Se hace la boca agua solo con nombrarlo, más aún con olerlo o verlo. Sin embargo, hablamos de un producto atemporal, multitemporal, mejor dicho. Y es que, aunque bien es cierto que apetece más con el frío, su espectacular sabor atrapa las papilas gustativas de los 365 días del año. El churro no tiene equipos, aunque celebra mojarse en chocolate.

Hoy El Periódico Extremadura desayuna en un clásico entre los clásicos, no hay goloso que visite Valdefuentes sin dejarse caer por aquí. Este mítico local, situado en la plaza del Convento, lleva haciendo churros desde los años 60.

Aquí, Antonio Javier Rubio Solís, propietario de la churrería, se encargará además de que la atención sea la mejor, de que pruebes unas porras crujientes, sabrosas y esponjosas. Él es la tercera generación familiar dedicada en cuerpo y alma a este bello arte. Además oferta ricas tostadas de jamón, aceite, tomate, parisina, paté, mantequilla, mermelada... «El secreto de unos buenos churros está en las manos del churrero». No le falta razón a quien, a toda velocidad, hace porras como churros.