VIOLENCIA SEXUAL: AGRESIONES EN GRUPO

Extremadura: cinco «manadas» denunciadas en cinco años

Cinco mujeres han revelado desde 2016 haber sufrido agresiones sexuales por varones en grupo. Expertas alertan de que los casos reales podrían ser más y de que no se están tomando medidas

Mensaje en una manifestación feminista.

Mensaje en una manifestación feminista. / EFE

Marian Rosado Gallardo

Marian Rosado Gallardo

Dominar y someter para conseguir satisfacción. Y hacerlo en grupo para lograr la validación del mismo. El fenómeno de las violaciones grupales no es nuevo. De hecho es tan antiguo como la propia historia. Así lo reconocen Flor Fondón, presidenta de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura (Adhex), y Elena Rodríguez, profesora y miembro del Movimiento Abolicionista de Extremadura (MAE). 

Esta realidad sigue existiendo y se ve evidenciada en los datos. Las últimas denuncias y sentencias hechas públicas en este sentido y recogidas por este diario reflejan que en concreto en Extremadura se han dado cinco casos en los últimos cinco años, de 2016 a 2021. Han ocurrido en Badajoz, PlasenciaCáceresVillanueva de la Serena y Jaraíz de la Vera. En algunos las víctimas eran menores de edad.

«Negación del daño»

«Aunque no lo parezca, aún tenemos normalizado la negación del daño a la víctima. Hace unas semanas se hizo una manifestación en Plasencia en apoyo a un hombre que había sido condenado. La responsabilidad se sigue poniendo en la mujer y los violadores en cierto modo se sienten respaldados», explica Rodríguez. Coincide Fondón: «Hemos visto los aplausos a estos muchachos de Valencia con unas víctimas que tenían 12 años, alguna quizás no tenga ni la regla. Es bochornoso, ¿qué dice esto de nuestra sociedad?», cuestiona.

Rodríguez apunta a que esta forma de violencia contra la mujer «es algo que ha sucedido a lo largo de la historia». «La sexualidad de la mujer --agrega-- se cosifica y pasa a ser propiedad del hombre. Las mujeres han sido botines de guerra. Hoy las violaciones grupales siguen teniendo ese objetivo de reforzar la masculinidad, es algo así como un ritual que los mantiene unidos entre ellos y les hace separarse de lo femenino. Por eso se da más en chavales, quieren demostrar que ‘yo no soy un calzonazos, no soy un pagafantas’», desgrana esta profesora. 

«La fantasía de la violación y de tener poder siempre ha existido. No ven a la mujer como una persona, sino como un cuerpo, algo follable», dice Fondón. «El someter a una mujer a través del pene es muy significativo, es simbólico, no es realmente un acto sexual, sino de dominación», apostilla Rodríguez.

«El someter a través del pene es muy significativo (...) No es un acto sexual, sino de dominación»

Pornografía y prostitución

Estas dos expertas insisten en relacionar el auge de las violaciones grupales con el acceso a la pornografía y a la prostitución. «El porno lleva a los chavales a una disfunción y una deformación de lo que es la sexualidad. Aunque sea ‘porno blandito’, porque al final les va a llevar a eso. Los vídeos de violaciones grupales son los más vistos. ¿Cómo un hecho tan aberrante puede producir placer sexual? Porque desde luego a las mujeres, salvo que tuviéramos alguna tara, que nos violen por todos los orificios y nos agredan no nos da ningún placer», argumenta Fondón.  

«A las mujeres, que nos violen por todos los orificios y nos agredan no nos da ningún placer»

«Los hombres van a los prostíbulos en grupo, también tienen chats en los que comparten contenido pornográfico. La sociedad también educa en esto, en la educación no reglada, está presente en la religión, en la cultura. Se les está diciendo que los varones tienen derecho a acceder a las mujeres, aunque sea por un precio», avisa Rodríguez. «Creo que el consumo de porno violento debería abordarse desde una perspectiva de salud pública, igual que el tabaquismo o la conducción bajo los efectos del alcohol, con programas destinados a profesionales de la salud y de la educación», propone Fondón.

«(La sociedad) está diciendo que los varones tienen el derecho a acceder a las mujeres»

Soluciones

La presidenta de Adhex echa la vista atrás y recuerda el crimen de las niñas de Alcásser: «También fue una violación grupal pero la sociedad no supo hacer una lectura correcta para que se empezara a luchar contra esto y ya han pasado más de 30 años». «Es cierto que el caso de ‘La Manada’ de Pamplona supuso un punto de inflexión pero todavía se sigue legitimando de cierta manera por eso hay que abordarlo seriamente y desde todos los ámbitos. No caben medias tintas: hay que abolir la prostitución y la pornografía y proporcionar una educación sexual feminista e igualitaria desde pequeños», añade. 

