La imagen del general Ezponda, "último capitán general que hubo en Extremadura", y algunos de sus objetos personales, como su sable; el bastón que el general Rodríguez Arias, de Ceclavín, donó a la Virgen de la Montaña; una antigua tabla de tallar a los quintos o un antiguo bombo para sus sorteos. Son parte de la presencia militar en tierras cacereñas que se puede evocar a través de las 200 fotografías y muy diversos enseres que muestra la exposición Presencia del Ejército de Tierra en Cáceres y provincia .

La idea surgió de otra que el fotógrafo cacereño Juan Guerrero realizó a finales del 2008. Versaba sobre 50 años de la Concatedral de Santa María y, al visitarla, el teniente coronel Rincón y el comandante Galindo pensaron que podría estar bien hacer algo similar sobre el Cimov. Así comenzó a gestarse la muestra que hasta finales del presente mes de mayo, coincidiendo con la Semana de las Fuerzas Armadas, podrá visitarse en el Palacio de las Cigüeñas, sede de la Comandancia Militar de Cáceres.

A través de ella el visitante podrá adentrarse en momentos históricos de la presencia del Ejército en Cáceres y su provincia desde 1897, año de la imagen más antigua que puede contemplarse, hasta la actualidad, con la imagen del general jefe de la Primera Subinspección del Ejército de Tierra, con sede en Madrid, y la alcaldesa de la ciudad cargando el paso de la Virgen de la Montaña el pasado mes de abril.

A través de las imágenes "se ofrece un recorrido a toda la historia militar de Cáceres y provincia desde que existe la máquina fotográfica", señala el comandante Antolín Galindo, coordinador de la muestra. Y no solo las oficiales, sino también instantáneas sobre los momentos cotidianos en la vida de los soldados. Y con ellas y el resto de los objetos y enseres que se exponen, se recordará una presencia militar antaño muy intensa, pues aunque de ella solo queda el Cimov cacereño, en la muestra se hace presente también el antiguo acuartelamiento de Plasencia o la academia preparatoria que en otros tiempos existió en Trujillo.

Y como se pone de manifiesto en el propio folleto de la muestra, "con esta exposición se pretende hacer un pequeño recuerdo de los tiempos más singulares de la presencia militar en Cáceres a partir del siglo XIX, que fue cuando la provincia empezó a contar con guarniciones de marea permanente".

Y se hace, añaden, "con la seguridad de despertar en la memoria de muchos instantáneas que, sin duda, harán evocar tiempos pasados en donde, incluso, algunos se podrán reconocer; y viajar a través de las imágenes mostradas y que son reflejo de la vida cotidiana de otras épocas, en diferentes localidades".