‘Caracterización de bacterias ácido-lácticas con propiedades antimicrobianas e inmunomoludadoras y su investigación aplicada en sanidad animal’ es en realidad el nombre de la primera tesis doctoral industrial de Extremadura. Detrás está María Bravo Santillana, una veterinaria cacereña de 30 años. Es un trabajo por ahora único en la región pero, ¿qué es un doctorado industrial? 

«Las tesis doctorales suelen ser únicamente académicas y ahora la tendencia que hay en muchos países europeos e incluso en algunas comunidades españolas es mudar hacia un sistema público-privado y que se pueda hacer investigación y desarrollo dentro de las propias empresas. Extremadura colaboraba con entidades privadas a través de convenios, pero esta es la primera vez que se hace íntegramente un proyecto así dentro de una. Esto fue posible a través de una convocatoria del Ministerio de Ciencia para formación de doctores en empresas», explica Bravo.

La joven se define como «cazadora de bacterias» por la investigación que realiza. «Lo que hacemos es seleccionar bacterias de la microbiota de animales silvestres que viven en libertad y apenas tienen intervención humana porque sus propiedades son beneficiosas e interaccionan con el sistema inmunitario. Una vez las tenemos, elaboramos productos para animales más susceptibles a ciertas enfermedades y así prevenir que las contraigan», relata. 

A raíz de poner fin a su proyecto, al que le ha dedicado cuatro años y medio de su vida, María asegura que le gustaría ser ejemplo y anima al resto de investigadores a realizar una tesis de este tipo. «Espero que a partir de ahora muchos se animen a ello. Es súper necesaria una colaboración directa entre universidad y sector privado porque te da la posibilidad de llegar directamente a la sociedad a través de un trabajo que realizas tú mismo y después puedes ponerlo en marcha», alienta.

‘Efecto Matilda’

Por otro lado, con esta tesis le gustaría ser referente en especial para las mujeres científicas. «Hay que buscar ejemplos de figuras femeninas en personas normales», expresa. 

«Estamos organizando unas jornadas de divulgación del papel de la mujer en la ciencia en colaboración con el ayuntamiento. Es una charla que llevo impartiendo varios años en los colegios de Cáceres y resulta muy gratificante», cuenta. «Las niñas te ven cercana porque eres una chica joven y normal que hasta hace nada estaba ahí detrás del pupitre en el colegio, igual que ellas. Entonces se empiezan a cuestionar su futuro y se dicen: si ella puede, yo también puedo», continúa. 

María Bravo realiza una investigación en el laboratorio. Silvia Sánchez Fernández

Durante las ponencias lo que hacen es enseñar la historia de la mujer en este ámbito. «Faltan referentes en los libros», lamenta. Esto se conoce como ‘Efecto Matilda’, cuyo nombre se debe a la activista norteamericana Matilda Joslyn Gage ya que describió la aprensión o recelo de la sociedad a reconocer los logros de las mujeres científicas. 

«A un niño le dices que te haga un dibujo de un científico y nunca se le pasaría por la cabeza hacerlo de una mujer. Suelen pintar un hombre mayor. Jamás elegirían a una chica joven», lamenta. 

Lanza un mensaje a las jóvenes: «Hay veces que las cosas no salen a la primera, y no pasa nada. Pero es importante creerse que uno puede y no boicotearnos a nosotras mismas», aclara. 

Aún sigue sin poder creer que sea la única persona en Extremadura en haber desarrollado una tesis industrial, la joven confiesa que no sabe ni qué hacer en su tiempo libre. «Este último año ni si quiera tuve vacaciones», añade. «Me ha quitado mucho tiempo de mi vida personal. La jornada laboral no era suficiente y muchas noches, días libres o fines de semana los he tenido que emplear en este proyecto».

Por hacer un balance de todo el tiempo dedicado al doctorado, Bravo tiene claro que su idea de quedarse en Extremadura y en Ingulados, empresa en la que ha realizado la tesis se han reforzado. «Me quedo con todo lo que he aprendido. El equipo humano que hay detrás es increíble y han enriquecido tanto el proyecto como a mí como persona. He crecido. Si volviera atrás haría exactamente lo mismo», desvela.

En su futuro más cercano, María seguirá «cazando bacterias». «Con la tesis se han abierto muchas líneas. Colaboramos con la Universidad de Surrey de Reino Unido, en la que ya realicé varias estancias para el trabajo», cuenta. «Llevaremos a cabo alternativas a la utilización de antibióticos, estudiamos moléculas de mayor beneficio para los animales y tratar de sintetizarla», concluye. 

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