«El caso de ‘La Manada’ supuso un punto de inflexión pero todavía se sigue legitimando»

Rodríguez por su parte recuerda que aún hay un trasfondo en el que la víctima «sigue siendo la culpable, por haberse dejado violar». «Ya se decía hace 4.000 años en el Código de Hammurabi y lo dicen algunos jueces de hoy: si no se defiende es que es culpable». Por eso, además de en los centros educativos, Rodríguez apuesta por «cuestionar y revisar» toda la cultura patriarcal «desde Aristóteles a Picasso, de Woody Allen a Charles Chaplin, visibilizar toda esa misoginia. Eso es lo que se está haciendo desde el feminismo».

Ambas comparten el análisis de que las violaciones grupales son solo una muestra, de las más aberrantes, de la cultura machista y patriarcal en la que vivimos. Y es en ella en la que hay que incidir y transformarla para erradicar estos ataques por completo. 

Al detalle: delitos contra la libertad sexual

El código penal español ha establecido hasta ahora tres tipos de delitos contra la libertad sexual, dependiendo del alcance del ataque: agresión, abuso y violación. Este jueves el Congreso aprobaba la nueva Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ‘ley del solo sí es sí’. En la misma, incluye una definición concreta de consentimiento y establece que no tiene que mediar violencia o intimidación para que se produzca una violación. En el código penal la violación se considera como el atentado más brutal contra la libertad sexual en el que el agresor o agresores penetran a las víctimas con sus penes en erección o con un objeto o miembro corporal en una cavidad orgánica -boca, vagina o ano-.

La nueva norma hace desaparecer el delito de abuso y considerará cualquier actitud sin consentimiento como agresión -hasta ahora se diferenciaba entre uno y otro en función de si había mediado violencia e intimidación o no. La ley entiende que no hace falta que haya violencia explícita para someter a una mujer: ninguna otra cosa que no sea un sí, significa un sí. Además, la nueva norma, entre otras medidas, incorpora la sumisión química como agravante de una agresión sexual, prevé que los asesinatos por violencia sexual sean contabilizados como violencia machista, tipifica el acoso callejero como delito y reconoce la violencia digital. 

También prohíbe la publicidad de la pornografía y reconoce a las víctimas de violencia sexual, de explotación sexual y de trata con fines de explotación sexual como víctimas de violencia machista. Sin embargo, no impulsa la abolición de la prostitución, una de las demandas del movimiento feminista que además defiende que las relaciones sexuales deben establecerse bajo el deseo de las partes y no solo del consentimiento.

Un grupo de mujeres sostienen una pancarta en una manifestación feminista

Un grupo de mujeres sostienen una pancarta en una manifestación feminista / EFE

Los cinco casos en la región

Estos ataques se han denunciado de norte a sur. Algunos están esperando el juicio pero en otros ya se ha dictado sentencia.

En los últimos cinco años son cinco las denuncias presentadas por mujeres que han sido atacadas sexualmente por más de un hombre. Así lo recoge Feminicidio.net en su portal de Geoviolenciasexual. Este periódico explora la hemeroteca para documentar cuál fue cada uno de estos casos ocurridos en Extremadura.

Algunos de ellos están esperando el juicio y en otros ya se ha dictado sentencia: en dos de ellos condenatorias y en uno absolutoria para los agresores.

Todos comparten el mismo patrón: una mujer joven es abordada por un grupo de más de un varón, jóvenes también, que tienen como objetivo aprovecharse sexualmente de ella, con mayor o menor grado de violencia, pero siempre sin que medie el consentimiento de la chica.

A continuación se resumen por orden cronológico estos hechos.

2021: Jaraíz de la Vera

El 5 de mayo tres hombres fueron detenidos por una supuesta violación a una menor, de 16 años, en un local de ocio situado en la plaza mayor de Jaraíz de la Vera. 

Los jóvenes cometieron las presuntas agresiones sexuales en los baños de un bar del pueblo, donde atacaron a la chica, que tuvo que recibir atención médica después.

Varios vecinos declaraban a este periódico que se sospechaba que fueron «tres jóvenes que viven en el municipio de Talayuela», localidad que dista a solo 22 kilómetros de Jaraíz.

Al parecer, la chica estaba semiinconsciente en los servicios y las fuerzas de seguridad investigaban si se encontraba así por el consumo de alcohol o si los agresores le habían suministrado también alguna sustancia que anulara su voluntad.

Los tres varones detenidos tenían entre 20 y 25 años.

2018: Villanueva de la Serena

Madrugada del 15 de mayo en un bar de Villanueva de la Serena. Los jugadores del equipo de fútbol local, el Villanovense, despiden su temporada deportiva con una fiesta en el establecimiento. 

