Túnica, distintivo de la cofradía, cíngulo, capuchón, mantilla… y mascarilla. Esta será la aliada más importante del cofrade durante la Semana Santa cacereña de la nueva normalidad, tras dos años sin procesiones. Las hermandades se preparan para salir a las calles del 10 al 17 de abril y quieren hacerlo en las mejores condiciones de seguridad. Por ello, la Asamblea Diocesana de Cofradías, que tendrá lugar el 12 de marzo en el Seminario Diocesano, ha invitado tanto a Luis Méndez, doctor de Atención Primaria en el centro de salud Zona Centro, como a Anastasia Bejarano, directora del Área de Salud de Cáceres.

«Pretendemos que todas las hermandades puedan recibir información de primera mano sobre las mejores recomendaciones», indica Santos Benítez, presidente de la Unión de Cofradías. Y la más importante es, sin duda, la mascarilla. Así lo explica el doctor Luis Méndez, quien asegura que se trata de la principal medida aunque las procesiones transcurran por el exterior. «Vamos todos muy próximos bajo las andas. No podemos separarnos siquiera un metro porque entonces los pasos no saldrían. Por tanto hay que dotarse de mascarillas», subraya el facultativo, con una larga trayectoria cofrade en cinco hermandades cacereñas.

Y no solo los hermanos de carga o los costaleros. También el resto de la comitiva debe ir provista de ella porque hay momentos en que los músicos, las mantillas o los capuchones están muy próximos, o se arremolinan en el interior de los templos, o en la salida, o en las entradas, incluso desfilan al lado de miles de personas. De hecho, el doctor considera muy aconsejable la mascarilla para el público que verá pasar las estaciones de penitencia en calles y plazas concurridas. «Aún estamos en pandemia y esas aglomeraciones no son el mejor lugar para permanecer sin protección».

«Se trata simplemente de aplicar en las procesiones lo que estamos aplicando en nuestra vida ordinaria: responsabilidad y mucha sensatez», agrega Luis Méndez. Otra cosa sería si se produjese un nuevo repunte, «en cuyo caso estaríamos a lo que dispusieran las autoridades sanitarias», afirma. Y ojo, porque en Carnavales «hemos visto muchas aglomeraciones sin mascarillas y la gente debería tener aún un poco de cuidado», advierte.

Con tos, en casa

Respecto a los geles hidroalcohólicos, el facultativo no los considera esenciales puesto que los cofrades llevan guantes en la gran mayoría de los casos. En cuanto a los test de antígenos y PCR, tampoco entiende que debieran ser obligatorios por el margen de error de los primeros y por el coste que supondrían las segundas. Ahora bien, todas las medidas, si se adoptan, «son buenas». «Y sobre todo, los hermanos deben mostrarse muy responsables: si unos días antes han tenido tos o catarro, es preferible que no vayan», recalca.

Cambiar el recorrido de las procesiones a calles más amplias tampoco resulta una opción en Cáceres, donde muchas hermandades salen del casco antiguo y pasan a la fuerza por intramuros y el casco viejo. Además, las cofradías de zonas residenciales ya tienen de por sí itinerarios por zonas abiertas.

A todo ello se une el mayor plus de seguridad: el alto porcentaje de vacunación de los extremeños. «La vacuna es muy importante, de hecho constituye la principal herramienta para combatir el virus», concluye el doctor