Tras un año de parón debido a la pandemia de coronavirus, la Fiesta de Interés Turístico Nacional de Piornal (Cáceres) volvió a celebrarse esta semana y lo hizo a lo grande, ya que por primera vez una mujer se enfundaba el traje de Jarramplas un 19 de enero para recibir una lluvia de nabos por las calles del municipio. La protagonista es María Hernando, una periodista de 27 años a la que aún le cuesta asimilar que el pasado miércoles hizo historia en las fiestas del pueblo que la ha visto crecer. La piornalega llevaba años con la idea de vestirse del mítico demonio danzante y, aunque la espera ha sido larga, la recompensa no ha podido ser mejor. 

-¿Qué ha supuesto para usted ser la primera mujer Jarramplas? 

-Los que somos de Piornal siempre decimos que es un orgullo, pero es que no se puede decir otra cosa, y en mi caso también ha supuesto un antes y un después. Ser Jarramplas no responde a una cuestión de género, porque todos podemos optar a serlo siendo mayordomos y mayordomas. No es un físico, está en la mentalidad de que quieras y pienses que puedes hacerlo. 

-Este año había 25 mayordomos y tras un sorteo quedó como suplente, por lo que hasta el último momento no supo si podría vestirse o no. ¿Cómo pudo salir al final?

-Nos coordinados de tal manera que cuando se estaba vistiendo el primer Jarramplas, ya teníamos vestido al segundo y al tercero. Gracias a que íbamos rápidos y a la coordinación que tuvimos pude vestirme yo y mi amiga María Torralvo, que también iba de suplente, y salió por la tarde. Agradezco la ayuda de los mayordomos y de la gente que estuvo allí.

-Otras mujeres se han vestido de Jarramplas pero en un 18 de enero que es para el público infantil, ¿no tiene la misma importancia?

-No es que esté más o menos reconocido, sino que al final Jarramplas empieza el 19 de enero. En un día 18, si no recuerdo mal, se han vestido tres mujeres para los niños y también es importante porque los niños tiran fuerte. La cuestión es que nunca antes se habían vestido mujeres en un día grande como es el 19 y yo fui la primera al vestirme por la mañana.

-¿Cómo valora que la mujer vaya ganando peso en la fiesta?

-Es muy positivo. Ya desde hace años la mujer tiene un papel más similar al de los hombres, pero aunque se está igualando todavía queda camino. Espero que mi caso sirva de aliciente para que otras mujeres también quieran vestirse de Jarramplas. De hecho, el día que salí hubo unas niñas que me dijeron que iban a ser mayordomas y que también querían vestirse porque al verme les había entrado la necesidad de hacerlo. 

-¿Entiende que haya personas que opinen que tirar nabos con fuerza a una persona es una tradición demasiado ruda?

-Creo que solo entiendes la tradición si eres de Piornal. Si yo viera la fiesta desde fuera me impresionaría, pero también sé que ha venido gente al pueblo diciendo que somos unos brutos y al final han acabado tirando nabos con la intención de volver al año siguiente.

-Pero sea sincera, ¿no duele recibir el impacto de los vegetales?

-Los impactos de los nabos no duelen porque vamos muy protegidos, lo que te puede doler es el roce de la armadura o de alguna de las partes que llevamos de protección. Al final lo que se siente es la satisfacción de ver cómo todo un pueblo está disfrutando contigo porque estás generando fiesta. Además, el recorrido que hice fue muy especial para mí porque pude pasar por la casa de mi abuela, que era lo que yo quería.

-¿Recibió algún consejo previo?

-Dos de mis mejores amigos me dijeron que con mi físico podía vestirme de Jarramplas, pero que al salir no podía dudar.

-¿Le apoyó su familia con su decisión o tuvieron algún reparo?

-En mi casa Jarramplas se vive muchísimo porque mi madre, mi hermana y yo siempre estamos en primera fila. Además, mi padre también se vistió en el año 92. Eso no quita que en mi casa hubiera miedo, porque en el fondo no deja de ser un pueblo tirándote nabos, pero creo que una vez que me vieron que lo tenía claro y cómo fue todo se pusieron muy contentos.

-¿Cómo ha evolucionado la festividad con el paso de los años?

-La fiesta en sí no ha evolucionado mucho, pero lo que sí ha mejorado ha sido la protección en el traje de Jarramplas y la coordinación, porque este año hemos utilizado walkie talkies para comunicarnos entre los grupos y eso nos ha facilitado mucho la tarea.

-¿Qué futuro desea para la fiesta?

-Al final es una tradición y no se puede cambiar mucho, pero creo que va a tener un futuro esperanzador y prometedor.

-Tras la experiencia vivida, ¿volvería a vestirse de Jarramplas?

-Volvería a vestirme de Jarramplas sin pensármelo dos veces, porque si no me hubiera vestido el miércoles, me habría arrepentido.