tribuna

Extremadura cuenta

Extremadura debe posicionarse enérgicamente en su Asamblea y en las cámaras nacionales. Y no es una cuestión de color político, sino de estricta justicia 

María Guardiola Martín, presidenta de la Junta de Extremadura.

María Guardiola Martín, presidenta de la Junta de Extremadura. / JUNTAEX

María Guardiola Martín*

En Extremadura conviven el respeto a lo que fuimos, la emoción de lo que somos y el entusiasmo por lo que seremos. En mitad de estos tres tiempos, cada hombre y cada mujer de esta tierra debe tomar decisiones que armonicen pasado, presente y futuro. En sus casas y fuera de ellas. En lo íntimo y en lo social. En lo privado y en lo político.

El Día de Extremadura es el día de su gente. No es una celebración rutinaria. No es un recuerdo hiperbólico a la propia tierra. Detrás de cada nombre, hay una persona. Con sus esfuerzos, sus talentos, sus circunstancias y sus expectativas. Extremadura es una región viva y, como tal, hay que referirse a ella. Este día no es una observación ensimismada, sino algo más. Una búsqueda, un interés en mejorar las cosas. No por ambición, no por egoísmo, sino por dignidad.

El 8 de septiembre celebramos la vida y la pertenencia. El 8 de septiembre celebramos que estamos juntos en el camino. Extremadura cuenta. Es el lema del primer Día de Extremadura que tengo el honor de celebrar como presidenta de la Junta. Extremadura cuenta, en primer lugar, con su gente. Con sus familias, con sus emprendedores. Con sus sanitarios y docentes. Con sus creadores. Con sus jóvenes y con sus mayores. Extremadura cuenta contigo. Porque eres tú quien delimita las fronteras de esta tierra. Y tus aspiraciones son las aspiraciones de todos.

Y vamos más allá. Extremadura cuenta en España. En este país que, en este momento político está dominado por las minorías nacionalistas. Una España asimétrica y desigual en la que regiones como la nuestra siempre llegan tarde al reparto. Sin grandes inversiones, sin una fiscalidad que nos ayude a ser más competitivos, sin un plan frente a los agravios históricos, Extremadura debe posicionarse enérgicamente en su Asamblea y en las cámaras nacionales. Y no es una cuestión de color político, sino de estricta justicia. Tenemos que estar juntos, como Comunidad,en esta reivindicación. Por nuestros abuelos, por nuestros padres, por nosotros, por nuestros hijos y por nuestros nietos. Extremadura cuenta.

Porque somos una tierra leal. Somos una tierra generosa. Y eso no debe tener castigo. Siempre hemos buscado la armonía, la convivencia, la construcción común, el apoyo mutuo, el respeto a las instituciones, la solidaridad entre las regiones. Por eso, no entendemos que la fractura, que el revanchismo, que el desprecio, ahora tenga premio político. Nuestra democracia se cimenta sobre la igualdad y el respeto. España no puede ser un país asimétrico. España no puede orillar a determinadas regiones. Al revés: debe hacer todo lo posible porque las autonomías vayan parejas en su progreso. 

El 8 de septiembre es el día, también, para reivindicar lo que somos. Lejos de la complacencia, es momento de destacar todo aquello que hace que nos movamos, que crezcamos, que emprendamos nuevos caminos. Talento, esfuerzo y brillantez. Nuestras medallas son un reconocimiento, pero también una responsabilidad. Son un itinerario ejemplar y un espejo para muchos jóvenes. 

Extendamos un mapa de Extremadura e imaginemos, por un momento, que no hay ciudades. Que vamos a trazar un viaje por personas y entidades. Por sus afectos, por su tesón, por sus ideales. Una aventura que nos conduzca desde nuestros orígenes a nuestro presente. Desde lo que fuimos a lo que aspiramos ser. Hemos comenzado la travesía en el yacimiento de Casas del Turuñuelo en Guareña. Con aquellas primeras representaciones humanas de la cultura tartésica que han cambiado definitivamente la historia del arte. Aquella antigua belleza emergida gracias a la labor de Esther Rodríguez y Sebastián Celestino.

