-Se habla mucho de la calidad del tabaco español ¿De qué niveles de excelencia estamos hablando y en comparación con qué otros estándares de calidad en el tabaco nacional?

-Para hablar de la calidad actual del tabaco español tenemos que remontarnos a la calidad del tabaco en la década de los años 80 donde España producía un tabaco ‘filler’ de color pálido limón, de nicotina baja y que como único cliente tenía el monopolio español (Tabacalera), que en esos tiempos quería básicamente un tabaco neutro que no perjudicara el fumado de sus cigarrillos.

A partir del Plan de Reordenación del Sector del Tabaco en España, puesto en marcha antes de nuestro ingreso en la UE (1 de enero de 1986), en la década de los 90 se inició un plan de mejora con la realización de ensayos para intentar producir un tabaco de carácter, con sabor y aroma característicos. Esto se ha ido consiguiendo de manera gradual y con mucho esfuerzo de todos, aunque sin llegar a los niveles de calidad de los tabacos de EE.UU, Brasil o Zimbabue.

En esta década se cambiaron todas las técnicas de cultivo desde el inicio, con el desarrollo de variedades procedentes de EE.UU para mejorar la calidad de nuestro tabaco, (por ejemplo la K326, en mejora continua). Se introdujeron técnicas revolucionarias en las distintas fases de cultivo, como los semilleros en bandeja flotante, la desinfección de suelos y el trasplante en caballón, mayor y equilibrada fertilización, y control riguroso de despuntes y rebrotes.

Estas prácticas que costó mucho introducir, hoy en ida son la base de nuestra producción, y sin las que no se entendería producir tabaco en España. Este fue el inicio de producir tabaco ‘naranja’ con carácter y hoy en día podemos decir que nuestro tabaco se puede considerar un ‘semi-flavor’ con buen grado de madurez. Lo más importante es que cada año, (y aunque debido a las condiciones meteorológicas, siempre puede variar un poco la calidad de la cosecha), la calidad en términos generales es bastante estable, lo cual es una condición que los clientes valoran muy positivamente.

El tabaco español está considerado por nuestros clientes como el mejor de Europa, sobre todo en la relación precio/calidad.

-Entre los agricultores se habla de tabaco ‘naranja’ o ‘limón’ y de pisos foliares ¿A qué nos estamos refiriendo exactamente?

-Hablamos de pisos foliares y de colores ‘naranja’ y/o ‘limón’, porque cada calidad de tabaco recibe un precio diferenciado, siendo más altos los de tabaco naranja que los de tabaco limón, como así se establece en el mercado internacional. Por otra parte, dentro de cada piso foliar, el piso B (que representa el 50% del peso la planta) tiene un valor mayor que el piso C y este a su vez un mayor valor que el piso X que es el más bajero.

El tabaco Virginia en España se recolecta en un 95% con máquinas cosechadoras, realizando cuatro pasadas, y cada pasada se corresponde con un piso foliar (salvo el piso B, que se debe recolectar en dos pasadas).

-¿Cómo clasifican el tabaco en planta y qué proceso experimenta? ¿Existe un criterio objetivo?

-El tabaco, una vez comprado al cultivador, se somete a la clasificación industrial interna, que es propia de cada compañía para atender a los requerimientos de sus clientes. En Cetarsa tenemos 70 grados industriales diferentes para clasificar el tabaco Virginia. Cada grado industrial se compone de una letra que define el piso, un número que define la calidad y madurez y la última letra que define los colores y uniformidad.

En ocasiones tenemos problemas para determinar el grado industrial debido a la falta de uniformidad de los tabacos recibidos de algunos cultivadores, que no siguen los consejos y recomendaciones de nuestro Servicio Técnico estrictamente, mezclando los pisos foliares. Este es uno de los principales problemas que tiene el tabaco español, pues es importante garantizar uniformidad físico-química en los distintos ‘blends’ que nos soliciten nuestros clientes.

-En Cetarsa realizan la mezcla de distintos tabacos para obtener los ‘blends’ que les piden los clientes. ¿Cuál es el secreto de una buena mezcla de tabaco?

