La última palabra la tiene el Consejo de Gobierno que se reúne este miércoles, pero parece que hay consenso entre los requerimientos del sector hostelero para la vuelta a la actividad y las necesidades sanitarias para contener la pandemia del covid-19. La hostelería da por hecho que el mes que llevan con la persiana bajada terminará este viernes, con un horario reducido entre las 7.00 y las 18.00 horas y con limitaciones de aforo de hasta el 50% en el caso de las terrazas, de entre el 30% y el 40% en el interior de los locales y sin barra. En todos los casos, las mesas únicamente podrán estar ocupadas por grupos de cuatro clientes y con una distancia entre veladores de 1,5 metros como mínimo. La medida se revisaría a partir del lunes con el fin de evaluar el impacto de la vuelta a la actividad, en un fin de semana marcado por celebraciones como la de San Valentín (que va ganando espacio año a año) y más aún por la coincidencia con los carnavales. Desde Sanidad se ha pedido a los ayuntamientos que suspendan cualquier actividad pero se pretende frenar también un posible incremento de la movilidad asociada a esta celebración.

La situación del sector y el plan de desescalada lo vio este martes la Junta tanto con los hosteleros de Fexbares como con las asociaciones que integran la Mesa del Turismo, entre ellas Cetex y las Cámaras de Comercio de Cáceres y de Badajoz. La propuesta que se debate este miércoles se consensó con todas las partes, según confirmaron varios de los participantes en las reuniones. «Que podamos abrir será señal de que la situación va mejorando y que estamos más cerca del objetivo de abrir al 100%», señaló Antonio Martínez, presidente de la Asociación Regional de Hostelería y Turismo (Setex). «Pero una vez que se apruebe la reapertura habrá que conseguir que la gente vaya a los locales. Hay miedo», apuntó.

«Un plan razonable»

«Es un plan razonable y es lo mínimo con lo que podemos abrir para que sea sostenible la actividad», afirmó por su parte José Parodi, presidente de la Federación de Asociaciones de Bares y Restaurantes de Extremadura (Fexbares). Esa era la petición que trasladó este colectivo a la Consejería de Sanidad para plantear una desescalada ordenada y segura en la actividad.

La previsión es que desde el viernes bares y restaurantes puedan subir la persiana entre las siete de la mañana a las seis de la tarde todos los días de la semana, con el fin de que puedan dar los servicios de desayuno y comida. El de cena quedaría aparcado de momento para una fase posterior en función de cómo evolucione la situación, al igual que la limitación de comensales por mesa, que de momento será de cuatro personas. Las medias básicas de protección (mascarilla, gel hidroalcohólico y desinfección) serían imprescindibles y de hecho el planteamiento es que haya una especial vigilancia con su cumplimiento.

En el interior de los establecimientos no estaría permitido además utilizar la barra para evitar que pueda haber interacción entre grupos de personas y tampoco se prevé autorizar poner música, con el fin de evitar que haya que levantar la voz (lo que incrementa el riesgo de contagio). Fexbares considera que con los aforos y horarios que se prevén aprobar, la actividad en sus locales rondará el 25%, pero dan por buena una vuelta a la actividad a medio gas y con toda la clientela sentada si eso les da la oportunidad de generar ingresos de nuevo y les ofrece garantías de que se trata de un plan escalonado que puede evitar pasos atrás: «Cuesta mucho arrancar la maquinaria y nos preocupa que se pueda volver a parar porque como suceda eso, no vamos a conseguir abrir de nuevo», señaló Parodi sobre la delicada situación que atraviesan la mayoría de los negocios tras un 2020 con la actividad al mínimo y un inicio del 2021 con la persiana bajada.

Cierres perimetrales

La Junta prevé estudiar también alguna medida de flexibilización de los cierres perimetrales para favorecer el movimiento entre localidades en las que el sector hostelero depende de la clientela de otras localidades como sucede con los pueblos más pequeños.

Precisamente esta semana, la Asociación de Turismo Norte de Extremadura había hecho una petición en este sentido, puesto que denunciaban que aunque sus establecimientos no están obligados a cerrar (el cierre de la hostelería afecta a localidades de más de 3.000 habitantes) están sin actividad y cerrados de facto puesto que el cierre perimetral en el municipio limita su clientela a los vecinos del pueblo o a visitantes que lleguen dispuestos a no salir de la localidad.