EE UU apuesta por una producción agrícola en la que, por ejemplo, está permitida la alimentación por hormonas (en Extremadura, donde rige la ley nacional, esta acción conlleva multas de hasta 601.012 euros) y el transporte de ganado a larga distancia puede extenderse hasta las 28 horas (aquí sólo se permite hasta 14, la mitad). Esto implica que competir con su modelo económico sea complejo, más aún si el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP en sus siglas en inglés) que se pretende firmar entre la Unión Europea y EE UU quiere acabar con la Denominación de Origen Protegida (DOP), una etiqueta que supone una garantía para los productos extremeños. La alerta la hizo Greenpeace, que aseguró que para el país norteamericano las DOP son una barrera para el comercio. "Su modelo apuesta por copiar la elaboración de determinados productos, por ejemplo la Torta del Casar, y sacar alimentos similares a un menor precio". A esta amenaza se añade que las DOP e IGP de la región no han sido incluidas por parte del Gobierno central en la lista de productos agroalimentarios a defender en las negociaciones del TTIP.