-La palabra ‘blend’ significa mezcla de diferentes grados industriales para obtener un producto final de acuerdo a las exigencias del cliente. Todos los clientes buscan determinados niveles de nicotina y azúcar y de acuerdo a sus exigencias les proponemos el ‘blend’ a producir. Los ‘blend’ pueden tener hasta 15 grados industriales diferentes y lo importante es conseguir la uniformidad a lo largo del proceso.

El secreto de una buena mezcla está en una clasificación industrial lo más estricta posible dentro de cada grado, para que a lo largo del proceso se consiga una buena uniformidad acorde con la caja patrón.

A la hora de procesar en fábrica, si la calificación industrial fuese errónea nos veríamos obligados a incrementar el rechazo en la fase de pre-selección perdiendo efectividad en el proceso industrial.

Los clientes son muy exigentes en mantener unos niveles químicos estables a lo largo del proceso para lo que, cada 100 cajas, se realizan análisis químicos en nuestro laboratorio donde se chequea si estamos o no dentro de los parámetros de la muestra patrón.

Afortunadamente en Cetarsa contamos con un equipo de clasificadores industriales con una gran experiencia, adquirida a lo largo de años de trabajo, que hacen que la clasificación industrial sea homogénea y uniforme, permitiéndonos llegar a las exigencias de nuestros clientes.

Nuestros clasificadores a la vez que determinan la calidad y por tanto el grado industrial del tabaco recibido, también determinan la humedad con la que se ha entregado. Cuando detectamos que hay riesgo de fermentación las cajas señaladas se apartan para someterlas a un proceso rápido de secado y que no sufra la calidad de los tabacos afectados, problema evitable y a corregir por los cultivadores antes de su entrega.

-¿Cómo realizan los clientes el control de calidad de los lotes procesados?

-Cada cliente tiene un manual de instrucciones de proceso donde se establecen diferentes parámetros que debemos seguir en la preparación de sus lotes. Estos parámetros incluyen test de fragmentación, humedad de empaque, contenidos químicos, análisis de residuos, características del embalaje, densidad del empaque, etcétera.

Uno de los puntos más importantes es el cumplimiento de los parámetros que afectan a los residuos de productos fitosanitarios, por lo que hacemos análisis en el momento de las compras a todas las partidas de tabaco de todos los agricultores. Si detectamos la presencia de alguna materia activa no autorizada, el tabaco es rechazado y no se utilizará en los ‘blends’.

Cetarsa dispone de un escáner en la línea de compra de nuestra fábrica de Talayuela para detectar la presencia de materias extrañas al tabaco. Si se detecta cualquier materia extraña el comprador rechaza la caja, que deberá ser saneada en la explotación correspondiente.

Los clientes dividen las materias extrañas en orgánicas, inorgánicas y sintéticas, siendo muy estrictos sobre la necesaria limpieza de dichas materias extrañas en el producto terminado; y su presencia puede significar el rechazo de su pedido.

Una vez procesado el tabaco se le facilitan al destinatario los informes correspondientes y el cliente se persona en nuestra fábrica para realizar la inspección final previa a la entrega. En esta inspección también se realiza una valoración completa que determina las posibilidades de seguir vendiéndole tabaco en las siguientes cosechas.

Además de la inspección y valoración física, los clientes hacen pruebas de fumado de los diferentes ‘blends’ fabricados (valorando el impacto, el aroma, carácter, sabor y las posibles características negativas) y los comparan con las pruebas de fumado de la caja patrón para determinar la homogeneidad y ajuste de la fabricación a las instrucciones recibidas. Cetarsa tiene como uno de sus principales objetivos el mantenimiento de una relación de confianza entre suministrador y comprador, la única forma de vender tabaco en el mercado internacional. La confianza se tarda mucho en conseguir y se puede perder muy rápido, por lo que nuestro comportamiento debe ser siempre impecable.

Necesitamos el apoyo de nuestros cultivadores para que podamos seguir suministrando tabaco a los mayores fabricantes del mercado internacional.

La palabra que mejor define la calidad es la uniformidad, y para ello es imprescindible el concurso de toda la cadena de producción del tabaco español.