Le ha costado más de dos años y un largo proceso judicial, pero el cacereño Teodoro Sánchez Calvo podrá cobrar por fin el premio que le correspondió en el sorteo de la ONCE del 22 de septiembre del 2002 y que un vendedor le impidió disfrutar porque le engañó alegando que sólo tenía el reintegro y se quedó con él.

Era asiduo comprador de cupones de la ONCE, pero reconoce que desde entonces no ha vuelto a jugar. No oculta que poder cobrar los 30.000 euros con los que resultó agraciado es importante, "pues el dinero siempre viene bien", pero asegura que lo que más le satisface es demostrar que decía la verdad. "Aunque han sido muchos los que me han apoyado, también hubo quienes dudaban de si mentía, por eso lo que de verdad me satisface es que todo se haya aclarado y que la justicia haya desvelado que yo decía la verdad".

Teodoro Sánchez, que trabaja como vigilante en un centro de la Junta en Cáceres y reside habitualmente en Navaconcejo, en el Valle del Jerte, no puede negar que lo ha pasado mal hasta que la sentencia de la Audiencia Provincial de Cáceres le ha dado la razón.

En su mente tiene gravadas todas las fechas y hechos de una historia que durante años le ha costado mofas, dudas..., y que ahora le ha hecho famoso, "soy la noticia, al menos en el pueblo", reconoce con ironía.

Una curiosa historia

Todo comenzó el 21 de septiembre del 2002. Ese día Teodoro Sánchez, al que diariamente le guardaban los cupones de la ONCE en el bar de la ITV de Cáceres, el mismo que jugaban sus propietarios y clientes asiduos, pasó a tomar un café y se llevó 15 cupones, los de los días que llevaba sin pasar por el bar. "No me preocupé de los cupones hasta que un día vi al vendedor de la ONCE en el pueblo --en Navaconcejo no hay ningún otro vendedor-- y le pedí que comprobara si tenían premio. Me dijo que tenía dos reintegros de 1 euro y otro de 2 euros, éste en el número 54.906, precisamente el que había obtenido un premio de 5 millones en el sorteo del domingo 22 de septiembre, y yo, confiado, se los cambié por tres cupones".

Teodoro asegura que en ningún momento dudó del vendedor, y por ello le sorprendió cuando el 2 de octubre, al pasar por el bar de la ITV de Cáceres, como habitualmente hacía al salir de trabajar, le increparon por no haber ido a celebrar con ellos el premio. "Mi reacción inmediata fue salir hacia Navaconcejo para buscar al vendedor y pedirle explicaciones. Este negó que se hubiera quedado con el premio y comencé un peregrinaje por las delegaciones de la ONCE hasta que finalmente averigué que mi cupón se había cobrado en Plasencia".

Teodoro asegura que nunca dudó de que se descubriría la verdad, pero reconoce también que si finalmente cobrará el premio es porque donde compró el cupón sabían perfectamente que el 54.906 serie uno se lo habían vendido a él. "Si yo hubiese comprado el cupón a cualquier vendedor en la calle, que es lo que imagino pensó el que intentó engañarme, nunca hubiese podido demostrar lo que pasó".

Ahora sonríe al recordar, aconseja cuidado al comprobar los boletos de juegos de azar, y espera ansioso recibir su dinero para celebrar el fin de su extraña experiencia con sus compañeros de trabajo y los amigos que le dieron el premio y el aviso del engaño de que había sido objeto. Mientras, José Javier Díez Gamero, el vendedor que intentó engañarle, se enfrenta a tres años de prisión.