Tampoco vendrán niñas y niños saharauis este verano a Extremadura. La pandemia cancela por segundo año consecutivo el programa Vacaciones en Paz, que trae cada verano a más de un centenar de menores a vivir durante dos meses con familias de acogida extremeñas. El año pasado la crisis sanitaria obligó a suspender la edición del 2020 y este verano la decisión ha sido la misma. «Seguimos con el mismo protocolo y tampoco pueden venir a España. Argelia ha mantenido las fronteras cerradas hasta la semana pasada», explica Cristina Ovejero, presidenta de la Federación Sáhara Extremadura (Fedesaex), formada por una quincena de asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui. 

«Sentimos una gran frustración de no poder acompañarles en estos momentos tan difíciles, porque además se junta la crisis humanitaria con el conflicto armado que están viviendo desde el pasado noviembre», añade.

Lo sufren las familias de acogida extremeñas, pero sobre todo los menores que deberán pasar el verano en los campamentos de Tinduf, donde ya se han empezado a alcanzar temperaturas extremas. «Además de evitarles el verano difícil, para los menores es también una oportunidad para relacionarse, para cuidar su salud, para conocer a otras familias y otras culturas». Y alguno de ellos en estos dos años de ausencia han superado la edad máxima para participar en este programa (los 12 años) y ya no volverán. «A una de las últimas niñas que he acogido le quedaba solo un año más y ya no podrá venir», cuenta Cristina.

El consuelo que le queda es un programa alternativo, que intenta llevar recursos y diversión a los niños y jóvenes (hasta 16 años) que no pueden moverse este verano de los campamentos de refugiados. «Es un programa del ministerio de juventud y de educación saharaui con la colaboración de las asociaciones españolas, que se empezó a desarrollar el año pasado y busca implementar actividad de Vacaciones en Paz como talleres lúdicos, formación, revisiones médicas, nutrición... Lo único que nosotros podemos hacer son aportaciones económicas para que se lleve a cabo, es una forma de sentir que seguimos ayudando», dice.

La situación del covid en los campamentos de Tinduf

La vacunación, que está dando un respiro a la normalidad en Europa, no está tan avanzada allí, lo que obstaculiza también retomar esta actividad solidaria. «Argelia realizó un primer envío con unas 5.000 vacunas, pero es una cifra simbólica si tenemos en cuenta que en los campamentos viven cerca de 180.000 personas. Hemos solicitado colaboración al Gobierno de España y en eso estamos trabajando». 

¿Cómo está afectando el coronavirus en los campamentos? «El covid-19 está bastante controlado allí. Cuando se inició también hubo un cierre de su propio perímetro en relación a otras ciudades de Argelia y la situación parece controlada, aunque ha tenido consecuencias. La principal ha sido un bloqueo de la ayuda humanitaria; hasta el pasado abril no llegó la caravana que enviamos desde varios puntos de España», cuenta la presidenta. «Actualmente hay cero casos de covid, no ha habido muchas víctimas mortales, pero también es cierto que no cuentan con suficiente material para hacer muchas pruebas». 

El colectivo extremeño espera que este sea el último verano sin sus hijos e hijas saharauis y que en 2021 esta actividad, que se realiza en Extremadura desde 1994, pueda volver a la normalidad. ¿Puede influir en algo la tensa relación actual entre España y Marruecos? «No va influir en la solidaridad y el compromiso con el pueblo saharaui, es más, eso nos fortalece».  

...Y sin poder ver a la familia en Tinduf

La pandemia no solo ha supuesto la cancelación del programa Vacaciones en Paz, sino que también afecta a los saharauis que viven en la región todo el año y pasan los meses de verano en Tinduf para visitar a sus familias. Son doce los niños y niñas saharauis (mayores de 12 años) que viven actualmente en Extremadura dentro del proyecto Madrasa, que permite la estancia temporal de menores saharauis para que se formen en la comunidad mientras conviven con familias de acogida y sin perder el arraigo con su cultura, su lengua y sus familias biológicas, aunque la pandemia tampoco se lo ha puesto fácil.

El año pasado estos 12 menores no pudieron viajar a sus hogares en verano y este año está todavía en el aire que puedan hacerlo. «Como Argelia acaba de abrir las fronteras, se está intentando que puedan retornar este año, aunque todos los protocolos están todavía muy difíciles», cuenta la presidenta de Fedesaex. Confía en que puedan viajar este verano y regresar a la región con normalidad antes de que se inicie el próximo curso escolar, en el que se espera además que haya más menores saharauis. «Antes de la pandemia había nuevas familias interesadas en la acogida dentro del programa Madrasa y esperamos que el próximo curso pueda haber en torno a 18 saharauis estudiando y viviendo en nuestra región».