Crítica Teatral

Teatro vocacional extremeño de calidad, con Trakalá Teatro y Zeatrón Teatro

La escena teatral en Extremadura no solo se destaca por sus famosos festivales, sino también por la presencia activa de numerosas compañías profesionales y muchos grupos vocacionales

Una escena de ‘Bodas de sangre’.

Una escena de ‘Bodas de sangre’. / EL PERIÓDICO

José Manuel Villafaina

José Manuel Villafaina

La escena teatral en Extremadura no solo se destaca por sus famosos festivales, como el grecolatino de Mérida, el clásico del siglo de oro de Cáceres y el contemporáneo de Badajoz, sino también por la presencia activa de numerosas compañías profesionales y muchos grupos vocacionales en toda la región. Recientemente, tuve la oportunidad de presenciar dos espectáculos teatrales vocacionales de alta calidad, de esos que superan a algunos de los realizados por compañías profesionales.

El primero, a cargo de Trakalá Teatro de Villanueva de la Vera, presentó el drama ‘Bodas de sangre’ de García Lorca, dirigido por el experimentado Pedro Antonio Penco. Este grupo, que vio la luz hace siete años fue creado por este profesional (cofundador de Suripanta Teatro en 1984). El segundo espectáculo, presentado por Zeatrón Teatro de Don Benito, con la representación de la comedia ‘Maribel y la extraña familia’ de Miguel Mihura, dirigido por el apasionado catedrático de Lengua y Literatura Dámaso Giráldez, quien cuenta con 20 años de experiencia y 13 al frente del grupo. Ambas obras fueron calurosamente aplaudidas.

‘Bodas de sangre’

Trakalá Teatro, estrenó esta clásica obra en el Auditorio Municipal de Villanueva de la Vera, realizando cinco funciones consecutivas con llenos de público. Sobre este conocido drama popular en tres actos, síntesis de realismo y poesía, que ha sido ampliamente representado, es una obra maestra del teatro español escrita en 1932, donde la pasión, los celos, el odio, el despecho y la venganza impregnan las páginas de la trama, basada en hechos reales (un crimen pasional acaecido en un cortijo almeriense). Con ‘Bodas de sangre’, García Lorca buscó plasmar la dificultad de amar en libertad y de poder elegir a quien amar sin ataduras ni prejuicios.

La puesta en escena de Pedro Antonio Penco se destacó por su fidelidad al texto original y su visión personal en armonía con la esencia de Lorca. Su estilo se reflejó en las hermosas escenas de amor entre La Novia y Leonardo, enmarcadas por un fondo de viscales de esparto que evocaba la árida belleza de Almería. La atmósfera sombría se vio realzada por la iluminación, la música y un vestuario que transmitía un luto eterno. Brilla en su poesía y dirección de actores, creando una atmósfera teatral que se convierte en una melodía de emociones. Las tensiones familiares de los personajes intensifican la tragedia con emociones desgarradoras. Este fresco de sentimientos y circunstancias, labrado con maestría, consagra el espectáculo de manera excepcional.

El elenco de diez actores se destacó por su total entrega y calidad, desplegando recursos dramáticos, líricos y plásticos con precisión y seriedad. Todos realizaron un trabajo orgánico, visceral y convincente en sus roles. Belén Caperote, en el papel de La madre implacable y trágica, mostró un genio dramático tenso, resaltando su altivez, orgullo y potencia estremecedora al hablar de su tragedia, rindiendo homenaje a la fuerza clásicamente femenina que enfrenta tormentas.

José E. San Miguel (Leonardo) y Javier Bruzos (El novio) sobresalieron por su presencia escénica sobria y violenta, transmitiendo una poderosa energía en línea con el tono trágico. Laura Palma impresionó con una actuación llena de fuerza y precisión en el papel de La Novia. Petri Cantos (la criada) demostró simpatía y versatilidad, mientras que Ana González (la mujer de Leonardo) logró su papel con una maña no exenta de emoción contenida. También resaltaron los roles de Mario Jorrin (el padre), Teresa Peinado (vecina y suegra), Jacinta Delgado (la luna) y Silvia Zukernik (la mendiga).

‘Maribel y la extraña familia’

Zeatrón Teatro representó ‘Maribel y la extraña familia’ de Miguel Mihura en el Teatro Imperial de Don Benito. La obra escrita en 1959 es una encantadora comedia de crítica social. El argumento se centra en la historia de Maribel, una joven prostituta, que cruza caminos con Marcelino, un joven inocente que la lleva a su hogar, donde su tía y madre la reciben con benevolencia sin conocer su ocupación. La obra que reflexiona sobre la condición de la mujer desafía los estereotipos y prejuicios al sumergirnos en un mundo al revés, donde la estructura familiar tradicional se vuelve extravagante. Marcelino, con su genuino candor, y la audaz revisión de su madre y tía según Mihura, afrontan la aparente coherencia de la familia patriarcal. Maribel, en contraposición, personifica un orden alternativo saludable. Esta subversión de valores durante el período franquista generó una fuerte adhesión ideológica de ambos lados políticos en apoyo al autor.

Representación de ‘Maribel y la extraña familia’.

Representación de ‘Maribel y la extraña familia’. / EL PERIÓDICO

La puesta en escena de Dámaso Giráldez, con una escenografía convencional pero bien ejecutada en sus componentes artísticos, es atractiva y dinámica. Con ingenio, trata a los personajes en un estilo de comedia del absurdo, buscando la hilaridad y el espíritu crítico de la trama. Dirige a los actores excepcionalmente, manteniendo un ritmo vibrante y lleno de inspiración y alegría que se percibe desde el principio. En la interpretación, el elenco responde bien en las ocasiones de la risa y la ironía presentes en los ingeniosos diálogos y las disparatadas situaciones.

María José Almena (Maribel), derrochó un torrente de talento dando vida a la ‘prostituta cenicienta’. Con destreza interpretativa suaviza las facetas más caricaturescas de la meretriz redimida, infundiendo ternura y respeto. Así, logra una evolución del personaje que resulta creíble y conmovedor. Jesús Gallero (Marcelino), logra la magnífica caracterización de un empresario burgués. Brilla representando los matices inocentes y pesarosos que encarna, cuestionando así la lógica aparente de la familia patriarcal. Ana Quintero (Matilde) y Carmen Rodríguez (Paula) ofrecen valiosas actuaciones como una madre tierna y una tía simpática de Marcelino, respectivamente. Filo Gómez (Rufi), Toñi Granado (Pili), Luisa Casado (Niní) y Marifé García (Viki) interpretan espléndidamente a las amigas prostitutas de Maribel, añadiendo chispa. José M. Carmona (Pepe), Román Valadés (Don Luis) y otros actores secundarios también destacan con golpes cómicos.

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