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EL TÍTULO DE PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DE CÁCERES LLEGÓ A PELIGRAR

La Unesco pide perdón a Atrio

El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, dependiente de la Unesco, se disculpa 12 años después por su beligerancia contra el hotel de San Mateo. Mónica Luengo, su vicepresidenta, admite que no estuvieron "afortunados" cuando pusieron en tela de juicio el impacto de las obras del Relais&Chateaux en la ciudad monumental

La Unesco pide perdón a Atrio

Corría el año 2010 cuando el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, dependiente de la Unesco, más conocido como Icomos, publicaba un informe en el que ponía en duda la actuación que los propietarios de Atrio, Jose Polo y Toño Pérez,estaban llevando a cabo en la plaza de San Mateo donde construían su hotel de lujo, un Relais@Chateaux de cinco estrellas, único en el mundo por estar enclavado en el corazón de una ciudad monumental.

Aquel hotel empezó con mal pie desde el momento en que en el año 2006 la comisión de expertos que asesoraba al ayuntamiento rechazó el diseño primigenio realizado por los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla (idearios también del Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear) porque, dijeron, "empequeñece" los edificios de la plaza y no respeta diversas cuestiones legales, como el aumento de volumen que en algunos lados del edificio se contemplaba pasar de 8,15 metros a 16,45 metros de altura.

Jose Polo y Toño Pérez, propietarios de Atrio.

Los arquitectos reconocieron entonces haber "sufrido mucho" con el proyecto del hotel, confesaron que concibieron una ilusión demasiado cuadrada para la plaza de San Mateo y no pudo ser. Deshicieron lo hecho y volvieron a empezar. De manera que en 2017 presentaron su idea definitiva tras una verdadera revuelta ciudadana contra esta iniciativa.

Pero ahí no quedó la cosa, porque Icomos fue especialmente beligerante, una postura añadida a la ya contestación ciudadana que se oponía a este proyecto (posiciones así solo se recuerdan en Cáceres con la mina de litio) y que obligó a introducir modificaciones en el diseño inicial de la obra y en el Plan Especial de Protección y Rehabilitación del Patrimonio Histórico de Cáceres. El Consejo habló de expolio, de transformación radical del conjunto y hasta de pérdida irreparable del patrimonio. Icomos llegó a darle un aviso al ayuntamiento, a la Junta de Extremadura e incluso al gobierno central al recordarles su obligación de velar por la conservación.

Obras del hotel Atrio.

Atrio arrastraba entonces seis años de obstáculos (fue en enero de 2004 cuando los dueños del hotel adquieren el edificio de 520 metros cuadrados entre San Mateo y la calle Olmos donde hoy se levanta su establecimiento de lujo). Los problemas no quedaron ahí. En 2009, los propietarios del Palacio de los Golfines fueron a los tribunales al considerar que las obras del hotel eran la causa de las grietas aparecidas en su edificio, protegido como Monumento Histórico Nacional. El entonces juez titular del Juzgado de Instrucción número 5, Joaquín González Casso, (ahora presidente de la Audiencia), decidió no parar las obras, tal y como proponían la Fiscalía y los propietarios del inmueble que se hiciera mientras se llevaba a cabo la instrucción, y estimó finalmente el sobreseimiento de las diligencias al considerar que no existían indicios de la posible comisión de un delito contra el patrimonio histórico. La Fiscalía llegó a pedir 18 meses de prisión y 36.500 euros de multa para los arquitectos. Ayer, el propio Jose Polo recordaba que existe una tesis doctoral que habla de las grietas de esta torre como mal históricamente endémico de este baluarte cercano al Relais&Chateaux.

Las disculpas

Doce años después de aquel informe de Icomos, esta mañana, su vicepresidenta, Mónica Luengo, reconoció sorpresivamente las obras de Atrio como "una buena integración de arquitectura contemporánea en un centro histórico protegido, en contraposición con otros casos como el de Graz (Austria)". Lo ha hecho durante el Seminario ‘La Gestión de las Ciudades Españolas Patrimonio Mundial Resiliencia y Sostenibilidad' que organiza el grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España en Salamanca. En el encuentro se dirigió expresamente a los concejales Jorge Villar y José Ramón Bello, presentes en la cita, expresando que "la actuación de Icomos no había sido afortunada en su momento, por ser excesivamente proteccionista sin contar con la necesidad de incorporar nuevos valores adaptados a su entorno y que permitan seguir siendo entornos vivos".

Palacio primitivo que se derribó para hacer Atrio.

