Los futboleros de pasión recuerdan siempre qué hicieron en determinados días cuando un partido o un gol les marca en su vida. El de ayer de Pardo, a buen seguro, marcará a muchos aficionados del Extremadura, especialmente a aquellos que veían cómo las opciones de permanencia se escapaban por momentos del Francisco de la Hera. Ese ‘Pardazo’ en el minuto 92 será recordado para siempre y ayer, nada más salir del estadio, muchos lo comparaban con aquel ‘Aitorazo’ de hace cuatro años cuando el Extremadura zozobraba en Segunda B. Aquel resultó ser un empate a dos goles en casa ante El Ejido, en el 93, pero marcó el camino de la permanencia en la categoría que luego fue pasarela al fútbol profesional.

Del ‘Aitorazo’ al ‘Pardazo’ para enloquecer a una afición que vive por y para su equipo. La pelota llegó llovida de Nono, que había hecho un descomunal partido y tuvo fuerzas, en el último suspiro, de desbordar y poner un centro que, a bote pronto, Pardo descosió a la red.

«Ha sido un subidón. Ha sido un gol muy importante para mí y para el equipo. Tenía ganas de marcar, pero sobre todo de ayudar al Extremadura», decía el protagonista tras el partido. El gol es premio al sufrimiento de semanas siendo señalado por algunos errores que le han costado puntos a su equipo. Pero Pardo, el Emperador, es un tipo duro, de los que no se arrugan. De los que siempre vuelven. Ayer, además, estrenó capitanía de azulgrana por primera vez ante las ausencias de Zarfino, Kike Márquez y Ale Díez. Y la estrenó de la mejor manera. Tuvo tiempo, en su eterna celebración, con rabia en la grada, de buscar la pelota y ponerla debajo de la camiseta para dedicarle el gol a Lucca, el pequeño que viene en camino y que ya llegará con un gol importante debajo del brazo.

Nono carnavalero

La felicidad desbordada por la angustia sufrida por el partido se extrapoló a la sala de prensa, donde el azulgrana Nono protagonizó uno de los momentos de la noche. Ataviado con un disfraz de pantera, unas gafas negras, una gorra roja de España y el escudo del Atlético de Madrid, irrumpió por sorpresa en la sala de prensa donde comparecía Manuel Mosquera tras el partido. Saludó a los periodistas, hizo un pase de carnaval, le dio un abrazo a Manuel y se largó. Pero ojo, se fue a la calle y empezó a fotografiarse con todos los aficionados azulgranas que se reían desternilladamente por su locura.

El Extremadura sonríe después de mucho tiempo sufriendo. Manuel avisa que «me gustó el partido, pero si queremos tener opciones, hay que mejorar mucho en el futuro». De momento, el Extremadura disfraza sus penas. A seguir.