«No es el mismo cliente el que llevas a la discoteca que el que después recoges», dice

El taxista de Mérida que llevó a un viajero a Suiza

Miguel Ángel Rayo Sacristán relata su experiencia al volante y lamenta que el precio de la gasolina ha perjudicado al sector

Tiene la licencia 53, el último coche de la flota

El emeritense, a bordo de su taxi, con la licencia número 53.

El emeritense, a bordo de su taxi, con la licencia número 53. / ALBERTO MANZANO

Como cada día desde hace 13 años, Miguel Ángel Rayo Sacristán se sube a su taxi. Allí se pasa largas horas en busca de una buena jornada por las calles de Mérida. A las ocho de la mañana ya está circulando hasta por la tarde-noche. «Un taxista necesita mucha paciencia, sentido del humor, responsabilidad y trabajar siempre con alegría», de esta forma resume Rayo su tarea diaria. Como no puede elegir a los clientes, cada vez que el teléfono o la radio interna entre compañeros suena, él vive una historia diferente. La mayoría de las veces son un simple trayecto de un punto a otro, pero también hay viajes que permanecen en la memoria. «Una vez llevé a un cliente a Suiza», explica a El Periódico Extremadura.

Miguel Ángel es, por su número de licencia, el 53, el último coche en incorporarse a la flota de taxistas emeritenses. «Trabajaba en una gasolinera y de pronto un buen cliente me dijo que si me interesaba trabajar con él de taxista. Probé y así hasta hoy», cuenta.

Una de las fechas que registra mayor volumen de trabajo en la capital extremeña son las ferias. «El turno de noche es uno de los más cruciales. A veces es divertido, porque a medida que van pasando las horas los clientes se ponen a cantar. Eso sí, algunos se ponen muy pesados, van más pasados de vuelta», relata, y manifiesta: «No es el mismo cliente el que llevas a la discoteca que el que después recoges».

Lo peor, para Rayo y su sector, son los altos precios de la gasolina y las pausas, que cada uno aprovecha de una manera. «Es que lo peor de cualquier trabajo es no trabajar», señala, que usa la el móvil para entretenerse.

El tiempo medio de gestionar una llamada son unos 15 segundos y si la persona no sabe dónde se encuentra podemos llegar hasta los 30 segundos. «Cuando nos llaman necesitamos que nos faciliten una dirección real. No vale decirnos: ‘Estoy donde la tienda tal o no sé que’, aunque me sé casi todas las calles de memoria y si no la conozco por lo que sea, el grupo de compañeros por la emisora solucionan las dudas rápidamente», finaliza Miguel Ángel Rayo. Como todavía le quedan muchos años por delante, seguro que seguirá recopilando historias en su taxi.

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