Un itinerario académico poco convencional

Unos 200 titulados universitarios inician estudios de FP cada año en Extremadura

En muchos casos buscan especializarse y ofrecer así un perfil más técnico a la hora de acceder al mercado laboral

Unos 200 titulados universitarios inician estudios de FP cada año en la región

Unos 200 titulados universitarios inician estudios de FP cada año en la región

En los últimos cuatro cursos, unos 800 extremeños han decidido iniciar estudios de Formación Profesional después de haber finalizado una carrera universitaria. Unas veces con el fin de especializarse dentro del mismo ámbito y presentarse así con un perfil más técnico en el mercado laboral; otras, buscando unos horizontes profesionales distintos. Titulados en arquitectura técnica que se matriculan en un ciclo de energía y agua; ingenieros que comienzan a estudiar fabricación mecánica; o graduadas en comunicación audiovisual que cursan FP en imagen y sonido. Son algunos de los perfiles que ofrecen quienes han seguido este itinerario académico.

Lo habitual es que se trate de egresados que toman esta decisión «obligados» porque «no encuentran trabajo o el que encuentran no les satisface», asevera Martha Corchado, responsable de Formación en la Empresa y de Formación Profesional Dual en Deutz Spain. «Desgraciadamente, en España no existe ese contacto entre universidad y empresa que sí hay en países como Alemania, donde no tiene sentido hacer una ingeniería si desde el primer año no estás en contacto con una industria. Aquí eso no se produce hasta el último curso», añade.

A su juicio, más acertado es, en todo caso, realizar el recorrido inverso y esperar a haber cursado FP y un curso de especialización (que ya puede convalidarse por créditos universitarios) antes de matricularse en una facultad.

Unos 200 titulados universitarios inician estudios de FP cada año en la región

Unos 200 titulados universitarios inician estudios de FP cada año en la región

Deutz fue una de las empresas pioneras en poner en marcha la formación profesional dual en España hace ya una década. Actualmente, ofrece tres grados superiores junto al IES Cristo del Rosario de Zafra. Programación de la producción en fabricación mecánica es el más veterano y en él se matriculan cada año una veintena de nuevos alumnos. Además, también hay ciclos de administración y finanzas y de sistemas electrotécnicos y automatizados, con promociones de cinco alumnos al año en cada uno de ellos. 

«Desgraciadamente, en España no existe el contacto entre universidad y empresa que sí hay en Alemania»

MARTHA CORCHADO

— Responsable de Formación en la Empresa y de Formación Profesional Dual en Deutz Spain

En torno a una decena de los alumnos que cada curso empiezan estos estudios lo hacen después de haber pasado por un campus universitario, precisa Corchado, que indica que también es habitual que lleguen a ellos tras haber completado otro grado de FP. Una vez que finalizan la dual, la práctica totalidad acaba trabajando en esta industria por lo que el proceso de criba que se hace para poder matricularse es en realidad casi la selección del futuro personal para la empresa. «Mi trabajo es identificar el potencial», afirma.

«En la sociedad hay un exceso de titulitis universitaria, pero realmente de lo que hay mayor demanda es de perfiles con formación profesional», coincide Nelia Pulido, directora de Adecco en Extremadura, quien considera también que el principal «problema que tienen las titulaciones universitarias» es su déficit de prácticas. «Ese es un elemento diferenciador de las formaciones profesionales, que en ellas la persona que se incorpora al mercado laboral lo hace sabiendo un oficio», aduce. En titulaciones como las de soldadura y calderería o las vinculadas a instalaciones solares, por ejemplo, los alumnos terminan «y ya los están esperando las empresas».

«De lo que hay mayor demanda en el mercado laboral es de perfiles con formación profesional»

NELIA PULIDO

— Directora de Adecco en Extremadura

Por contra, «nos encontramos mucha gente que ha estudiado carreras que, al final, o te preparas unas oposiciones o es muy difícil engancharte al mercado laboral», a no ser que sea «haciendo trabajos» para los que están «sobrecualificados».

De acuerdo a la información facilitada por la Consejería de Educación y Empleo extremeña, los estudios de FP más demandados por titulados universitarios son los de educación infantil; prevención de riesgos profesionales; y desarrollo de aplicaciones multiplataforma, cuando se trata de grados superiores. Y los de instalaciones eléctricas y automáticas; gestión administrativa; y sistemas microinformáticos y redes, en los grados medios.

