festividad de todos los santos

Los emeritenses recuerdan a sus difuntos bajo la lluvia

Centenares de ciudadanos acuden durante la jornada al cementerio de Mérida para adecentar lápidas y honrar a sus seres queridos

El vendedor Adolfo Suárez señala que el precio de las flores se ha incrementado entre dos y tres euros con respecto a otros años

Emeritenses en el cementerio municipal, este miércoles.

Emeritenses en el cementerio municipal, este miércoles. / EL PERIÓDICO

"Para nosotros es una tradición y obligación venir en un día como hoy a visitar a nuestros difuntos". Así se ha expresado esta mañana el emeritense Domingo Lozano, a su salida del cementerio municipal de Mérida, tras limpiar las lápidas, cambiar las flores y tener un momento íntimo de recuerdo a sus seres queridos en compañía de su mujer. "Son muchas las emociones", ha confesado. Como él son muchos los emeritenses que en el día de hoy acuden al camposanto para recordar a los que ya se fueron, con motivo de la festividad de Todos los Santos.

A pesar de que la jornada en la capital extremeña está muy desapacible, con lluvia y viento, los ciudadanos están acudiendo desde primera hora de la mañana al camposanto, eso sí, con paraguas en mano. "Siempre venimos porque los difuntos son nuestros padres y hay que visitarlos. El corazón se te pone a 120, pero la vida es así y tenemos que asimilar todo lo que venga", ha manifestado Sofía Oliva, de Calamonte.

Un cuarto de siglo lleva poniendo su puesto de flores Adolfo Suárez, natural de Mérida. El vendedor ha explicado que la afluencia de público fue muy buena ayer, pero hoy será menor debido a las precipitaciones. El precio de las flores ha subido "por lo menos dos o tres euros" con respecto a otros años, lo que conlleva que la gente compre menos, además de que la variedad es menor. Las más demandadas son los claveles, por 15 euros el ramo, seguidas por las margaritas, a seis euros.

Por su parte, Elvira Nevado lleva más de 40 años vendiendo castañas a las puertas del cementerio durante estos días festivos, así como en su puesto de la calle Santa Eulalia. "La cosa este año está un poquito floja, pero vamos sacando perras para los garbanzos y el tocino", ha bromeado. "Hoy habría sido un llenazo, pero el tiempo no nos acompaña y no viene tanto público", ha lamentado. Sus castañas proceden de Guadalupe, donde "la que no la come, la escupe", y reconoce que ha tenido que subir el precio porque ha subido el del fruto y el carbón.

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