Valores para todos

Ya se ha dicho de múltiples maneras que la crisis que vive nuestra sociedad no es sólo política, defensiva o económica. Que es una crisis, sobre todo de valores. Pero hay que seguir profundizando en esta afirmación para vislumbrar cada vez soluciones mejores. 

Así pues, el valor de la democracia, de la defensa de los derechos humanos y del estado de derecho son tres principios que constituyen la base de los estados europeos, y son indispensables. No queremos vivir en una sociedad que no respeta esos valores. Pero tienen un problema, si están vacíos, pueden ir en una dirección equivocada. Y una solución es, que si las personas son buenas, la democracia es buena. Y las personas son buenas si dan un significado a su vida que vaya más allá del mero interés personal. Por eso hoy escribo estas líneas pensando en los deberes y las responsabilidades que debemos asumir cada persona en nuestra vida. 

La nueva fe es casi en exclusiva la conquista de derechos. El problema es que casi nadie habla de deberes y, poco a poco, se convierte a las personas en ciudadanos centrados sólo en sí mismos. Y todo empieza y termina en cada uno, llenos de derechos y con pocas, o ningunas, responsabilidades.

Por tanto, hay que recuperar el sentido de la responsabilidad personal, sin ella las implicaciones negativas sociales aumentan hasta límites insospechados. Posiblemente más importante que el mercado, en la creación de la Unión Europea, fue la paz. Sin los sentimientos y las bases de la civilización europea, cinco años después de la Segunda Guerra Mundial no se hubieran dado las manos franceses y alemanes. 

Hoy, en nuestro país, la igualdad entre todas las comunidades autónomas, y el trabajo digno y la formación adecuada para todos los jóvenes serían unas estupendas formas de darse las manos. ¿No les parece?