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ESTALLIDO SOCIAL EN EL SECTOR PRIMARIO

El olivar cierra una mala campaña con una caída por encima del 30%

Las perspectivas ya eran malas, pero la caída del precio ha hundido al sector. La recogida se da por cerrada ya con producciones y rendimientos bajos

El olivar cierra una mala campaña con una caída por encima del 30%

Se han superado las previsiones más pesimistas que se lanzaron al inicio de la campaña y el olivar da ya casi por terminada la recogida de la aceituna, con un mes de antelación respecto a un año normal y con un balance negativo, que se sustenta tanto en la caída de la producción por encima del 30% como por el desplome de los precios, que no llegaba a cubrir costes: producir un litro de aceite de oliva virgen extra cuesta al menos 2,60 euros pero apenas se ha estado pagando a dos euros. «Ha sido una campaña desastrosa para el aceite y se han confirmado los peores presagios en cuanto a la producción y los rendimientos», resume el responsable de Olivar de UPA UCE, Antonio Prieto. Recurre a una explicación muy gráfica para dar una idea de la situación de esta campaña: «si el año pasado tenía alrededor de hora y media de espera en poder empezar a descargar en la cooperativa lo recogido, este año lograba pasar en diez minutos».

La campaña ha sido muy desigual, con zonas en las que apenas se ha alcanzado la mitad de la producción del año anterior, pero la estimación es que la reducción rondará el 30% con unas 55.000 toneladas, frente a las 78.000 del año pasado, según los datos de UPA UCE. Para Apag Extremdura Asaja, el descenso podría ser incluso más acusado y situarse por encima del 40% cuando se cierren los datos.

Una parte del problema está en la climatología, que este año ha dado la peor cara al sector, con lluvia a destiempo (durante la floración, por ejemplo), calor cuando no tocaba y una primavera escasa y seca, lo que ha afectado a la producción de los árboles. El pedrisco que sacudió a una zona de la región y que tiró parte de la aceituna que estaba ya a punto de ser recogida (se estima que entre un 10 y un 15%), provocó además que todo lo que cayó se quedara en el suelo, porque el desplome de los precios no compensaba el esfuerzo que requiere la recolección manual en el suelo.

Con todo eso, a mediados de diciembre, por ejemplo, ya se había completado la recolección en la zona de Tierra de Barros y a principios del mes de febrero, ahora, apenas queda un 5% de las aceitunas por recoger en zonas aisladas de los puntos más tardíos, como Navalvillar de Pela o La Nava de Santiago, cuando lo normal es que se prolongue la actividad en los olivares al menos hasta finales de febrero o incluso principios de marzo.

Las estimaciones que hacían las organizaciones agrarias antes de que se iniciara la campaña ya contaban con un descenso importante de la producción, que desde Apag Extremadura Asaja situaban en torno al 40%, aunque la previsión ahora de su dirigente, Juan Metidieri, es que la cifra será «aún menor». «En la cooperativa que yo presido en Talarrubias, por ejemplo, el año pasado se recogieron 5.000 toneladas y este año no se pasarán de las 2.000», señala Metidieri.

Y lo peor de todo es que la caída de la producción no ha tenido como consecuencia un repunte de los precios, sino más bien al contrario, en parte porque las almazaras contaban aún con excedentes del año pasado y por la competencia con aceites de otros países productores como Túnez o Turquía.

«El mercado se ha caído. En diciembre había que reglar el aceite para que lo retiraran de las almazaras y el precio no ha llegado a remontar», recuerda el dirigente de Apag Extremadura Asaja. De hecho se llegó a autorizar el almacenamiento privado, aunque con una cifra inferior a las necesidades reales, que tampoco paliaron el problema.

Los precios han oscilado la mayor parte del tiempo ente los 1,75 euros por litro de aceite y los 2 euros, lo que no llegaba a compensar los costes de producción como sí sucedía otros años con campañas también mermadas, pero con precios que rondaban los 3,80 euros por litro.

PRECIOS DIGNOS / «Si las producciones son ruinosas y los precios son ruinosos, alguien se está beneficiando por el camino», insiste Antonio Prieto, que señala a distribuidoras, grandes grupos inversores y supermercados. Es la reivindicación que mantienen las organizaciones agrarias desde hace tiempo y que ahora ha situado el problema en la agenda política con las últimas movilizaciones.

«Seguiremos presionando hasta conseguir al menos unos precios que permitan trabajar con dignidad», señala Metidieri.

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