--Ya están aquí las Navidades e imagino que usted más que nadie tendrá la agenda hasta arriba durante estos días, ¿qué actividades realizará en estas fechas con motivo de la celebración de la Navidad?

--Me encanta la Navidad. Estos días visito y celebro la eucaristía en el Centro Penitenciario de Cáceres. La experiencia es muy fuerte e intensa. También, en la Nochebuena, visito el comedor social de las Hijas de la Caridad, así como a los Hermanos de la Cruz Blanca que tan inmensa labor están realizando con los sufrientes. Estos días tengo el gozo y la alegría de encontrarme con los niños y los jóvenes en la ermita de la Paz, donde a través del Movimiento Scouts Católico traen desde Belén el fuego como símbolo del inmenso deseo de paz de los pueblos. Como puede comprobar, no me aburro.

--¿Alguna anécdota curiosa que le haya pasado durante la Navidad en años anteriores?

--Una anécdota curiosa que me ocurrió recién estrenado como obispo de esta diócesis. En estos días de Navidad suelo visitar los colegios para felicitarles la Navidad. A unos niños les pregunté ¿sabéis que es un obispo? Una niña, muy graciosa, me contestó: Yo sé que es un Obispo, el aparcamiento de mi padre, Obispo Galarza.

--Como figura representante de la Iglesia en la localidad y en toda la zona, ¿cree usted que esta celebración, tan importante desde siempre en nuestro país, está perdiendo su sentido religioso tradicional para convertirse en una fiesta en la que prima el consumismo? ¿Cree que se puede hacer algo para frenar esto?

--La fiesta de la Navidad, en su sentido profundo y religioso, hoy queda reducida a pequeñas comunidades, parroquias y familias que viven el verdadero sentido de la Navidad, el Amor de Dios por cada uno de nosotros y, muy especialmente, por los pobres. La crisis tan tremenda que estamos viviendo está haciendo que los pobres sean cada vez más pobres. La Iglesia, a través de Cáritas y de tantas asociaciones, está realizando una inmensa labor sirviendo a los necesitados y de esta forma colabora a que la Navidad pueda ser una realidad para todos.

--Entonces cree que la crisis sí que está afectando en las celebraciones que se desarrollan en estas fechas, ¿verdad?

--Sin duda alguna, la crisis afecta mucho a esta celebración cristiana y, por supuesto, a todos los demás días. Sin embargo, no puede estar en crisis nuestra solidaridad porque en estos días son muchas las personas que tienen el sabor amargo de que no corresponde la luminosidad exterior con los dramas que viven en su corazón.

--¿Qué opina de los derroches económicos tan innecesarios que se llevan a cabo durante estos días? ¿Se lleva a cabo, desde la Iglesia, alguna campaña de sensibilización con los más necesitados durante estas fechas?

--La Iglesia Diocesana está desarrollando siempre, y en estos días con más énfasis, proyectos y ayudas concretas a familias y personas necesitadas. El Proyecto Hombre trabaja con las personas que viven esclavas de adicciones y solicitan, en estos días tan señalados, ayuda para intentar paliar y resolver estas situaciones y procurar la integración en la sociedad y en el mundo laboral de estas personas. Cáritas está realizando una extraordinaria labor porque conoce y ama a los pobres y lo hace desde cada pueblo, desde cada parroquia. Sería interminable y excesivamente prolijo citar todas y cada una de las labores que realiza la Iglesia, que quiere salir a los caminos e invitar a la fiesta de la solidaridad.

--A nivel más personal, sin tener en cuenta su función como Obispo de la Diócesis, ¿Qué supone para usted la Navidad? ¿Cómo le gusta vivirla? ¿Qué cosas que no haga durante otros días del año hace durante la Navidad?

--La Navidad es para mí una fiesta entrañable y alegre. Hace años que no la vinculo a tradiciones afectivas o recuerdos para los que ya no están con nosotros, que son la mayoría. La vivo con el sentido religioso. Vivo una vida sencilla. Visito mi pueblo de Malpartida de Cáceres y comparto con mi familia que allí vive y con mis amigos. Procuro, como siempre he hecho, disfrutar de las cosas sencillas de la vida que, además, suelen ser gratuitas. Me gusta visitar belenes, llamar a los amigos, escuchar villancicos, visitar enfermos, leer libros-

--¿Qué deseo le pediría usted al año nuevo?

--Deseo que la crisis que vivimos pase al baúl de los recuerdos y a los libros de historia. Que la paz en el mundo sea una pronta realidad. Que el hambre desaparezca del planeta. Que los parados encuentren trabajo y que Jesús nos haga felices a todos.