El hospital Nuestra Señora de la Montaña no se desmontará hasta que comience la obra para albergar los nuevos usos. La segunda planta de este edificio permanece puesta a punto, con el mobiliario necesario para acoger a pacientes de coronavirus. La previsión que maneja el Servicio Extremeño de Salud (SES) es que sus instalaciones no vayan a volver a hacer falta en esta pandemia, si los datos se mantienen estabilizados como hasta ahora. Aún así ha solicitado a la diputación, administración propietaria del edificio, quedarse con las llaves, y no se las devolverá hasta que la institución provincial las necesite para iniciar las obras de los nuevos usos.

Se hará así, explican desde el SES, porque a pesar de que la planta permanezca montada, al estar inactiva no supone ningún coste extra para Sanidad. El edificio, eso sí, se encuentra cerrado desde mediados de febrero; la única actividad que concentra es la que proporciona el Punto de Atención Continuada (PAC), donde se atienden urgencias a diario (de 15.30 a 8.00 horas de lunes a viernes y las 24 horas los fines de semana y festivos) y donde se realizan los cribados masivos (también en horario de tarde, de 15.30 a 20.00 horas). En estos momentos se lleva a cabo uno que durará hasta el viernes. También funciona el centro de salud Zona Centro, desde el mes de febrero.

En estos momentos, y aprovechando que el inmueble se encuentra vacío, la Junta de Extremadura está llevando a cabo un estudio estructural para analizar si es posible compaginar actividades sanitarias, educativas y culturales como se pretende. Según las informaciones que han trascendido hasta este edificio se pretenden trasladar los conservatorios de música y danza y el Archivo Histórico Provincial. Los primeros imparten en estos momentos las clases en las dependencias del complejo cultural San Francisco.

El archivo se encuentra en el Palacio de Moctezuma. Este es, quizá, el que más dudas genera. Albergar un servicio de estas características requiere de una infraestructura lo suficientemente sólida como para poder aguantar el peso que tienen los documentos que en este espacio se custodian. Necesitan además unas condiciones óptimas de humedad y de luz que eviten el deterioro de los mismos, que guardan la historia de la ciudad.

Deficiencias estructurales

Es por esta razón por la que, desde la Consejería de Hacienda, la que se encarga de gestionar el estudio estructural y los traslados, ya han avanzado que se encuentran a su vez estudiando otros recintos alternativos para su traslado e incluso la opción de mantenerlo en el espacio actual. Hay que tener en cuenta, además, que es imprescindible el visto bueno del Ministerio de Cultura a la operación, ya que el archivo depende directamente del Gobierno central.

El estudio, tal y como publicara este diario, comenzó hace unos días. Consiste principalmente en la realización de un chequeo de la cimentación, estructura y cubiertas, para detectar las patologías existentes en sus instalaciones, en las que se aprecian deterioros por humedades, fisuras y grietas. Todo ello permitirá a los técnicos conocer el aguante del inmueble. Es importante porque, debido a su antigüedad (fue levantado hace más de un siglo), cuenta con deficiencias importantes.

A partir de este análisis se decidirá después si la estructura puede someterse a una reforma y reutilizarse o es más efectivo demolerla por completo. Cuando la diputación hizo pública su intención de dar un nuevo uso al hospital Nuestra Señora de la Montaña cifró en 20 millones de euros lo que costaría adaptar esta infraestructura para otras actividades. Esto será clave para decidir si los traslados pueden llegar a ser una realidad (por el momento solo se conoce el presupuesto con el que se cuenta para los conservatorios, 6,5 millones de euros).

Se estudia además también dar cabida a otros usos, incluso de índole privada, si alguno de los servicios previstos no pudiera finalmente llevarse al Provincial. Pero para ello primero habrá que conocer el estudio de la estructura, que tardará unos cuatro meses. 

Con el deseo de no volver a usarlo

En Cáceres ha habido dos espacios clave para la gestión de la crisis sanitaria: la octava planta del hospital San Pedro de Alcántara y el Nuestra Señora de la Montaña. Ambos han servido para atender a pacientes de coronavirus y para aliviar las instalaciones sanitarias de la ciudad, que estaban desbordadas.

En el caso de la octava ha sido la planta comodín, que ha atendido tanto a enfermos covid como de otras especialidades, según las necesidades de espacio que presentaba el San Pedro de Alcántara. En estos momentos atiende a hospitalizados infectados, que se reparten entre este espacio, donde están los enfermos que dependen de Medicina Interna, y un pasillo de Neumología. Se ha decidido así para poder ubicar en la planta de Medicina Interna a los ingresos no covid de esta especialidad y que habían tenido que derivarse al Universitario por falta de sitio.

Pero si ha habido un lugar de referencia para esta pandemia ha sido el hospital Nuestra Señora de la Montaña. Gracias a que sus instalaciones se encontraban vacías (cerró definitivamente en octubre del 2019) el área de salud de Cáceres podía contar con un edificio completo para atender a enfermos contagiados. Con la suerte de que además se trataba de un inmueble sanitario, preparado perfectamente para volver a dedicarse a la misma actividad.

La primera vez que se abrió fue en el mes de marzo, en plena primera ola de coronavirus. Cáceres fue en ese momento el área de salud más afectada. En cuestión de días hubo que parar toda la actividad asistencial no relacionada con el covid porque literalmente no había espacio para más pacientes en el hospital. En ese momento se habilitaron 30 camas en el Provincial. Estuvo abierto dos meses.

Después la situación mejoró y volvió a cerrarse. Pero en enero se decidió de nuevo su apertura porque los datos que presentaba entonces la tercera ola pronosticaban un nuevo colapso hospitalario (Cáceres superaba en esa fecha los 1.500 casos por cada 100.000 habitantes). Se habilitaron 20 camas, aunque en ningún momento se utilizaron todas.

Un mes después se cerró y se espera que sea ya la definitiva. Si los datos se mantienen estabilizados el Nuestra Señora de la Montaña no volverá a ser utilizado como centro hospitalario. Ese es el deseo de los cacereños.