auténticos museos, la mayoría de las veces al aire libre, rodeados de parajes naturales que en el caso de Cáceres están muy bien conservados. Hablamos del Geoparque, Monfragüe, Las Hurdes, Puerto Roque... Son experiencias que unen patrimonio y naturaleza», destaca Hipólito Collado.

Patrimonio mundial

De hecho, los Caminos Europeos de Arte Rupestre tienen numerosos visitantes porque permiten descubrir tanto los yacimientos como la naturaleza a ellos asociados. Y lo más importante: ofrecen itinerarios por los más antiguos modos de expresión cultural que se conservan, y que forman el primer Paisaje Cultural de Europa, incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Estos lugares de gran interés científico, artístico y arqueológico se sitúan mayoritariamente en Noruega, Suecia, Italia, Portugal, Georgia, Azerbaiyán, Francia y España, que es con mucha diferencia el país más representado por el alto número de espacios (86) y la importancia de sus yacimientos (Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, País Vasco, y Murcia). Se trata del arte parietal del Paleolítico, el Neolítico y las Edades del Cobre y del Bronce, con el que los primeros pobladores de Europa dejaron constancia de su identidad cultural y de sus preocupaciones espirituales. Llama la atención el parecido existente entre los vestigios de los diferentes países, prueba quizá de una cultura común.

Bien organizados

En general, muchos de estos emplazamientos europeos son pequeños, pero también hay lugares con instalaciones turísticas considerables donde pueden visitarse grandes yacimientos arqueológicos (albergan diversas pinturas, grabados y relieves). En total, más de cien espacios europeos forman parte de la Asociación Internacional Caminos de Arte Rupestre Prehistórico, con sede en Cantabria, a la que ahora se suma Cáceres. Su labor es realmente importante: trabaja por el buen funcionamiento de los itinerarios, fomenta las actividades conjuntas entre los socios que la componen, gestiona el colectivo y vela por el cumplimiento de los objetivos.

Así, este centenar de sitios han unido su experiencia para dar a conocer su herencia al gran público: abren museos, organizan actividades y campañas de divulgación, favorecen el intercambio de arqueólogos... Además, el viajero tiene la posibilidad de acceder a excelentes facsímiles de cuevas y refugios rocosos, que facilitan su exposición sin ponerlos en peligro (muchos de los cuales sólo pueden recibir un cupo de personas por día). Es el caso de Maltravieso, cerrado hace años. Desde 2019 se han realizado visitas experimentales en grupos limitados que determinarán hasta qué punto la presencia humana afecta a la cavidad. No obstante, los visitantes pueden acceder al centro de interpretación.

Asimismo, la Asociación Internacional Caminos de Arte Rupestre Prehistórico ofrece guías virtuales con todos los emplazamientos visitables y sus servicios (museos, centros de recepción de visitantes, talleres, actividades, estacionamientos, restaurantes, acceso a internet...). Los enclaves cacereños ya pueden consultarse en el gran mapa de los orígenes del arte.

Los principales vestigios cacereños

Monfragüe: 107 abrigos catalogados

Monfragüe cuenta con uno de los más representativos núcleos de pinturas rupestres de la península. Prueba de ello son los 107 abrigos catalogados tanto en el Parque Nacional como en la Reserva de la Biosfera. «Se trata de un conjunto de notable importancia. Si los cántabros tienen Altamira, los extremeños tenemos el Arroyo Barbaón, un sitio extraordinario dentro de Monfragüe, una joya, con 25 lugares de arte rupestre», detalla Hipólito Collado, investigador y jefe de sección de Arqueología de la Junta de Extremadura. «Está tan bien conservado, las figuras son tan significativas y el paisaje tan maravilloso, que no deja a nadie indiferente», subraya.

También el abrigo del Castillo de Monfragüe conserva pinturas realizadas entre la época Epipaleolítica (9.000 años) y la Edad del Hierro ( 2.500 años). En el parque y sus inmediaciones se pueden contemplar otras pinturas y grabados. Las figuras incluyen antropomorfos, animales y motivos simbólicos (líneas, puntos, ángulos, formas de sol...). También existe una inscripción tartésica (siglo V a. C.). Todo ello está recogido en el Centro de Interpretación del Arte Rupestre de Monfragüe, enclavado en Torrejón el Rubio, que da fe de este valioso patrimonio.

Precisamente, con motivo de la celebración ayer del Día Europeo del Arte Rupestre, la Junta ha programado diversas actividades que se desarrollarán durante los próximos meses en los enclaves de arte rupestre extremeños. Comenzarán en el Parque Nacional de Monfragüe, con numerosas actividades del 9 al 12 de octubre.

Las Villuercas: una herencia en los riscos

con un relieve apalachense que alberga algunas de las montañas más antiguas de Europa

Cueva de Maltravieso: así fueron los orígenes del arte

El valor del arte rupestre en la provincia de Cáceres se explica por sí solo en Maltravieso. En 2018, un equipo internacional de investigadores retrasó la datación de una de sus pinturas (una mano) hasta los 66.700 años de antigüedad, lo que además implica que fue realizada por el hombre de Neandertal, cuando, hasta entonces, todas estas manifestaciones se atribuían al Sapiens. Los esquemas prehistóricos saltaron por los aires y Maltravieso se colocó directamente en el origen del arte a nivel mundial.

En estos momentos, especialistas de la Junta de Extremadura acometen el proyecto ‘First Art’ para analizar el ADN de los humanos que las pintaron, y confirmar definitivamente su datación. Aunque el acceso a Maltravieso solo es posible en grupos muy reducidos (a través de un programa experimental), sí se puede conocer la cueva mediante su centro de interpretación anexo, en la capital cacereña.

Petroglifos Hurdanos: quince ubicaciones bien señalizadas

Estas manifestaciones al aire libre, sobre todo en afloramientos rocosos, forman un grupo uniforme y con personalidad propia dentro la Península Ibérica. Se conocen desde tiempos inmemoriales (se atribuyen a la Edad del Hierro y a la época de la romanización). Son tan interesantes que merece la pena perderse por las alquerías y los paisajes hurdanos para llegar a estas figuras grabadas por picoteo e incisión, todas explicadas a través de paneles. Sus nombres son muy sugerentes: Peña Rayá, Canchón de la Ro de la Mua, La Pisá de la Mora, Tesito de los Cuchillos o Pimpollosa.

Se localizan en tres grandes grupos distribuidos por la comarca: Casar de Palomero, Pinofranqueado-Caminomorisco y Nuñomoral. Son en su mayoría petroglifos geométricos o lineales, aunque también los hay figurativos (herradura, huellas humanas, herramientas, armas...). Las figuras humanas tienen mucha menor presencia.

Las pinturas rojas de Puerto Roque y su gran panorámica

El abrigo de Puerto Roque contiene un colorido grupo de pinturas rojas esquemáticas, de trazo amplio, que incluyen varios signos (ramiformes, espadas, líneas paralelas, etc…) y signos antropomórficos. Su visita es muy aconsejable desde el punto de vista cultural, pero a la vez se convierte en una aventura por las tierras fronterizas de Valencia Alcántara, ya que hay que subir incluso por una especie de vía ferrata y en el camino pueden observarse crucianas o huellas de primitivos animales marinos.

ruta está señalizada e incluida en los Caminos de Arte Rupestre.