La pequeña Chloé ya soñaba con ser cantante, algo dentro de ella preveía su futuro. Rodeada de músicos y con un piano en casa, fue a los seis años cuando entró en el conservatorio y, aunque barajó estudiar arquitectura, acabó decantándose por el arte dramático, que, según indica la cantante, le enseñó a contar historias encima de un escenario e interpretar las canciones que hoy en día son suyas.

Chloé Bird fue el nombre que eligió hace años para sus redes sociales y que le dio el nombre artístico. Le «gustan lo que simbolizan los pájaros, por poder volar» y en inglés porque era el idioma en el que cantaba.

El cover de Somebody That I Used to Know, de Gotye, en Youtube fue lo que le hizo saltar a la fama, las visualizaciones le brindaron la oportunidad de llegar a mucha gente, consiguiendo la oportunidad de subirse a un escenario. Sin banda, ni repertorio propio dio el paso de tirarse a la piscina porque creyó «que merecía mucho la pena lanzarse, sin saber si había agua». Son cinco los discos publicados, especiales para ella por igual y formados por canciones que tienen una misma armonía. Lleva diez años dedicada al mundo de la música y cuenta que su primer trabajo, el EP October Moon, guarda «la inocencia que luego no se vuelve a tener, que la experiencia le quita».

Desde este, llevado a cabo en casa con la ayuda de su padre, hasta el último, Flores y Escombros, producido con Pablo Lesuit, que refleja los sentimientos encontrados durante la pandemia en la antítesis de su nombre, su carrera ha evolucionado mucho en estos años. Siendo poseedora por ello de numerosos premios como el de Mejor Artista Extremeña u otros de carácter nacional, no solo por su faceta de cantante sino por también la producción audiovisual de sus videoclips.

Compositora de sus letras y su música, tiene su mente ocupada casi al 100% en los conciertos que vienen. Actuar en Cáceres «es jugar en casa, me siento orgullosa de la ciudad en la que he nacido, es bonito rodearse de tu gente», explica refiriéndose al concierto del viernes 29 en el Museo Pedrilla, donde espera entregarse, pues «me apetece disfrutar y hacer a la gente pasárselo bien y emocionarse» de la mano de los músicos Manuel Velardo y Vicky González.

Tiene proyectos en mente, que «no saldrán hasta el próximo año», pero, por ahora, hay muchas actuaciones de las que nos permitirá disfrutar tanto en Extremadura, como fuera.