La noticia empezó a correr como la pólvora y el propio alcalde,Luis Salaya, contactó con los dueños de Atrio para expresar su satisfacción. Jose Polo, en declaraciones a este diario, dijo que aunque "llegan tarde, la disculpas públicas se agradecen". Fuentes municipales apuntaron esta mañana cómo durante la obra, la presión obligó durante a los cacereños Antonio Campesino y Francisco Javier Pizarro Gómez, en aquel momento delegados de Icomos en Extremadura, a presentar su dimisión "por estar en desacuerdo con un informe en el que no se les tuvo en cuenta y con el que no estaban de acuerdo, y que finalmente se ha demostrado no ser válido".

Interior de Atrio.

Jose Polo recuerda con pesar aquellos años. "Nos tuvimos que ir de Cáceres, nos insultaban por la calle. Incluso la entonces alcaldesa, Carmen Heras, pensó en acudir a representantes suizos de las Ciudades Patrimonio porque amenazaban con quitarnos el título de la Unesco a causa de esta intervención".

Polo hace memoria y pone sobre la mesa que los dos edificios que adquirieron en San Mateo y la calle Condes para levantar Atrio fueron en su origen una casa de criados y la antigua delegación de los Servicios Económicos de la Junta de Extremadura. Tenían una protección mínima, dada las sucesivas alteraciones a las que fueron sometidos, por lo que no tenían valor histórico-artístico. Su reforma y adaptación como complejo hotelero quedó en manos de los arquitectos madrileños Luis Mansilla y Emilio Tuñón, dos de los profesionales de más reconocido prestigio en España. Precisamente hoy Emilio Tuñón se encuentra en la ciudad y ha recibido la noticia de las disculpas de Icomos con satisfacción.

Otra imagen de las obras.

Polo concluye así: "Luis Mansilla falleció en 2012 y desgraciadamente no pudo ver que el final de este proceso llegó a buen puerto. No soy rencoroso y aunque pasé un mal trago me queda el consuelo de que dentro de 50 años la gente vendrá a Cáceres, señalará el hotel y dirá: Miren, esto lo hizo Atrio gracias al talento de Tuñón y Mansilla". El Hotel Atrio, por cierto, recibió en julio de 2011 el premio FAD de arquitectura por la "reinterpretación", dijo en ese momento el jurado, que hicieron "de una casa en la ciudad de Cáceres, convertida en hotel y restaurante".

Toño y Jose nacieron en 1961, estudiaron juntos el Bachillerato, fundaron Atrio en 1986 en la plaza de los Maestros y en 1995 ya tenían el Premio Nacional de Gastronomía. Su historia de amor discurre paralela a sus proyectos empresariales (ahora ejecutan otro hotel de lujo en la calle Ancha que prevén abrir para el verano tras la adquisición del Palacio de los Paredes Saavedra). Atrio tiene en su haber numerosos premios, el más reciente el Grand Prix l’Art de la Cuisine que concede la Academia Internacional de Gastronomía concedido en 2021, y dos estrellas Michelín, el máximo reconocimiento que se dispensa a un restaurante en España. Tras el milagro están sus propietarios, que ahora desde San Mateo trabajan no para servir comidas o vender habitaciones sino para hacer --aseguran-- "felices a la gente". Tanto es así que fueron ellos, merced a su amistad con Tuñón y Mansilla y con la coleccionista alemana lograron que sus obras, entre las más valoradas del mundo, dieran vida al museo de la calle Pizarro, con entrada también por la plaza Marrón e inaugurado hace un año por los Reyes.

Los arquitectos Tuñón y Mansilla en 2005.

Y es que tener un hotel de cinco estrellas en la parte antigua es un hito turístico para Cáceres y que una empresa local se instalara con tanto poderío en un lugar como la ciudad monumental, tan emblemática como sin vida, fue trascendental. Participado por el Consejo de Administración de la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura (Sofiex), controlada por la Junta, en el proyecto hotelero se invirtieron en ese momento alrededor de 6 millones de euros (1.000 millones de pesetas).

Atrio, considerado hoy uno de los diez mejores restaurantes de España por las más prestigiosas guías gastronómicas abrió finalmente en febrero de 2011 tras un proyecto de recuperación que se alargó siete años. Cuenta con restaurante y un hotel boutique de 9 habitaciones y 5 suites que disponen de vistas panorámicas de la ciudad t están dotadas de la última tecnología. El Restaurante, Alma de Atrio, ha conservado su identidad culinaria y cuenta con un salón espacioso y lleno de luz y con una bodega que contiene 35.000 botellas de vino de más de 20 países diferentes y que el pasado 27 de octubre sufrió un robo millonario de 45 etiquetas, entre ellas un Chateau d’Yquem de 1806 valorado en 310.000 euros. El hurto sigue investigándose desde la brigada de robos del Cuerpo Nacional de Policía en Madrid y casi cinco meses después sigue sin detenerse a los autores.

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