Avisaba Bea Pérez que cuando acabara la temporada, lo dejaba, colgaba las botas tras 21 temporadas defendiendo porterías de fútbol sala. «Mi corazón dice que siga, mis problemas físicos me lo impiden», contaba la meta en una emotiva carta de despedida. «Casi no me salen las palabras para expresar lo que siento».

Una dolencia de espalda tras un accidente son los que han llevado a Bea Pérez a decir adiós a una pasión vital. «La lesión no me permite estar siempre al cien por cien. Soy muy exigente conmigo misma y no me permito estar al 90 por ciento. Después de meditarlo mucho, he decidido que lo dejo, decía hace unos meses en este diario. 

Beatriz Pérez Miguel (Torre de Santa María, 21 de septiembre de 1985) ha jugado sus cinco últimas temporadas en Villanueva de la Serena, peleando las dos últimas por el ascenso a Primera División, ya bajo la denominación de La Cruz Villanovense (antes era Cefo). Antes había pasado por Torremejía, Arroyo de San Serván y Casar en dos etapas. Todos han dejado en ella una importante huella. “Han sido una ayuda en mi progresión como portera. Con sus decisiones, positivas o no hacia mí, y siempre respetadas, me han convertido también en una persona más madura y fuerte».

«Estoy eternamente agradecida a todas mis compañeras (mis amigas, mi familia), que me han ayudado a conseguir objetivos y me han acompañado en este sueño, en lo bueno y en lo malo. Me han levantado cuando he caído, me han animado cuando he sufrido, pero sobre todo me han ayudado a ser mejor persona», dice la ya exguardameta, que seguirá ligada al deporte a través de su trabajo en una clínica de fisioterapia en Cáceres. Bea Pérez, el adiós de una histórica.