El escritor cauriense, Manuel Rivas, ha hecho un paréntesis en su vida en lo que concierne a la escritura, y ha cambiado el bolígrafo y papel por el pincel. Después de que hace unos meses sufriera un infarto de miocardio y se le detectara la enfermedad crónica poco conocida llamada: el síndrome de Meniere, -un problema que tiene que ver con el oído y el sentido el equilibrio- recurre a la pintura como terapia. «Paso muchos días en la cama postrado porque la enfermedad lleva aparejada la aparición de vértigos, ya que afecta al sentido del equilibrio, lo que no te permite abordar una vida relativamente normal, no conduzco, a veces sobrevienen de manera repentina y he de buscar ayuda, así que retomé la pintura como terapia para mantener la mente ocupada», confesó el propio Rivas.

A partir de la enfermedad, ha comenzado una nueva etapa en su vida, en la que se ha adentrado en la pintura, aunque tal y como él mismo se define, «soy un joven aprendiz». Precisamente, en estos días el público puede ver 8 acuarelas pintadas por él en el café-bar Grana y Oro. Un establecimiento con gran afición al mundo del toro, la misma que él refleja en cada una de sus creaciones. De hecho, en sus pinturas refleja mayormente el toro bravo ese que él espera cada año con ansia poder ver salir por las calles caurienses, pero que este año ve vacías «con mucha tristeza», confiesa.