UNA EFICAZ SOLUCIÓN PARA VÍAS ESTRECHAS QUE LOS RESIDENTES RESPETAN DESDE HACE AÑOS

El singular acuerdo de Llopis: aparcamientos por quincenas

Los vecinos cumplen el acuerdo de forma responsable para que las calles sean transitables

José Antonio Ayuso, presidente de la asociación vecinal, muestra una de las señales que regula el estacionamiento.

José Antonio Ayuso, presidente de la asociación vecinal, muestra una de las señales que regula el estacionamiento. / EL PERIÓDICO

Mira que a los políticos les cuesta llegar a acuerdos. Pero los ciudadanos de a pie, que se mueven más por necesidades que por estrategias, son capaces de alcanzarlos, sellarlos y cumplirlos. Así ocurre en la barriada cacereña de Llopis Ivorra, donde la estrechez de tres calles no permite estacionar a ambos lados porque se impediría el paso a la circulación. Los vecinos, que en esta zona se conocen tras años de convivencia, llegaron a un acuerdo que cumplen, por lo general, de forma escrupulosa: aparcan por quincenas.

De modo que del 1 al 15 de cada mes estacionan en un lateral, y del 15 al 31 en el contrario. Esta solución, que se aplica en parte de las calles Uruguay, Bolivia y Honduras (completa), gusta a la mayoría y se refrendó con la colocación de placas por el ayuntamiento, de modo que todo está regulado. Y tanto, porque los vecinos no lo incumplen.

Hay aceras de solo un metro, de ahí la necesidad de estas medidas.

Hay aceras de solo un metro, de ahí la necesidad de estas medidas. / EL PERIÓDICO

«Las aceras son estrechas (un metro en numerosos tramos) y a muchos no les parecía bien tener los coches justo en la puerta de su casa a todas horas», explica el presidente vecinal de Llopis-Espíritu Santo, José Antonio Ayuso. En cambio, otros residentes preferían aparcar su vehículo lo más cerca posible. Esta opción da satisfacción a todos desde hace una década. Ahora que el ayuntamiento ha asfaltado y pintado las calles de la barriada, se sigue aplicando sin cortapisas. Si hay algún despistado en el cambio de quincena, los propios vecinos le avisan. La grúa no tiene generalmente que actuar en la zona.

Es un barrio de consenso. Hay que decirlo. Por ejemplo, en el tramo bajo de la calle Uruguay no se aplica «porque la mayoría de las viviendas habitadas se sitúan en uno de los laterales y en este caso los vecinos preferimos tener el coche cerca de nuestra puerta, por mayor comodidad. Llevo 20 años en el barrio y nunca hemos tenido ningún problema», señala María José, titular de Amaranta, firma de tiendas de mascotas en Llopis y Nuevo Cáceres. «La verdad es que aquí se vive muy bien, los comerciantes nos ayudamos entre nosotros para cualquier cosa y están viniendo muchas familias jóvenes con hijos, porque pueden rehabilitar estas casas como unifamiliares, tener su terraza…», agrega.

Ignacio, titular del ‘Bazar Llopis’, revela que la gente por lo general cumple con el aparcamiento por quincenas «y nos llamamos la atención si alguno se despista», porque, afirma, «la convivencia en este barrio es maravillosa, es como un pueblo metido en una ciudad, como San Blas o Pinilla. Además, los vecinos compran en los negocios del barrio y eso se agradece», señala. Solo hay que ver la actividad de un día cualquiera en las calles de Llopis.

Ojo a los pasos

La zona, en cambio, tiene una asignatura pendiente con la movilidad. Cuando asfaltaron las calles, se trasladaron los pasos de peatones ligeramente al interior de éstas, pero no se rebajaron los bordillos, de manera que muchos son intransitables.

Pasos peatonales desplazados hacia el interior de la calle, pero con barreras.

Pasos peatonales desplazados hacia el interior de la calle, pero con barreras. / EL PERIÓDICO

Pero además, las rampas y los pavimentos para invidentes siguen donde estaban, ahora sin paso peatonal, lo que crea situaciones de riesgo. «Teníamos antes 14 pasos de peatones sin accesibilidad y ahora 34», lamenta Ayuso.