Pasamos por el Colegio de Nuestra Señora del Carmen-Vedruna de Villafranca de los Barros, uno de los centros educativos extremeños más antiguos, con más de un siglo de historia. La educación es fundamental en estos tiempos en los que los valores se tambalean y la verdad está en duda. La educación es un dique contra el populismo y el abandono. 

Hemos seguido deslizando nuestro dedo por este mapa, por este tiempo, por esta tierra, hasta la fundación de El Periódico de Extremadura, que cumple cien años de vida, con una magnífica salud. Un siglo de oficio, de voluntad por compartir, por informar, por ser útil a la ciudadanía. Un diario que ha sabido adaptarse a estos días, que se ha modernizado, que ha sido pionero en tantas cosas.

Y seguimos con la ruta. El deporte es pasión y es entrega. El Rallye de la Vendimia de Almendralejo es un ejemplo de ello. Una maravillosa organización y un gran respeto y dedicación al mundo del motor. Y sin olvidar que, habitualmente, deporte y desarrollo económico van de la mano. Que también a través de estas iniciativas se dinamizan los municipios y sus comarcas. En este caso, Almendralejo y la Tierra de Barros. El Rallye, en 52 ediciones, ha puesto en el panorama del motor a nuestra tierra. Con humildad, pero con sentido e intención. 

Y, por último, nos detenemos enla planta de Oncohematología Pediátrica del Hospital Materno Infantil de Badajoz. La enfermedad nos recuerda nuestra vulnerabilidad; y que no hay nada más importante que la salud. Este es un reconocimiento a esos profesionales sanitarios que se entregan cada día al bienestar de niños y adolescentes pacientes de cáncer. 

Nuestras medallas son un homenaje a esta tierra. Al motor de esta tierra, que son las personas. Extremeñas y extremeños que construyen, con su labor, una región mejor. Que persisten en sus proyectos, que amplían el campo de juego, que no abandonan pese a las adversidades. Eso es Extremadura. Esa resistencia, esa valentía, esa fe en lo que uno hace, en lo que uno cree, en lo que uno vive. 

Estoy orgullosa de mi tierra. De sus gentes, de sus tradiciones, de su cultura, de su cariño. De su devoción. De su mirada siempre al frente. De sus ganas de cambiar las cosas. De no conformarse. Esa fortaleza en el ánimo, su convicción y su felicidad. Porque sin felicidad no somos nada. Porque sin felicidad somos cáscaras sin fruto. Y quiero reivindicar ese carácter jovial y esa sonrisa perenne pese a las tormentas de la vida. 

Extremadura es una forma de ser. Pero eso no nos convierte en ciudadanos dóciles. Extremadura quiere saldar sus deudas y dejar de ser una región esquinada en el mapa político actual. Eso es el cambio. Esa fuerza para remover el tablero. Para resituar las piezas. Hablar y ser escuchados. Pedir y ser satisfechos. Exigir y ser respetados. Es el momento de Extremadura.

Extremadura cuenta. Y cuando cayó la noche sobre el Teatro Romano de Mérida y se entregaron las Medallas de Extremadura, pensamos en nuestra tierra. En quienes la trabajaron. En quienes madrugan para abrir los negocios. En las niñas y niños yendo a los colegios. En las prisas, en ese querer hacerlo todo de muchas madres y padres. Pensamos en los hospitales. Pensamos en nuestro tren. En todas esas cosas que queremos cambiar, que queremos mejorar, que queremos dejar a las generaciones venideras. Porque eso es Extremadura: un mañana que hay que trabajar firmemente desde hoy mismo. Con amor, con respeto, con ilusión y con orgullo. Viva Extremadura.

* María Guardiola Martín es presidenta de la Junta de Extremadura