En lo que respecta a la modalidad, siete de cada diez optan por la formación a distancia o semipresencial, probablemente personas que «compaginan» empleo y estudios con vistas a «cambiar de trabajo», esgrime la responsable en la región de Adecco.

«En la FP sales mejor formado para el mundo laboral»

María del Ara Pozo. Estudió FP dual tras cursar una ingeniería y un máster.

María del Ara Pozo. Estudió FP dual tras cursar una ingeniería y un máster.

Cuando en 2018 María del Ara Pozo (Azuaga, 32 años) se matriculó en el ciclo formativo Programación de la producción en fabricación mecánica, que imparten de manera conjunta el IES Cristo del Rosario, de Zafra, y la compañía Deutz Spain, no había cumplido aún los treinta, pero ya tenía una ingeniería y un posgrado. Entre 2008 y 2011 había cursado ingeniería técnica industrial, especialidad mecánica, en Badajoz. «Desde segundo de la ESO que tuvimos la asignatura de tecnología, tenía claro que me quería orientar a la rama tecnológica, era algo que me llamaba mucho la atención», cuenta. Fue una de las diez mujeres, de un total de 120 estudiantes, que comenzaron en su promoción. Y una de las dos únicas en acabar, tras ir prácticamente a curso por año. 

Posteriormente, completó su formación con un máster, también en la Universidad de Extremadura, en ingeniería biomédica y fue al finalizarlo cuando dio el salto al mercado laboral. Primero en una empresa en la que estuvo «diseñando máquinas» durante dos años, pero que acabó cerrando, y luego en otras firmas en Sevilla y Almendralejo. «La verdad es que lo que veía eran sueldos bastante bajos, aunque trabajase como ingeniera, y una inestabilidad laboral enorme», apunta, por lo que se decidió a hacer las pruebas selectivas para este grado superior de FP Dual. «Y fue un gran acierto», zanja. 

En la FP «te obligan a poner en práctica ejemplos reales. Tienes que pensar en cómo hacer las cosas, que es como realmente puedes saber si te estás quedando con los conceptos o no». Una vez al mes como mínimo los alumnos acudían a la fábrica y «cogíamos máquinas reales. Entonces veías cómo trabajan, cómo cambian herramientas, cómo se meten los programas…», detalla. Por contra, «cuando sales de la carrera tienes muchos conocimientos teóricos» pero que «no tienen nada que ver con la realidad» que luego existe en la empresa, arguye. «Si hubiéramos tenido algunas asignaturas más prácticas hubiésemos salido mucho mejor formados», ahonda.

«Te obligan a poner en práctica ejemplos reales, que es como realmente puedes saber si te estás quedando con los conceptos o no»

Con una nota media de 9,85 en su expediente académico, obtuvo el premio extraordinario de FP en la familia profesional de fabricación mecánica tanto a nivel regional como nacional. En mayo del año siguiente le llamaron desde la fábrica de Deutz y comenzó a trabajar en la planta. Primero en producción –como operaria ya ganaba más que sus anteriores empleos como ingeniera, señala--, y a los dos meses de entrar «me subieron a ingeniería» como responsable de homologación de nuevos productos en este departamento.

Actualmente, es ingeniera de calidad de bloques (una de las áreas de fabricación de esta industria es la de bloques de motor). Su cometido es recepcionar cualquier queja que pueda provenir de un cliente, «detectar el motivo» que la ha originado, y ejecutar en planta «las medidas necesarias para que no se vuelva a producir». También poner en marcha mejoras de calidad o control de los procesos para cumplir los estándares de la propia firma y los requisitos que pueda exigir un cliente. 

De los veinte alumnos de su promoción «si no es el 100%, el 90%» están trabajando en estos momentos en esta industria de Zafra, incluidas sus cuatro compañeras. «Y los que no están» tienen empleos «en otros sitios». «En la FP sales mejor formado para el mundo laboral, que es lo que buscan las empresas, personas a las que no deban formar desde cero. Nosotros cuando entramos aquí ya teníamos conocimientos de los puestos, las máquinas, los productos, los estándares de la empresa... Con unas nociones básicas te puedes adaptar fácilmente». 

«Quería formarme en algo que me diera oportunidad de trabajar»

María Torre. Ha cursado técnico en farmacia. Tiene una ingeniería técnica industrial y una  ingeniería química superior.

