Con la reapertura de los Santos Mártires, en el Paseo Alto, serán ya 14 las ermitas que tendrán un uso religioso más o menos continuado en el casco urbano cacereño. Y es que, en el siglo XXI, los jóvenes siguen mimando y protegiendo viejos recintos frente al paso del tiempo. Así lo ha hecho la Franciscana Hermandad Salud y Estrella, que acaba de anunciar que esta ermita será todos los meses accesible al culto, después de permanecer prácticamente cerrada durante décadas. La cofradía, formada por una mayoría de jóvenes, ha acondicionado y adecentado el recinto, e inventariado sus bienes durante los últimos tiempos. También le ha dado vida y ha incorporado su propio patrimonio, que ahora refuerza el valor del interior.

Desde mayo, y en adelante, la última ermita que construyó la ciudad (siglo XIX) podrá visitarse el domingo más cercano al día 20 de cada mes. «Estará abierta para que reciban culto las imágenes de los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián, y la Virgen de los Mártires. Con este fin hemos venido trabajando desde hace meses, adecuando el espacio para que se puedan compaginar los cultos con los ensayos de costaleros y la exposición de parte del patrimonio de nuestra hermandad, como las imágenes secundarias del misterio de Jesús de la Salud», explica el mayordomo, Luis Pedro Cámara. Además, desarrollarán periódicamente muestras temáticas.

Luis Pedro Cámara JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

«Venimos trabajando para compaginar cultos, ensayos de costaleros y la exposición de nuestro patrimonio»

LUIS PEDRO CÁMARA - Mayordomo de la Cofradía de la Salud

El pasado fin de semana, la cofradía ya celebró allí algunos actos de su Cruz de Mayo. Esta festividad es vivida con intensidad por los jóvenes, que han creado su propio paso con sus aportaciones y además procesionan cada año desde Santo Domingo hasta los Santos Mártires (la pandemia lo ha impedido en las dos últimas ediciones). Pero además, la Franciscana Hermandad Salud y Estrella organiza en el recinto y sus alrededores los ensayos de costaleros y la fiesta de San Francisco de Asís.

De modo que la ermita ha pasado de la agonía y el deterioro (estaba en plena zona del botellón de los años 90 y luego se sucedieron la suciedad y las pintadas) a una resurrección que los cofrades extienden al resto del entorno, el bello Paseo de Ibarrola, conocido como Paseo Alto. La vinculación entre la hermandad y este recinto comenzó a raíz del único acto que se ha venido celebrando allí durante años: la Romería de los Mártires (enero). Se trata de una fiesta cuyos orígenes se pierden en la historia, se interrumpió en 1934 y se recuperó en 1980 gracias a una hermandad dirigida por la cacereña Juanita Franco.

Tras fallecer en 2015, los cofrades de la Salud, que llevaban años colaborando con ella, se han encargado de mantener anualmente la romería e incluso la han incluido en los estatutos de la cofradía para garantizar su continuidad. Es sin duda una jornada popular donde no faltan las roscas de anís, los dulces, los pinchos, la mesa de ofrendas y las actuaciones folclóricas.

Este edificio sustituyó a otro del mismo nombre derribado para hacer la plaza de toros

En estos últimos años, los cofrades han reparado las filtraciones, han adecentado la ermita y han restaurado la imagen de la Virgen de los Mártires. Lo hacen con la autorización de la parroquia de San Blas y el ayuntamiento, que tienen las competencias sobre el edificio. Además han inventariado todo el patrimonio que alberga la ermita para que exista constancia formal del mismo. Por ejemplo un óleo sobre lienzo del martirio de San Sebastián (XIX), y una escultura de la Virgen de los Mártires (XIX).

Sin embargo, el origen de la ermita de los Santos Mártires tiene un halo de tristeza, porque sustituyó a otra del mismo nombre, más antigua, cuya existencia se conocía desde el siglo XIV, que fue barrida literalmente por la expansión urbanística. Ocurrió en 1485 para dejar terreno a la nueva plaza de toros que Cáceres bautizó como Era de los Mártires. Fue inaugurada en 1846 con las faenas de José Redondo ‘Chiclanero’ y Gaspar Díaz ‘Lavi’. Era una construcción colosal, con capacidad para 6.463 espectadores en un Cáceres que por entonces sumaba 10.000 habitantes.

Se inauguró en 1865 tras una obra que fue dirigida por el alarife Joaquín Carrasco

El coso se levantó en el Corral del Concejo, junto al rollo de justicia y cerca del actual cementerio, inaugurado dos años antes. Allí llevaba siglos la ermita de los Santos Mártires, de la que no quedó una sola piedra, aunque algunas investigaciones retrasan su derribo hasta 1852, cuando se trazó por esta zona la carretera nacional de Trujillo a Valencia de Alcántara.

Sea como fuere, la cofradía que mantenía los Santos Mártires, y que acababa de reformar la ermita, se sintió agraviada con el anuncio de su expropiación y demolición, por lo que presentó alegaciones basadas en su antigüedad para impedir que desapareciera, pero también en su conservación y en la afluencia de fieles. No hubo forma. El gobernador civil rechazó los argumentos y solo los muebles se salvaron de la piqueta porque fueron llevados a la iglesia de Santo Domingo.​

No tardaron los cofrades en proyectar otra ermita con el mismo nombre, que resarciera a los devotos del atropello urbanístico. Fue planificada junto a la entonces charca del Perejil, donde hoy se levanta el colegio público Delicias. El ayuntamiento no pareció comulgar con la ubicación y cedió un solar en el cerro del Rollo, un montículo que forma parte de una pequeña sierra denominada Alcores de Cáceres, que ya tomaba forma como nuevo parque de Ibarrola, hoy Paseo Alto. Se trata del jardín público más antiguo de la capital cacereña, situado en su zona noroccidental.

Y van 156 años...

Las obras tardaron en materializarse y la nueva ermita de los Santos Mártires no se pudo acometer hasta 1861, cuando se recibió el justiprecio por la expropiación de la anterior. La obra fue dirigida por el alarife Joaquín Carrasco e inaugurada el 20 de mayo de 1865 con una procesión en la que se trasladó la imagen de San Sebastián desde la iglesia de Santo Domingo. Se trata de un edificio de una sola nave, dos sacristías y dos pórticos cerrados con verjas. Preside la explanada principal del paseo, al que de nuevo contribuye a dinamizar con sus nuevas actividades.