La incertidumbre golpea de nuevo a los viajes y en especial a las agencias que ejercen de mediadoras entre clientes y destinos. Ahora es por los efectos de la escalada de precios de la energía y por la guerra en Ucrania. Todo ha cambiado en poco más de dos semanas. Las perspectivas eran buenas a principios de febrero; había vuelto el interés por viajar y las agencias empezaban a recuperar el pulso tras casi dos años de pandemia y de incertidumbre en un sector muy voluble. Pero ese auge se han frenado desde hace dos semanas como consecuencia de la crisis energética, la situación geopolítica y el estallido y recrudecimiento de la guerra. Los tres factores han producido un incremento generalizado de precios, han devuelto la incertidumbre a los clientes que ya estaban planificando viajes y han generado una inestabilidad también en los precios que deja obsoletos muchos presupuestos en cuestión de días, sobre todo en el caso de los que incluyen vuelos por el impacto de la subida de los combustibles en las tasas, según apuntan desde el sector. 

«En febrero se vislumbraba una recuperación de los viajes con cifras que no teníamos desde antes de la pandemia. Pero llevamos dos semanas de parón. Había alegría porque había un horizonte más definido ahora que la pandemia iba quedando atrás», reconoce María Eugenia Flores, presidenta de la Asociación Europea de Agencias de Viajes de Extremadura. En ese momento asistían a un crecimiento en las reservas del 50% respecto al primer trimestre de 2021, cuando se afrontó la peor ola de la pandemia de coronavirus. Pero la evolución de las contrataciones de viajes está ahora en suspenso. «Han caído las reservas y las llamadas para pedir presupuesto y, los que estaban pendientes de confirmar, tampoco se concretan», apunta la empresaria. Las agencias que gestionan la llegada de visitantes de otros países a la región, también están viviendo las primeras cancelaciones para esta primavera. «Un grupo que legaba de Estado Unidos nos ha cancelado su viaje hace unos días por la inestabilidad», lamenta Flores.

De nuevo la incertidumbre en los viajes

«El sector de los viajes es muy sensible a cualquier circunstancia y en el mes de marzo han coincidido la guerra, el alza de precios y las protestas. Todo eso afecta al bolsillo de los ciudadanos; y en una situación de dificultad o incertidumbre económica, de lo primero que se prescinde es del ocio y por tanto de los viajes», reconoce la presidenta del colectivo de agencias en la región.

La cuestión es que el turista, con ese contexto, se piensa más viajar y «porque no se lo puede permitir si debe anteponer afrontar otros pagos» o también «porque no lo ve claro», razona. Además considera que, por todo ello la gente también va a recortar las estancias y va a priorizar otras opciones sin salir del país. «Todo eso afecta a las agencias, porque el cliente no busca el asesoramiento para una escapada rural o de fin de semana, sino para un viaje d larga estancia o de largo recorrido», indica. Y eso es lo que en las agencias notan que se ha parado con la inestabilidad actual. El clima de las últimas semanas, con el inicio de las lluvias, tampoco ha ayudado a este sector en concreto. 

«En febrero se vislumbrara una recuperación, pero llevamos ya dos semanas de parón»

María Eugenia Flores - Asociación de agencias de viajes

¿Qué perspectivas deja todo eso a la Semana Santa? «Nos hemos acostumbrado a la incertidumbre, a que todo cambie en un momento y a que todo cambie en el último momento», reconoce flores. Pero en algunas agencias hay preocupación porque os buenos datos de febrero llevaron a los empresarios a dar por finalizados los ERTEs y a recuperar a los trabajadores, «y ahora ya no cubren esas buenas expectativas», señala. Aún así, en las agencias esperan que la crisis energética se estabilice en las próximas semanas y se relaje el alza de precios; y confían también en que se haya una solución a la situación de Ucrania. «No perdemos la esperanza de poder trabajar», dice María Eugenia Flores. 

Primavera contenida en el turismo extremeño

El sector turístico extremeño también se enfrenta a un inicio anómalo de la primavera, justo cuando el horizonte de la pandemia parecía que iba despejándose y que podría pasar uno de los momentos de mayor actividad, con un escenario más favorable. 

«Hay actividad los fines de semana, pero deberían ser todos buenos en estas fechas y no hay el movimiento habitual entre semana estas fechas, porque eso nos lo da el cliente internacional, que no está llegando o lo está haciendo de forma muy comedida», dice Victoria Bazaga, presidenta de la Federación Extremeña de Turismo Rural (Fextur). «Son los mismos síntomas de cuando se acerca una crisis y nos preocupa», añade. Porque ni los alojamientos que tienen en la Fiesta del Cerezo en Flor su mejor momento están registrando las cifras que serían normales, especialmente entre semana. 

«El cliente internacional es muy habitual en estas fechas y es muy deseado porque gasta más y desestacionalizar las visitas. Pero la guerra y la incertidumbre actual están frenando todo, mientras los costes no paran de crecer también en nuestros negocios», lamenta.