Hay que remontarse a finales del siglo XV para encontrar algún rastro de los primeros dueños del palacio del Vino. Perteneció entonces a Francisco de Ovando y fue heredado por su hijo Cosme. En el XIX pasó a manos de los Mayoralgo, familia de alta alcurnia, que se desprendió de él al no poder mantenerlo. Tras ser ocupado por Adolfo López Montenegro, perteneció a Dolores López Montenegro y ahora, al actual dueño, Alvaro Pellón.