María Torre. Ha cursado técnico en farmacia. Tiene una ingeniería técnica industrial y una ingeniería química superior. / Lorenzo Cordero

Con las prácticas que hizo en la farmacia ubicada en su barrio entre septiembre y diciembre pasados, María Torre (47 años) concluyó el ciclo formativo en técnico en farmacia y parafarmacia que cursó en el IES Profesor Hernández-Pacheco, de Cáceres. «Fueron muy bien, aprendí muchísimo», resume esta lucense que lleva once años residiendo en la capital cacereña. Y es en este mismo ámbito donde le gustaría encontrar un empleo ahora y para lo que ya ha repartido una veintena de currículos. «Mi idea es trabajar en atención al público en una farmacia», detalla. Entre otras cuestiones porque, madre de dos hijos (la mayor de once años y el menor de seis), un empleo de jornada continuada en uno de estos establecimientos le permitiría «conciliar un poco mejor» la vida familiar y la laboral. También se ha inscrito en la bolsa del SES para técnico de farmacia, si bien esta es una posibilidad que se plantea «más a futuro».

María tiene una ingeniería técnica industrial, especialidad en química, que cursó en Lugo, y una ingeniería química superior, realizada en Oviedo. También un máster en prevención de riesgos. El nacimiento de su primera hija le llevó a dejar a un lado su carrera laboral y no fue hasta que el menor estaba ya «en la ‘guarde’» cuando se decidió a cursar esta formación. «Me apetecía hacer el ciclo de farmacia», una disciplina «que siempre me gusto mucho», cuenta. Aparte, agrega, «después de tantos años sin trabajar en el sector industrial pensé que en él no tenía muchas posibilidades y por eso me enfoque a un ciclo, para formarme en algo que me diera la oportunidad de trabajar». Una modalidad de enseñanza en la que, además, «preparan laboralmente muy bien a la gente, creo que incluso a veces mejor que las carreras». «Ha sido una experiencia fabulosa», apostilla.

«Este ciclo era una ‘espinita’ que tenía desde hacía muchos años»

Rosa María Cano. Ha cursado el ciclo formativo de técnico en farmacia. Es titulada en Magisterio

Rosa María Cano. Cursa el ciclo formativo de técnico en farmacia. Es titulada en Magisterio / Lorenzo Cordero

«Soy muy persistente, muy trabajadora y, cuando empiezo algo, lo acabo», se define Rosa María Cano (Cáceres, 49 años). Con 16 años comenzó a trabajar en el negocio familiar, un centro de educación infantil, empleo que compaginó con los estudios de magisterio, que finalizó en 1995. «A mí la docencia es lo que más me apasiona», incide, pero «circunstancias de la vida» siguió trabajando en la guardería familiar hasta que esta echó el cierre en 2016. «A mí me gusta trabajar y es a lo que estoy acostumbrada, pero ya con 43 años no encuentras en ningún sitio. La edad te limita muchísimo», añade. 

Así que decidió presentarse a las oposiciones para celador del SES, en las que al primer intento no sacó plaza aunque sí la suficiente nota como para que comenzaran a llamarla. La preparación de estas pruebas le hizo, además, volver a coger el gusto por los estudios y decidió que era el momento de hacer el ciclo formativo en técnico de farmacia y parafarmacia «una ‘espinita’» que tenía clavada desde «hacía muchos años».

Cursado en el IES Profesor Hernández-Pacheco, de Cáceres, lo ha ido haciendo, «poquito a poquito», porque ha tenido que compaginarlo doblemente: con las tareas familiares (tiene un hijo de 19 y una hija de 15) y con los periodos de varios meses en los que ha estado trabajando como celadora. «Me metía en mi habitación aunque fueran 10 minutos o media hora y absorbía todo lo que podía, y al rato, otra vez», explica. Sus hijos, con los que ha llegado a compartir mismo instituto, «me animaban mucho», destaca. 

Le quedan solo tres asignaturas, dos de las cuales se está preparando por libre al haber estado trabajando durante parte del curso. Reconoce que «va a ser difícil» que pueda terminar este año --«Es mucho y ya no puedo tanto», arguye-- pero, una vez que lo logre, ya tiene puesta la vista en su siguiente objetivo: opositar a una plaza como técnico de farmacia del SES.

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