España es el país de la OCDE con más repetidores entre sus alumnos de Secundaria. En los tres primeros cursos de ESO alcanzó al 8,7% de estudiantes en 2019 y bajó al 7,9% en cuarto. Y Extremadura rondaba esas mismas cifras aquel año, antes de la pandemia que lo cambió prácticamente todo, hasta el número de repetidores en las aulas. Así, durante el curso 2018-2019 el 8,6% de los estudiantes extremeños de Secundaria eran repetidores, esto es un total de 3.758 de los 43.477 matriculados entonces. La región llegó a la media del país, ya que antes mantenía cifras más elevadas. Por ejemplo, en el curso 2015-2016 eran 4.495 repetidores en la ESO (de un total de 45.362 matriculados), el 9,9% del total. En primero de ESO se llegó al 12,7%. 

Estos datos, facilitados por la Consejería de Educación y Empleo, muestran la realidad de una situación que se quiere ir suavizando en el sistema educativo y que está estrechamente ligada al fracaso y al abandono escolar: repetir curso. De hecho, la pandemia ha contribuido a hacer parte del trabajo, aunque la realidad educativa vivida estos dos últimos cursos ha sido tan excepcional que ha motivado que los datos bajen significativamente como muestran las estadísticas: en el curso actual apenas hay un 3,1% de repetidores entre los cuatro cursos de la secundaria obligatoria. Suben hasta el 4,2% en primero de ESO, pero bajan al 2,2% en tercero y cuarto. Son en total 1.338 alumnos de los más de 43.000 que estudian Secundaria en la comunidad extremeña. 

La explicación es sencilla: dadas las circunstancias excepcionales de la pandemia, en septiembre del 2020 el ministerio aprobó un real decreto ley para dejar de supeditar la promoción de curso a un número determinado de materias suspensas como hasta entonces, de tal manera que la decisión de promocionar fuera del claustro de docentes y la repetición, una situación excepcional. Eso cambió notablemente las estadísticas. 

Y ese mismo espíritu de poner coto a la repetición, un mecanismo que no existe en varios países de la Unión Europea, y dejar de supeditar la promoción a un número estanco de materias suspensas está recogido en la nueva ley de educación (la Lomloe) y también en el nuevo decreto de promoción y titulación aprobado por el gobierno central el pasado octubre y que se está adaptando a la región en estos momentos. La nueva norma, aún está en fase de borrador y se espera que esté aprobada y en vigor en el mes de febrero. Entonces las reglas para evaluar y promocionar de curso serán distintas a las actuales y beneficiarán especialmente a los que son repetidores (en torno a 4.000 alumnos en los cursos anteriores a la pandemia) y también a quienes suelen tener materias suspensas para septiembre, una opción que ahora se elimina. Ya no habrá evaluación extraordinaria para los alumnos de la ESO, sino que tendrán una única evaluación dentro del curso escolar, en junio, y la repetición será «muy excepcional». Pero ojo, que se quiera reducir el número de repetidores, no significa que se elimine la opción de repetir, que seguirá siendo viable y posible si así lo considera la junta de evaluación, es decir, el claustro de profesores de un alumno. «Si en junio deciden que un alumno no ha adquirido las competencias y objetivos mínimos que son necesarios para continuar con éxito el curso siguiente, la junta de evaluación justificará que ese alumno no puede promocionar y repetirá», señala el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya. De hecho, la previsión que maneja Educación es que la tasa de repetidores sea superior al curso actual y se sitúe en torno a 5%, los datos que ya manejan países como Portugal o Bélgica. «Cuando superemos el contexto de pandemia quizá esa tasa de 3,1% actual sea muy baja». 

A su juicio, tal y como explica a este diario, este nuevo decreto de promoción, evaluación y titulación va a provocar en los centros escolares un «cambio de mentalidad sobre cómo debe ser la evaluación de un alumno» y «no está reñido ni con el esfuerzo, ni con la calidad ni con las posibilidades de éxito del alumnado, pero creo que es importante establecer mejoras que nos permitan acercar el sistema educativo a la realidad del siglo XXI», apunta.

