la mirada

Cristianos de nueve años

Antonio Pariente

Antonio Pariente

Alguna vez a alguien le escuché decir que había tres cosas que son el primer indicativo de la calidad de la opción cristiana: la lectura y escucha de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos y la coherencia de su vida con lo que dice creer. Creo que no está mal, pero, no cabe duda, que se puede decir de otra manera.

Lo de los sacramentos es cuestión fundamental, los liturgistas tienen mucho trabajo a la hora de explicar su institución en la primitiva iglesia, su evolución pastoral a lo largo de los XXI siglos de historia, y su repercusión en la vida de cada uno. Los cambios producidos en este tiempo histórico son tan evidentes, que a veces te cuesta conjugar la tradición con la inculturación que la misma evolución plantea.

El tema es importante, vamos a decir algo, sobre el que quizá sea el segundo más determinante de los siete, me refiero a la eucaristía. Este sacramento es el más enraizado en la propia vida de Jesús, los evangelio y Pablo se encargan de dejarnos claro que viene directamente de la intención del nazareno, la primera comunidad lo entendió así, y desde que Él se fue, comenzaron a reunirse en las casas de algunos de ellos, para compartir el pan y el vino, que les aseguraba su presencia en medio de ellos.

La importancia de la primera comunión, solo le viene dada, por eso, por ser la primera, pero por nada más. Lo importante es lo que ha pasado antes, y lo que tiene que pasar después de la ceremonia. Sin estas dos referencias todo puede quedar en un sin sentido, o con un sentido muy distinto al que debe tener.

En un principio no había problema, el adulto que quería, la pedía, se preparaba, y el mismo día recibía el bautismo, la confirmación y la comunión, por este orden. El problema viene ahora, cuando lo niños bautizados quieren hacer la comunión, los padres también, pero lo único que tienen claro es esto: la petición. 

Para lograr dar pasos a la hora de aclarar el asunto, hay que dejar claro que los niños/as, no se preparan para recibir la primera comunión, sino simplemente están siguiendo el proceso madurativo que empezó cuando se bautizaron. Si ese proceso termina en ese momento, únicamente tendremos cristianos de nueve años.

¡Bienvenida!, Virgen de la Montaña.