Se han dado pasos en los últimos 40 años, pero no hay más que mirar a los datos para que la realidad ponga ante los ojos que el camino por delante hasta la igualdad real entre hombres y mujeres parece aún largo. Lo recuerda cada 8 de marzo la reivindicación del Día Internacional de la Mujer desde hace casi medio siglo (la estableció la ONU en el año 1975). Las circunstancias de la pandemia no han hecho más que abrir esas brechas que ya existían; especialmente las relacionadas con el empleo y los cuidados: «los efectos de la crisis sanitaria tienen rostro de mujer porque han sido las más penalizadas por el empleo, las que han asumido la flexibilización y las que se han confinado con los hijos cuando ha sido necesario», es la lectura que hacen desde los sindicatos UGT y CCOO sobre los efectos de esta crisis en la igualdad. Por eso consideran que «más que nunca» hay razones para el 8M, aunque deba ser sin manifestaciones.

Hay brechas que llega hasta la base de la estructura laboral: la brecha salarial sigue penalizando a las mujeres en el empleo y como consecuencia también en su jubilación. En Extremadura esa brecha se sitúa en 2.756 euros, según los últimos datos disponibles de la Agencia Tributaria, correspondientes al 2019. En ellos figura que el salario medio declarado por los hombres se situó en 16.740 euros mientras que el de las mujeres se quedó en 13.968, lo que supone que la brecha entre ambos se mantiene en torno al 20%. Las causas no han variado en el tiempo y entre ellas destacan que, por un lado, los sectores más feminizados son también los más precarios, pero también que las mujeres son las que en mayor medida se ven afectadas por contratos temporales (los asumen en el 76% de los casos) y contratos parciales, en gran medida porque son quienes siguen asumiendo también en mayor medida las tareas relacionadas con el cuidado de hijos o mayores, y las tareas del hogar, aunque en este ámbito se vayan produciendo avances.

Llegado el caso, también son las mujeres las que renuncian a su empleo de forma mayoritaria si la situación familiar se complica. Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al último trimestre del 2020, lo ponen de manifiesto: el 93% de las personas que solicitaron una excedencia para el cuidado de hijos, dependientes o mayores, fueron mujeres.

Todo eso tiene al final su reflejo al terminar la vida laboral en forma de brecha también en el caso de las pensiones: las mujeres ganan de media 844 euros, frente a los 1.042 euros de la pensión media de los hombres, según los datos de la Seguridad Social del pasado mes de febrero. Las cifras han ido cambiando progresivamente (hace una década las pensiones medias se situaban en 615 euros y 811 euros, respectivamente) pero la brecha, sin embargo, persiste.

Más desempleo

Y junto a la brecha de género en el empleo, también persiste la del desempleo: el 61% de las personas desempleadas el pasado mes de febrero en Extremadura eran mujeres. En términos absolutos, había 69.073 mujeres paradas en Extremadura frente a los 44.865 hombres. Como en la brecha de los salarios, la causa está también estrechamente ligada a los sectores en los que en mayor medida trabajan las mujeres (el sector servicios, el gran vapuleado por la crisis económica derivada de la pandemia).

«Ser sexista sale barato y por eso sigue habiendo sexismo. Porque si a las mujeres se les dan las mismas oportunidades que a los hombres, pueden hacer exactamente lo mismo. Y muchas veces no hay las mismas oportunidades», analizaba esta semana Patro Sánchez, secretaria general de UGT en Extremadura.

Desde la Fundación Mujeres apuntan a que el problema «no está tanto en que se quiera evitar el ascenso de las mujeres como en que sigue habiendo poca confianza en las cualidades y aptitudes de las mujeres para el desempeño de puestos de responsabilidad», señala la coordinadora regional, Carmen Casco. Junto a eso advierte de que, «como sucede con los salarios, la dificultad no está solo en cómo se articulan los procesos de promoción, sino que en la carrera profesional de las mujeres influyen otras cuestiones que no lo hacen tanto en la de los hombres como son los obstáculos relacionados con la conciliación y la corresponsabilidad, el acceso más tardío al empleo y el menor tiempo que las mujeres, a la hora de la verdad, podemos dedicar al trabajo remunerado», dice. Es la conclusión que extrae también un estudio del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE, por sus siglas en inglés) que recoge que la mujer trabajadora sigue asumiendo más carga de trabajo en casa.

