Cuando ya se había confirmado que existía un acuerdo con el PP para que los de naranja gobernaran en Badajoz y los populares en Cáceres, el líder regional de Ciudadanos, Cayetano Polo, mandó un nuevo comunicado para decir que todavía en ambas ciudades cualquier escenario era posible. Es solo un ejemplo, quizás el más claro, para explicar cómo este partido ha llevado a cabo la negociación en los ayuntamientos más importantes de la región: sin información concreta y negando la evidencia.

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Ciudadanos ha jugado al despiste, a la ambigüedad. Una reunión tras otra sin avanzar nada. Hermetismo informativo en todo momento para no mostrar ni una sola carta. Y comunicados de prensa vacíos de contenido.

¿La realidad? Los alcaldes de Cáceres y Badajoz, las dos capitales de provincia, no se han elegido en la comunidad, han venido impuestos desde Madrid, desde la dirección nacional del partido que lidera Albert Rivera. Ha sido el modus operandi en general de esta formación en todo el ámbito nacional. Ya funcionaron sin autonomía propia en las negociaciones para formar gobierno en la Junta de Andalucía y en Extremadura también han demostrado que no cuentan con ningún tipo de independencia. Cualquier paso tiene que aprobarlo Madrid, aunque cuando se crearon los comités de pactos desde la formación regional aseguraron que no habría interferencias desde la dirección general.

DISCREPANCIAS / Ni la lista más votada ni el criterio de los candidatos locales se han tenido en cuenta como condicionantes a la hora de establecer acuerdos. De hecho, aún más en Cáceres que en Badajoz, los líderes municipales de Ciudadanos se han mostrado desde un principio más favorables a firmar un pacto con el PSOE. Al fin y al cabo, ha sido el partido más votado el 26-M en ambas ciudades.

Pero como viene siendo habitual en política, las decisiones se toman en beneficio propio y según los criterios que más interesen a la formación. Y lo que se defiende en una plaza no tiene por qué servir como criterio ni como argumento para otra.

Ejemplo: en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata el partido naranja ha defendido la idea de que gobierne «quien tiene más concejales por responsabilidad politica y para poder dar estabilidad». El resultado que el bastón de mando lo levantará el PSOE. ¿Qué pasaría si se aplica ese criterio a Cáceres y Badajoz?

Otro ejemplo: en Villanfranca de los Barros habrá alcalde de Cs con el apoyo del PP para desbancar al PSOE que lleva décadas con el bastón de mando. ¿Explicación? El cambio, la regeneración.

CULEBRÓN ELECTORAL / Pero lo más llamativo del culebrón electoral que empezó el 27-M ha sido cómo se han terminado repartiendo las alcaldías de las dos capitales de provincia.

En Cáceres la jornada de ayer se inició con una rueda de prensa del candidato socialista, Luis Salaya, asegurando que había preacuerdo con Ciudadanos, fuerza a la que cederían cuatro concejalías. Pero en seguida la formación naranja respondió a las delcaraciones de Salaya asegurando que no era cierto tal pacto.

Y a menos de 24 horas de los plenos de investidura, empezaron a poner las cartas encima de la mesa: un pacto a la manchega en Badajoz, o lo que es lo mismo, dos años de alcaldía para el PP y otros para el Cs. ¿Es esa la estabilidad que se buscaba? Los protagonistas juran y perjuran que sí.

No obstante, en la ecuación hace falta el apoyo de Vox, que ayer quiso su cuota de protagonismo asegurando que también aspira a su parte de poder, o lo que es lo mismo, a entrar en el gobierno.

¿Cáceres? Al cierre de esta edición aún se negociaba si aplicar la misma fórmula que en la capital pacense, aunque en principio el bastón de mando sería para los populares, que se niegan a compartir alcaldía.

¿Habrá cambios hoy como ocurrió anoche en Almendralejo, donde finalmente el gobierno será para el PSOE? Quien sabe. La fómula de los alcaldes de quita y pon siempre da sorpresas.