Ubicado en Alburquerque, Parfoex --Parque Fotovoltaico Extremeño-- comenzó a producir energía en el 2008 después de realizar una inversión de 30 millones de euros. Cuenta con seis empleados y 123 inversores, muchos de ellos pequeños ahorradores --el kilovatio equivalía entonces a unos seis mil euros--. "Hay casos dramáticos", resalta José Rivero Sudón, gerente del parque, que señala que "muy poca gente invirtió con recursos propios. La mayor parte lo hizo pidiendo préstamos a los bancos". De esta forma, aduce, tras la aplicación de los distintos cambios normativos, esto supone que ahora tienen que hacer frente a unos créditos cuyos pagos superan los ingresos que se reciben a cambio de la participación en la planta.

En otros casos, resalta, se trata de personas que buscaron dar algo de rentabilidad al dinero percibido "por una herencia o por la venta de una finca". También hay quienes querían simplemente complementar su pensión. "Hay un jubilado que rescató el plan de pensiones y lo metió todo aquí. Treinta años pagando para quedarse sin nada".

Con todo, asegura que muchos de ellos "todavía no saben la que se les viene encima" con la reforma energética. Porque este nuevo "apretón", adelanta, "va a ser muy gordo". "Quieren acabar con las energías renovables y seguir apostando por las convencionales, las contaminantes, que son las que apoyan a los políticos", sostiene este empresario.

El posee 200 de los 4.000 kilovatios (kw) del parque. En los últimos tres años, calcula que los repetidos cambios en la legislación le han hecho perder más de 300.000 euros, a los que suma otros 100.000 que ha dejado de percibir por los 500 kw que tiene instalados en los cinco mil metros cuadrados de naves y oficinas de su empresa.

"Se va a buscar la ruina de muchos pequeños inversores nacionales, pero además, ¿qué imagen estamos dando fuera?, ¿quién va a querer invertir en España después de esto?".