Su objetivo es que sea un lugar en el que dejar tapones de plástico para luego poder realizar acciones solidarias. El destino será ayudar a Carlos Rigote Vera, un niño de 4 años que necesita terapias costosas y una silla para poder desplazarse en coche. Este gran corazón ha sido donado por Caja Rural de Extremadura para aportar su pequeño granito de arena en una recogida de tapones que había iniciado de forma incansable una familia frexnense.