«Queremos que los asesinos de Iván cumplan la máxima pena». Con estas palabras se expresa su hermano Adán Toribio días antes de que se celebre la vista en la que se juzgará a los dos acusados de apuñalar y golpear hasta la muerte al cacereño de 29 años en un pueblo de Madrid. Será este lunes, 17 de enero, cuando la sección de lo Penal número 2 de la Audiencia Provincial de Madrid ha fijado el juicio a los imputados por su muerte con arma blanca hace dos años en una corrala de Anchuelo, el municipio en el que Iván residía desde hace unas semanas después de haberse marchado desde Alcuéscar a Madrid a buscarse un futuro hace tres años. 

La acusación particular, ejercida por la familia del fallecido, pide para ellos la condena máxima, 25 años de cárcel, ya que defienden que no se trató de un homicidio sino de un asesinato porque «los presuntos autores se ganaron la confianza de la víctima y «lo pillaron por sorpresa». En declaraciones a este diario, el hermano del joven fallecido reitera, tal y como ya hiciera en 2020 a este rotativo, que solo reclaman «que se haga justicia». 

Concluye de este modo la instrucción del caso sobre el que desde un principio no han trascendido más datos porque el propio juzgado decretó secreto de sumario. En su momento solo trascendió, tal y como relató la propia familia, que el suceso se había producido en casa de un amigo suyo. La investigación sobre su muerte fue comandada por la Guardia Civil, que fue la encargada a dar el aviso de la muerte de Iván a la familia.

Fue su madre la primera en saberlo y el suceso provocó una gran conmoción tanto en la familia como en la localidad cacereña. «Es un palo muy fuerte», aseguró en su momento Adán, que insistió en que «no se explicaban cómo podía haber ocurrido algo así» ya que describían a Iván como «una persona alegre que tenía amigos en todos lados y que siempre ayudaba a los demás». Tras recibir la noticia, los padres se trasladaron a Madrid, donde esperaron dos días hasta que le realizaron la autopsia y más tarde trasladaron el cuerpo de Iván a Alcuéscar, donde fue enterrado. La mancomunidad sí decretó dos días de luto por su fallecimiento pero la familia reprochó a las autoridades regionales su falta de implicación. 

La hipótesis "desmentida" sobre su muerte

En un principio la hipótesis que trascendió sobre su muerte estaba relacionada con la mafia okupa. De acuerdo a este relato, esta mafia decidió adueñarse de las viviendas en el pueblo madrileño después de que la empresa constructora quebrara y la reyerta se produjo porque Iván Toribio se negó a pagar la cuota que le imponían. 

No obstante, la propia familia desmintió tajantemente tanto esta posible hipótesis como la acusación de que Iván pudiera ser «okupa». «Mi hermano no era ni un delincuente, no queremos que se manche más su nombre», sostuvieron. De hecho, iniciaron en redes una campaña con el propósito de limpiar la imagen del joven a través del hashtag ‘#justicia para Iván’ con un único propósito hasta ahora: « que se demuestre la verdad y que los autores paguen».