En un ejercicio sobresaliente de supervivencia, el Extremadura salió ayer del Carlos Belmonte de Albacete abrazando un punto que le supo a oro en esta exigente y disputada Segunda División. Los azulgranas, que están en el punto de mira arbitral, guardaron sobre el césped la compostura y superieron sobreponerse a dos penaltis en contra y un sinfín de mini faltas durante el partido para poder rascar un punto que pudieron ser tres, si Tomeu Nadal no le hubiera sacado una prodigiosa mano a Zarfino en el último minuto. El punto se da por bueno, especialmente porque rompe la mala dinámica y, sobre todo, porque demuestra que el Extremadura va a vender muy cara su piel en esta categoría. Por encima de todos los elementos.

No hubo sorpresas en el once de Manuel con la consabida vuelta de Fran Cruz en defensa. No obstante, el cordobés jugó en la posición de central derecho y dejó la posición de defensa central a Pardo, que cuajó un gran encuentro ahí.

El Extremadura, descarado e intrépido como de costumbre fuera de casa, salió mejor que el Albacete al terreno de juego. Un par de internadas de Ale Diez por la derecha le dieron las primeras opciones, pero sus centros no encontraron rematador.

El Albacete se encomendó en la primera parte a los contragolpes con la velocidad de Acuña. El sudamericano tuvo en jaque a la defensa azulgrana en la primera parte y desperdició su mejor ocasión en un disparo forzado al lateral de la red.

Antes de llegar a la media hora de juego, el Extremadura cosió su mejor jugada en el primer acto. Tras una transición lenta, Nono se inventó un maravilloso pase por encima de la defensa, Zarfino remató colocado con un impulso y Tomeu Nadal le hizo una antológica parada ayudado por el palo para evitar el primer gol.

Sembró miedo el Extremadura sobre el balcón del área manchega y, por momentos, fue mucho mejor que su oponente en la primera parte. Sin embargo, pasada la media hora se encontró con el contratiempo de la lesión de Nono, que tuvo que abandonar prematuramente el terreno de juego por un golpe en la cadera. Willy entró por el pacense.

Antes del descanso, Casto salvó los muebles del Extremadura con una gran parada a córner. Llegó en un centro de falta lateral de Susaeta que se envenenó, tocó Willy hacia atrás y obligó a Casto a volar para impedir que el capitán del Extremadura marcara en propia meta. Susto tremendo antes del intermedio.

MEJORÍA LOCAL/ Nada más salir de vestuarios, el Albacete tomó el control del partido con la salida al campo de Olabe y Zozulia, presente en todas las jugadas de ataque. Sin embargo, el principal enemigo del Extremadura fue el de siempre: el VAR y las decisiones arbitrales.

Después de que Casto le quitara el gol a Zozulia con una gran parada, llegó el primero de los dos penaltis para el equipo local. En un ataque por banda derecha, el centro de Acuña lo toca Granero con el brazo y el árbitro, como una exhalación, lleva la jugada al punto de penalti. Ni la revisó el VAR. Susaeta ejecutó con maestría a la escuadra para adelantar al Albacete.

Con los fantasmas del pasado revoloteando por las cabezas de los jugadores azulgranas, y casi sin tiempo para digerir el mazazo, el Extremadura se encontró con más adversidades todavía. En un balón centro desde la derecha, Zozulia remata y Fran Cruz toca con la mano de manera involuntaria. Con reglamento, no existía penalti, pero con revisión del VAR, el señor De la Fuente Ramos lo llevó a los once metros. Susaeta tenía en su bota matar el partido, pero estrelló el penalti en el larguero y el partido volteó de camino.

El error de Susaeta fue un soplo de aire fresco para un Extremadura que luchaba contra viento y marea para no desmoronarse. Nuevamente, el equipo de Manuel se sobrepuso, se olvidó de lo acontecido y cocinó una jugada por banda izquierda que Bastos colgó con maestría y Willy, en carrera, remató de cabeza para hacer un golazo. Empate justo.

El Albacete, con la ansiedad propia de querer agradar a los suyos, se volcó sobre el área. El árbitro perdonó la segunda amarilla a Olabe y el Extremadura resistió. Incluso, en la última jugada, un centro de Kike Márquez lo remató Zarfino y se topó con la mano salvadora de Tomeu para evitar el triunfo.

El punto no es un punto cualquiera. Es el punto ante la adversidad. Es el punto que demuestra que este Extremadura va a pelear lo indecible para agarrarse, como sea a esta Segunda División.