ha entrenado a futuras promesas y al número 68 de Premier Padel, Adrián Mercadal

La estrella del pádel de Mérida que triunfa en Ámsterdam

Paco González compitió a nivel profesional en Extremadura y también ha sido entrenador en Barcelona

Ahora está en Holanda, donde asegura que hay un nicho de mercado «brutal»

El deportista emeritense posa para este diario.

El deportista emeritense posa para este diario. / El Periódico

El pádel es un deporte de raqueta -también denominada pala- que se juega en pareja y que ha ganado multitud de aficionados en los últimos años en España y en Europa. Mérida tiene a uno de sus grandes maestros en la figura del joven Francisco González (1995), que tras estudiar el Grado Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas en Badajoz y sacarse la titulación de entrenador, esta modalidad se convirtió para él en mucho más que su modo de vida y trabajo, es una auténtica pasión. 

Paco compitió a nivel profesional en Extremadura y hace siete años empezó a trabajar en el Pádel Indoor de Granollers (Barcelona). Después siguió creciendo en Cataluña Pádel, un centro deportivo de alto rendimiento. Cuenta que haberse prodigado antes en otras disciplinas como el fútbol o el piragüismo le daba una coordinación que influyó en que el pádel se le diera bien desde el principio. «Aprendí rápido y también fue muy importante el buen ambiente de amistades. Tengo muy buenos recuerdos de cuando era jugador», resalta a El Periódico Extremadura.

En busca de nuevos retos profesionales, aunque ligado al centro de alto rendimiento catalán, se ha trasladado a Ámsterdam. «En Holanda hay un nicho de mercado brutal con el pádel. Pasa una cosa curiosa, para ellos es un deporte prácticamente nuevo y tienen muchas ganas de aprenderlo. Al haber entrenando a futuras promesas (campeones nacionales, europeos y del mundo) y al número 68 de Premier Padel (Adrián Mercadal), me surgió la oportunidad. Siempre me ha gustado transmitir lo que he aprendido y, a la vez, seguir aprendiendo y dar lo mejor de mí. La enseñanza tiene que ser vocacional, porque si no te gusta lo que haces, la gente lo nota».

Se define como una persona competitiva que siempre disfruta sobre la pista y la que le encanta el deporte, también en esa vertiente docente en la que ahora está centrado. «Adoro enseñar. Y no solo a gente de competición, sino viendo cómo avanza una persona que no sabe golpear, por ejemplo. El reto con los más pequeños es diferente, llegan sin esas referencias previas. Te hacen caso y te respetan, ahonda el joven emeritense. Tiene la convicción de que disfrutando se aprende mucho más deprisa», sostiene González.

Su planteamiento es que el deporte ayuda a convivir con los problemas cotidianos. Y reivindica la importancia de la cabeza porque, según confiesa Francisco, «hay que saber aprender a ganar y a perder».

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