«Por culpa de mis ataques de ansiedad se reían de mi en el instituto y sufrí bullying hasta el punto de querer morirme». Así de cruda fue la realidad que vivió Paula Nogales cuando a sus 12 años empezó a sufrir un trastorno que cambió su vida por completo. Esta joven almendralejense, que ahora tiene 16 años, relata que su conflicto se inició en el verano previo a entrar en el instituto: «Tenía ataques de ansiedad constantemente y pensamientos negativos, se me ponía una bola en la garganta y perdí mucho peso porque no podía ni comer. Llegué a estar tres días ingresada en el hospital»

A finales de ese periodo estival, Paula consiguió remontar gracias a la ayuda psicológica y psiquiátrica que recibió, aunque a día de hoy sigue en tratamiento porque la ansiedad no se ha ido del todo. «Ahora lo llevo mucho mejor que hace años», confiesa, y reconoce a su vez que la percepción de los jóvenes que la rodean también ha cambiado: «Están bastante más concienciados sobre los problemas de salud mental».

Según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta, los equipos de salud mental infantojuvenil han atendido en lo que va de año en la región un total de 10.881 consultas. Desde el SES aseguran que son «conscientes de la importancia de cuidar y promover una adecuada salud mental de las personas menores desde los primeros momentos de la infancia». 

Daniel (nombre ficticio, pues prefiere mantener el anonimato) tiene 16 años, pero también sabe ya de primera mano lo que supone pasar y tener que superar un trastorno, en su caso alimenticio. Cuenta que cuando tenía 14 años empezó a sentirse mal con su imagen corporal: «Me miraba en el espejo y no me sentía cómodo con mi cuerpo, no es que me viera gordo, sino más bien no todo lo delgado que quería». Esto le llevó a practicar ejercicio físico de una manera obsesiva y a comer lo mínimo, de hecho, dice que había días que podía quemar 6.000 calorías habiendo ingerido solo unas 400. 

En su caso no tuvo que acudir a un profesional para sobreponerse a esta problemática. Dice que la superó gracias a sus padres y amigos, pero sobre todo, a la música y la poesía, sus grandes pasiones. «Fue muy duro y me costó superarlo un año, pero ahora me encuentro perfectamente», asegura. Quiere que su testimonio ayude a concienciar sobre la importancia de atender la salud mental: «La gente me miraba mal, cuando lo que necesitaba era apoyo, por eso quiero que haya más comprensión y todo esto se normalice».

La pandemia

Cabe destacar que las consultas por salud mental en la población infantojuveil ascendieron a 18.337 en 2021, un 17% más con respecto al año 2019, previo a la pandemia de coronavirus. La psicóloga y técnica responsable de la Federación Extremeña de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes), Inmaculada Valero, sostiene que en el Servicio de Información y Orientación en Salud Mental de la entidad se han triplicado las consultas desde el inicio de la crisis sanitaria y, en lo que va de año, ya suman 900. «La pandemia ha generado muchísimo malestar emocional, mucha angustia y ansiedad», explica. 

Valero destaca que han tenido que habilitar una línea específica para los jóvenes, ya que también se han multiplicado las llamadas que reciben por parte de este colectivo. «Han sido uno de los colectivos que más han sufrido los efectos de la pandemia a nivel de salud mental. El aislamiento, la falta de actividades y de relaciones sociales les ha afectado mucho en su desarrollo emocional, porque de alguna manera se les ha cortado», señala. Este contexto, apunta, ha generado en los jóvenes problemas de salud mental relacionados con la depresión, la angustia y las ideas suicidas. 

En este sentido, indicar que desde la federación, y con la colaboración de los propios jóvenes, se editó el pasado año ‘Croquetamental’, una guía que recoge desde la definición de trastorno mental y algunas claves para detectarlo, a consejos para actuar ante ellos. Se trata de una de las iniciativas que llevan a cabo en materia preventiva, como las charlas que dan en los centros educativos. 

A juicio de la psicóloga, la pandemia ha abierto mucho la conciencia a la salud mental y han salido a la luz muchas necesidades. Aprovecha a su vez para poner el foco en la falta de psiquiatras y psicólogos tanto a nivel regional como nacional. «Quizás hay recursos para problemas graves, pero a lo mejor para una atención psicológica ‘menor’ o te lo costeas o no tienes derecho a ello porque no hay recursos suficientes». Por ello, insta a las administraciones a reforzar los recursos.

Más voces

Olga de Miguel es madre de Javier, un niño de 13 años diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) desde que tenía cinco. Reconoce que a raíz de ese diagnóstico, su vida ha sido «una batalla». «Nuestro día a día no es fácil. Mi hijo no tiene problemas de aprendizaje, pero al ser hiperactivo tiene problemas de conducta porque le cuesta mucho seguir las normas», explica. «Durante el colegio Javier sí sintió mucho rechazo, más por parte de los padres que de los niños, porque con decir que era muy malo, ahí estaba todo solucionado. Creo que la sociedad no está preparada para este tipo de trastornos», lamenta.

Los recursos

La Red de Salud Mental de Extremadura cuenta con diferentes dispositivos y recursos para adaptarse, en la medida de lo posible, a las necesidades de cada una de las personas a las que atiende. El acceso a estos se realiza mediante una solicitud (e-consulta) desde Atención Primaria, bien desde la consulta de Pediatría o desde la consulta de Medicina de Familia. Cuatro equipos de salud mental están operativos en el ámbito referido a la población infantojuvenil, en las áreas de salud de Badajoz, Cáceres, Plasencia y Don Benito-Villanueva de la Serena. En concreto, cuentan con cuatro profesionales de psiquiatría, cinco de psicología clínica, cuatro de enfermería especialista y uno de trabajo social sanitario. 

Además, los menores que por la gravedad o complejidad de su cuadro clínico así lo requieran, pueden ser hospitalizadas en las Unidades de Hospitalización Breve de la Comunidad. Incluso, en algunos casos, si se necesitara una atención de media o larga estancia, el SES gestiona plazas en centros privados externos a la comunidad autónoma. Desde la consejería indican a su vez que está prevista para mediados de septiembre la apertura de la Unidad de Hospitalización Breve Infantil, situada en el Hospital Materno-Infantil de Badajoz y con cobertura autonómica.