Acedo, exconcejal del PSOE, ha sido encargado de las actividades teatrales de la capitalidad cultural. El nombramiento y la aceptación han causado estupor en algunos. Colaborar en puestos de responsabilidad en un acontecimiento como el citado es un honor para cualquier cacereño. ¿Por qué el estupor? Porque las cosas se están haciendo mal. Existe una comisión política, con una irrelevante presencia de la Junta por cierto, que se hizo una foto y no ha vuelto a dar señales de vida. En estos eventos se crea una gestora que concibe un proyecto global y nombra a las personas que lo desarrollan. Sin embargo las decisiones se toman unilateral e individualmente. De manera que un acontecimiento con el que deben comprometerse todos los cacereños está patrimonializado por unos pocos. Un proyecto que debiera ser consensuado se rige por el ordeno y mando. En este contexto la postura de Acedo será incómoda. Unas veces podría ser acusado de espía, otras de colaboracionista y siempre deberá tener mucho ojito con la política teatral que va a hacer, porque él se ha confesado socialista y no es lo mismo programar ´El Divino Impaciente´ que ´La ópera de cuatro cuartos´.