Tres años después tres de ellos serían condenados en un juzgado: Dani Muñoz por abusos sexuales y Álvaro González y José Antonio Espín por vejaciones a una mujer. Según la sentencia de este tribunal de Don Benito, González se bajó los pantalones y los calzoncillos delante de la víctima, a la que llamaba a tener relaciones sexuales con él y también orinó y defecó en un plato y en el suelo del local.

Espín también se bajó los pantalones y pidió a la víctima que se los subiera. Se colocó detrás de ella fingiendo posturas sexuales.

Muñoz por su parte realizó tocamientos a la chica en sus glúteos.

La víctima necesito asistencia psicológica tras el episodio.

2018: Cáceres

«Confusa y contradictoria». Es la calificación que dio la sentencia fallada en enero de 2019 para absolver a los tres menores que habían sido acusados de violación por una chica, también menor, en el parque Gonzalo Mingo de la barriada cacereña de la Mejostilla, en agosto del año anterior. En los hechos estuvo implicado otro menor que no fue detenido al tener menos de 14 años. La sentencia consideraba también que no hubo «fuerza ni intimidación».

2017: Plasencia

«La violamos con condón, la matamos y la metemos al maletero». Son las palabras que se escucha de uno de los agresores mientras grababa a los otros dos cuando intentaban someter a su víctima. Los tres jóvenes, de 26, 27 y 28 años, metieron a la chica a rodillazos en un coche. Según recogía EFE, sobre las 3.00 horas del 20 de mayo la mujer caminaba por una avenida de la capital del Jerte cuando se le acercó un vehículo monovolumen ocupado por tres hombres. Tras parar a su lado, uno de los ocupantes le mostró a través de la ventana un fajo de billetes mientras que otro de los hombres bajó del coche, la cogió por detrás y la introdujo en el mismo a rodillazos. Con el vehículo parado, dos de los ocupantes agredieron a la víctima y, bajo amenazas, la sometieron a todo tipo de actos vejatorios y humillantes de carácter sexual mientras el tercero grababa toda la escena con un teléfono móvil desde los asientos traseros. Al pasar una persona por la acera se asustaron, tiraron a la chica del coche y se marcharon del lugar.

2016: Badajoz

Una condena de 13 años y medio de prisión. Esa fue la sentencia en noviembre del pasado año para la llamada 'manada de Badajoz': los tres acusados de agredir sexualmente a una mujer en la rampa de un garaje de la Urbanización Guadiana de la capital pacense en septiembre de 2016. En la sentencia se detalla cómo la víctima coincidió en un pub de la urbanización con uno de los acusados, al que ya conocía previamente y que estaba acompañado por los otros dos procesados. La mujer había consumido «gran cantidad de bebidas alcohólicas», hasta el punto de protagonizar un incidente con otra mujer y ser expulsada del bar, con los tres hombres como testigos. Poco antes del cierre del establecimiento, los cuatro volvieron a encontrarse en la puerta del pub «y al percatarse del estado de embriaguez, confusión y desorientación» en el que se hallaba la víctima, los acusados, «aprovechándose de sus condiciones, la compelieron para que los acompañase, llevándola a empujones» hasta el fondo de la rampa de acceso del garaje. En ese lugar, según los magistrados, «la despojaron de sus ropas dejándola totalmente desnuda» y «acorralándola entre los tres y agarrándola por el cuello y los brazos e inclinándola al doblarle la espalda», la obligaron a realizarles felaciones a los tres, «llegando así a introducir sus penes en la boca de la víctima, a merced que los otros dos la agarraban y sujetaban, turnándose a tal efecto».

Una 'performance' en una manifestación feminista para denunciar los abusos a las mujeres

Una 'performance' en una manifestación feminista para denunciar los abusos a las mujeres / EFE

España: un goteo continúo de «casos aislados» este mes

La violencia machista continúa y las diferentes violaciones grupales que han trascendido en todo el país son una muestra de ello. El movimiento feminista señala que no pueden tratarse como «casos aislados» cuando se han producido cinco denuncias en menos de dos semanas. Son estas:

Fecha: 8 de mayo

Lugar: Málaga

Edad de la víctima: 33 años

Nº de agresores: tres (de 19, 30 y 31 años)

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Fecha: 12 de mayo

Lugar: Málaga

Edad de la víctima: 16 años

Nº de agresores: dos

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Fecha: 16 de mayo

Lugar: Burjassot (Valencia)

Edad de las víctima: 12 años

Nº de agresores: cinco (de 15 a 17 años)

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Fecha: 21 de mayo

Lugar: Pulpí (Almería)

Edad de la víctima: 30 años

Nº de agresores: tres

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Fecha: 23 de mayo

Lugar: Villarreal

Edad de la víctima: 18 años

Nº de agresores: siete (menores de edad)

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