Tres ejes: dentro del curso, confianza en los docentes y puertas abiertas

Y este cambio se articula en base a tres ejes principales por los que la Consejería de Educación defiende el nuevo sistema. Por una parte, explica Amaya que a partir de ahora la recuperación se establece dentro del curso académico y desaparece la repesca dos meses después de acabar el curso. «Durante el curso, las juntas de evaluación serán capaces de determinar qué alumnos necesitan qué refuerzos y nosotros como administración tendremos que desarrollar programas de refuerzo no solo para evitar la repetición sino para que el alumno alcance los objetivos del curso». Señala que es una «anomalía» que las recuperaciones se hagan en septiembre, una vez terminado el curso, porque eso, además, perjudica especialmente a aquellos alumnos que viven en las zonas más rurales o de familias con menor nivel socioeconómico porque no pueden tener a su alcance ayuda externa para superar las asignaturas pendientes dos meses después de concluir el curso escolar. «Al final se demuestra que a iguales condiciones, los alumnos que tienen un nivel socioeconómico más bajo o condiciones de ruralidad más marcadas, tienen más posibilidades de repetir que otros que viven en ciudades o tienen un nivel socioeconómico medio o alto». Para evitar esta situación, lo que va a hacer Extremadura es establecer mecanismos de recuperación pero dentro del curso escolar, en el mes de junio «que garanticen la igualdad de oportunidades».

Un segundo eje que destaca el secretario general es que con este cambio normativo se vuelve a depositar la confianza en las juntas de evaluación que forman los docentes de un centro. «Nadie mejor que ellos conoce a los alumnos para decidir si pueden promocionar o no». A su juicio, supeditar repetir o no solo a un número de asignaturas aprobadas es «simplista». Y para dar garantías y seguridad jurídica a los docentes, la norma extremeña establecerá una serie de criterios comunes para todas las juntas de evaluación y centros, como por ejemplo que si no hay decisión colegiada sobre un alumno se pueda recurrir a la votación, para lo que sería necesario un quórum de dos tercios de los miembros de la junta de evaluación. También que el alumno que pase de curso no tenga notas especialmente muy bajas, «que no haya 0, 1 o 2», que no se haya abandonado la asignatura durante el curso y que se tengan en cuenta, además, situaciones personales o familiares especiales del alumno.

Por último, el tercer eje del cambio que defiende la comunidad es que las nuevas reglas no cierran puertas para que los alumnos consigan la titulación más básica necesaria hoy en día para acceder al mercado laboral. «El título de Secundaria se podrá obtener por la vía ordinaria, pero también por el programa de diversificación curricular o a través de la FP Básica. No se le cierra puertas a ningún alumno independientemente de sus características», destaca Amaya. 

La ‘repesca’ en 1º de Bachillerato se adelanta de septiembre a junio

Otra de las novedades para Extremadura que introduce el nuevo real decreto que regula la evaluación y la promoción en la enseñanza a partir de este curso afecta a los alumnos del primer curso de Bachillerato. Estos estudiantes mantendrán la evaluación extraordinaria, los exámenes de recuperación, pero ya no será en septiembre como hasta ahora, sino en el mes de junio, como viene siendo ya también la evaluación extraordinaria en 2º de Bachillerato. 

Este cambio es una decisión de la Consejería de Educación y se incluirá en el decreto que regulará los aspectos relativos a la promoción y evaluación en la comunidad, en base a la normativa estatal. En otras comunidades la repesca ya se venía haciendo en junio, pero no así en Extremadura, que ahora adelanta las recuperaciones desde este mismo curso. 

La decisión se ha tomado, según el secretario general de Educación, Francisco Javier Amaya, en coherencia con la Lomloe y en base a los datos de porcentajes de aprobados en septiembre. Así, según los datos que ofreció recientemente, en la evaluación extraordinaria apenas un 5% de estudiantes logra aprobar y promocionar de curso. Sin embargo, ese porcentaje llega al 13% en el caso de 2º de Bachillerato cuyas recuperaciones se realizan en el mes de junio. Educación señala, asimismo, que el 25% de los alumnos del primer curso de Bachillerato que tiene materias suspensas no se presenta a recuperarlas y el 22% de los que sí acuden a los exámenes de recuperación no logra aprobar ninguna. 

De todos modos, a pesar de este adelanto temporal, la etapa de Bachillerato es la única en la que se mantiene la diferenciación entre evaluación ordinaria y extraordinaria, mientras que en el resto de las etapas educativas habrá una evaluación única y será en el mes de junio.