Hace un tiempo los obispos franceses encargaron a una comisión independiente (decisión a imitar por todos los que encargan este tipo de trabajos) un estudio sobre los abusos a menores en la iglesia católica francesa desde 1950 hasta ahora. La comisión hizo su trabajo y el mismo se hizo público el martes pasado.

El resultado ha sido tan escandaloso, que ha producido un autentico terremoto en el país y en toda la iglesia universal. Los números están ahí y podéis consultarlos sin problema, os confieso que solo con escribirlos me produce tal estado de ánimo que se me revuelven las entrañas, no por saberlos (ya sabéis que esta columna apoya la transparencia siempre), sino por el daño que hacen a todos los sacerdotes, religiosos/as, misioneros/as que con su trabajo callado, desinteresado y casi martirial se ve oscurecido por el ejemplo de estos depredadores que echan por tierra toda esa inmensa labor. 

Para comentar los hechos solo os transcribo las palabras del Papa Francisco que reflejan su gran dolor ante estos hechos, su plegaria es la siguiente «A Ti Señor, la gloria; a nosotros, la vergüenza. Este es le momento de la vergüenza». Al tiempo anima a la Iglesia de Francia, a comenzar el camino de redención. No cabe otra actitud que la de reconocer los hechos, desenmascarar a los culpables y asumir las consecuencias. No hay otro camino. 

Permitidme que comience a temblar cuando pienso lo que puede haber sucedido en España. Es necesario saberlo, pero por ahora la actitud de los obispos españoles es demasiado timorata, según mi humilde opinión.

Toda esta desgracia, toda esta basura, hace que pasen desapercibidas otras noticias producidas por instituciones eclesiales y que demuestran lo que es la verdadera esencia de la opción cristiana de vida. 

Cáritas y la Fundación Foessa han presentado su informe sobre la exclusión y el desarrollo social en España, el mismo constata un gran deterioro de las condiciones de vida en los hogares de nuestro país, la exclusión social severa alcanza ya a 6 millones de personas, dos millones mas que antes del covid-19. Advierte también a la Administración que de cada diez personas que piden el Ingreso Mínimo Vital ¡solo dos lo reciben!

Las Cáritas parroquiales pueden poner rostros a lo que os estoy diciendo. Rostros que son una acusación a todos los que damos un rodeo y pasamos de largo al conocer tal situación. 

*Párroco de San Blas