La sintonía entre el presidente de EEUU, George Bush, y su homólogo afgano, Hamid Karzai, es casi total. Los líderes pusieron fin ayer a dos días de encuentro en Camp David, donde la seguridad en Afganistán, la lucha contra los terroristas y el freno a las plantaciones de opio fueron los ejes de las conversaciones. Y si Teherán no hubiera aparecido en una pregunta en su comparecencia ante la prensa, los dos presidentes podrían jurar tener el mismo escritor de discursos.

El sábado, en una entrevista con la cadena CNN, Karzai definió a Irán como "una ayuda y una solución" en Afganistán, y ayer Bush se aprestó a mostrar su opinión divergente. "Yo sería muy cauto al analizar si la influencia de Irán en Afganistán es positiva", dijo el presidente estadounidense, quien definió a Irán como "fuerza de desestabilización". Bush volvió a denunciar los planes nucleares de Teherán; acusó al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, de aislar a su pueblo, y afirmó que "EEUU sigue trabajando para aislarlo aún más".

Aunque en la CNN Karzai describió un panorama desalentador en Afganistán, en su comparecencia junto a Bush se esforzó por subrayar los progresos y dio las gracias a EEUU.

Bush, por su parte, dio cierto giro de moderación al referirse a la lucha contra Al Qaeda. Ayer esquivó la respuesta cuando le preguntaron si entraría en Pakistán, sin el permiso del Gobierno paquistaní, si sus servicios de espionaje localizaban allí a los líderes terroristas.