Violencia machista

Y como expresión más profunda de la desigualdad persistente están las cifras de la violencia de género. Según datos del sistema VioGen, entre enero y septiembre de 2020, se dictaron 507 órdenes de protección en Extremadura (144 en la provincia de Cáceres y 363 en la de Badajoz). En los tres primeros trimestres del 2020 se interpusieron 1.694 denuncias por agresiones a mujeres, según los datos del Consejo General del Poder Judicial.

El techo de cristal se rompe en las instituciones

La presencia de la mujer en las instituciones se ha afianzado en los últimos 40 años con ejemplos y modelos que han hecho saltar los techos de cristal. Uno de los últimos está en el poder judicial con la designación de María Félix Tena como presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, o también con el nombramiento de María del Mar Lozano Bartolozzi como directora de la Real Academia de Extremadura de las Letras y de las Artes (RAEX).

Pero hay más ejemplos en la esfera pública que marcan el camino debe afrontar la sociedad: Blanca Martín es la responsable del poder legislativo en la región desde el 2015 y la segunda mujer que accede a ese puesto en 40 años tras Teresa Rejas; Yolanda García Seco es la máxima representante del Gobierno central en Extremadura y es la cuarta mujer que ostenta ese cargo desde el año 1983 (antes estuvieron Cristina Herrera, Carmen Pereira y Alicia Izaguirre); y Pilar Blanco Morales es la actual vicepresidenta primera de la Junta de Extremadura y la tercera mujer que asume esta función en el ejecutivo regional (le precedieron Cristina Teniente y María Dolores Pallero). Junto a eso, en el 2013 Mercedes Vaquera se convirtió en la primera mujer al frente del Consejo Económico y social; Rosalía Perera es desde el 2016 la primera mujer que preside el Jurado de Defensa de la Competencia y Elisa Cortés es la interventora general de la Junta de Extremadura (la primera mujer) desde el 2019. El camino en el caso de las instituciones se ha ido acelerando progresivamente y especialmente en los últimos 20 años.

«Entré en política con 28 años en el Ayuntamiento de Cáceres (1995). Es verdad que entones la presencia de mujeres era mucho menor y ámbitos como la Economía estaban muy masculinizados. Pero yo venía de la abogacía y dije que donde más podía aportar era en el área Economía. Y ocupé esa concejalía», recuerda Cristina Teniente, portavoz del PP en la Asamblea. «Yo no lo he sentido, pero sí me he encontrado con casos de discriminación y desigualdad», reconoce la diputada, que reclama a la consejería de Igualdad más medias «para alcanzar logros reales y no eslóganes». «Porque corremos el riesgo de alejarnos del objetivo de igualdad si se siguen agrandando las brechas».

La portavoz del PSOE, Lara Garlito, reivindica que «la esfera pública tiene que estar liderando las conquistas sociales» pero reconoce que «se van alcanzando peldaños que se echan de menos en otros sectores». El ejemplo que pone es el del actual Consejo de Gobierno (7 mujeres y 3 hombres) «porque las mujeres tienen que estar también en la toma de decisiones. Hay que romper con las barreras que hay en muchos casos aún, que obligan a las mujeres a justificar una valía que no se cuestiona en los hombres», reclama.

«La política es un espejo y debe ser un catalizador de los avances. Con esa responsabilidad me lo tomo», apunta la portavoz de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel. «Pero no basta con que las mujeres estén, hay que hacer políticas feministas, que no es lo mismo que políticas para las mujeres», reivindica.

En otras esferas de la vida pública la toma de decisiones también va reflejando lentamente la realidad que hay en la base. En la Universidad de Extremadura (UEx) hay tres mujeres en estos momentos en el equipo de gobierno que lidera Antonio Hidalgo, aunque la mayor representación la tuvo su predecesor, Segundo Píriz, con cinco mujeres en su primer mandato.

En el ámbito de la concertación social en Extremadura hay dos mujeres al frente de los principales sindicatos de la región. Patrocino Sánchez fue la primera que asumió la Secretaría General de UGT en el año 2016 con un equipo integrado por tres mujeres y dos hombres. Un año más tarde, Encarna Chacón se convertí a en la secretaria general de CCOO y en la primera de la organización confederal.

Hay más ejemplos de un proceso que avanza poco a poco, también en las fuerzas de seguridad. María Jesús Pascual es comandante de la Guardia Civil en Cáceres y en el 2017 se convirtió en la primera mujer en presidir en España los actos del 12 de octubre en una Comandancia.